La verdad

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Después de que Kala se despidiera y se fuera, mis hermanos, el maestro y yo nos fuimos a nuestras habitaciones a dormir... Pero yo no me dirigía para eso. 

Descubrí las sábanas de mi cama, puse las almohadas de manera que se formara un bulto en el cual pretendiera que estuviese durmiendo y esperé unos diez minutos con la esperanza de que fuera tiempo suficiente para que todos ya estuviesen dormidos. 

Abrí la puerta silenciosamente y agudicé mis oídos. No había ningún ruido afuera, excepto uno que otro ronquido de parte de mis hermanos, así que salí con confianza. Di unas cuantas volteretas "estilo especial Michelangelo" y caminé de puntillas para que mis pasos no resonaran en la sala. 

Tomé mi skate y me marché.

Me sentía muy nervioso mientras recorría rápidamente los túneles de las alcantarillas, puesto que era la primera vez que salía SOLO de noche, desobedeciendo las estrictas reglas de sensei.

No tardé en llegar a la superficie y empecé a patinar por las orillas de las azoteas de los edificios mirando hacia todas partes para ver si encontraba a la odiosa de Kala que pretende llevarse a mi Raph. 

Pasé un buen rato dando vueltas sin obtener resultado a mi búsqueda, y un poco más tarde casi olvido mi misión cuando de pronto finalmente vi su silueta metida sospechosamente en un callejón. 

Me detuve al instante y sujeté mi skate en el aire. Bajé del edificio y me asomé por detrás de la pared del callejón para verla. Y ahí estaba, efectivamente. Pero... no estaba sola

Me alteré rápidamente creyendo que quizás sería Raph. Sin embargo, al mirar con más detención, suspiré aliviado al notar que eran ninjas del Clan del Pie

Uff... qué susto. Por un momento en serio creí que se trataba de... ¿Eh?... ¿¡AAH!?

¿¡NINJAS DEL CLAN DEL PIE!? ¿¡P-Pero qué están haciendo ellos aquí!? 

Mi instinto de ir a combatirlos hizo que sacara mis armas y saliera de mi escondite, pero cuando oí la voz relajada de Kala, me oculté rápidamente detrás de un contenedor de basura. Lo bueno fue que no me oyeron ni me vieron... Al menos eso creo. 

-¿¡Tanto dinero ganaré!? -exclamó Kala, sorprendida - Vaya, veo que esas tortugas son más valiosas de lo que creí. Ese tal Shredder debe estar desesperado -rió burlona - Muy bien, aceptaré hacer el trabajo de engatusarlos. Con este dinero tengo suficiente para independizarme para el resto de mi vida -lanzó una risotada de forma maliciosa - Por suerte, las tortugas son unos tontos. No sospechan absolutamente nada. Y el más torpe parece ser ese enano malhumorado de cinta naranja, y ese tal Raphael... ¿Realmente cree que me gusta?

Apreté los puños de mis manos con fuerza y fruncí el ceño, enfurecido. 

¡Maldita! ¡No sólo se atrevió a engañarnos a todos y fingir que estaba enamorada de Raph, sino que además tenía un "acuerdo especial" con nuestro clan enemigo! 

¡Demonios! ¡Tengo que avisarle a mis hermanos y a mi Sensei cuanto antes! 

Me levanté sigilosamente del suelo y comencé a caminar lentamente en retroceso, agachado. Esperé no chocar con el cuerpo de un enemigo como siempre suele suceder en comics de misterio, pero en lugar de eso, ocurrió lo más típico que pasa en esos casos: aplasté una maldita y deliciosa galleta crujiente que me delató.

"Genial"... esto es "genial". 

Varios ninjas no tardaron en rodearme y amenazarme con sus filosas katanas mientras Kala se ponía frente a mí. 

-Vaya, vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?... Al enano pecoso -preguntó y se contestó ella misma - Ya me pareció haber oído a una rata asquerosa. Así que eras tú... -se burló - Has oído todo, ¿no es cierto? Bueno, dime... ¿cómo es que se te ocurrió la "fantástica" idea de perseguirme? Veo que tienes agallas... pero eres un tonto. Te metiste en la boca del lobo -se acercó a mí, sonriendo con sorna - Ibas a contarle a tu familia la verdad, ¿no? Pobre ingenuo. Lástima que aunque pudieras darles la noticia, ellos no reaccionarían como tú esperas -entrecerró los ojos. ¿Qué me quiso decir con eso? - Pero eso no importa, pues ahora eres presa fácil. Sólo mírate; somos diez contra uno... ¿qué piensas hacer?

Lo que siento de verdadWhere stories live. Discover now