Capítulo 3

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Hoy viernes, volvía a casa después de haberme quedado solo un poco más en la biblioteca, tenía que entregar un ensayo para mis clase de historia y había perdido el tren que normalmente tomaba, así que la estación ya no estaba tan llena como lo hubiera estado hace media hora. El tren llego y yo me senté, me puse mis audífonos y encendí mi discman, escuchaba Chopin y no supe porque, pero a veces puedes sentir cuando alguien te está observando así que mire en el tren y asomando su cabeza en un vagón que estaba frente al mío estaban los rizos de Tom, el me sonrió y se levantó de su asiento, llevaba un libro en la mano y se sentó junto a mi antes de que pudiera quitarme ambos audífonos.

-Debí preguntarte si podía sentarme contigo, pero ya lo hice.- me sonrió y comenzó a guardar su libro en la mochila.

-Está bien ¿Qué lees?-pregunte evitando mirar de nuevo al contenido de su mochila, no quería que pensara que soy una metiche.

-Es Othello, de Shakespeare ¿Tu que escuchas?-cerro su mochila y me miró fijamente mientras yo comenzaba a guardar mi discman.

-Que británico, estaba escuchando a Chopin.

-¿Saliste más tarde hoy?- asentí.- ¿Qué hacías?

-El proyecto de Historia ¿Ya lo empezaste?- asintió con la cabeza y se dejó caer sobre el asiento, como para relajarse.

-Lo que me preocupa en realidad es el examen de algebra lineal, soy pésimo.

-Podemos repasar, si quieres- Me quede helada por un momento ¿Yo propuse eso? ¡Qué vergüenza! ¿Y si pensaba mal de mí?

-Sería una buena idea.- ambos asentimos, como tontos y luego Tom suspiro.- ¿Qué harás este fin de semana?- su pregunta me hizo sentir un vuelco en el corazón y aparte la vista de su cara.

-Nada, solo estudiar y hacer mi tarea, a menos que mi madre quiera que hagamos algo.

-Hay una reunión, en una cafetería del centro ¿Te gustaría ir? También va a ir Chas, pensé que te diría pero he notado que ella ha estado bien ocupada últimamente.- ambos nos reímos.

-¿Por qué no me envías un e- mail y me dices la hora y el lugar? Así podre pedirles permiso a mis padres.-me mordí el labio inferior y las manos me sudaban ¿siempre se sentía así hacer amigos niños?

-Claro... O puedes darme tu número.- Él se puso rosado de la cara y se rasco la nariz mientras me veía, de nuevo sonreía de medio lado, se le marcaban unas pocas arrugas de felicidad en los costados de sus ojos, producto también de las manzanas sonrosadas que adornaban sus mejillas.

-¿El de mi casa?- inquirí con nerviosísimo, me sobe las manos en la falda.

- Solo si tú quieres.- suspire y asentí de nuevo, actuaba como tonta cuando él estaba frente a mí.

-Claro ¿Tienes donde anotar?- se puso nervioso y saco una libreta de la mochila. Ambos bajamos en la estación y caminamos juntos un par de calles hasta que claro teníamos que separarnos, no vivíamos tan lejos el uno del otro.

-Entonces, te llamo mañana.- le dije que estaba bien y ambos nos despedimos.

Chas me visito es noche porque su novio se había ido a casa de unos amigos a jugar Nintendo, nos recostamos en mi cama con los pies sobre la cabecera, arrojándonos m&m's y palomitas encima para atraparlas con la boca abierta.

-¿Cómo sabes que él es el indicado?- Le pregunte a Chas y ella se encogió de hombros, la palomita le cayó sobre el cabello rubio. –digo, no te juzgo pero, apenas y tienes una semana de salir con el ¿No te parece algo rápido?

When we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora