Viaje

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(Sigue ¨Raphael¨)

Me había quedado un buen rato afuera pensando en lo de antes, pero como empezaba a hacerse tarde... demasiado, decidí regresar a la guarida. Mis pensamientos acerca de cómo reaccionaría todo el mundo una vez verme llegar no eran precisamente pacíficas. De seguro recibiría sermones otra vez... así que no tuve de otra más que prepararme mentalmente para soportar los próximos minutos.

Sin embargo, en cuanto entré, no vi a nadie. Es decir... supuse que Leo me estaría esperando en el sofá para dictarme su típica reprimenda, pero no. Miré hacia la puerta del laboratorio y pude saber al instante que ni siquiera Donnie estaba dentro debido a la puerta semi-abierta y las luces apagadas. Okay... eso sí me parecía extraño.

Me dirigí entonces a las habitaciones, creyendo que quizás se habían ido a dormir o algo, pero tampoco. Y luego, finalmente fui hacia mi última opción; la cocina. ¿Estarían cenando?... Aunque no había olor a comida, así que mis expectativas de que se encontraran ahí iban bajando poco a poco hasta que lo vi con mis propios ojos. 

Nadie.

Muy bien, ¿a dónde se fue todo el mundo?

-¿Buscas a alguien? -de la nada, la voz de Splinter detrás de mí me sobresaltó y me hizo girar al acto para verlo. Suspiré por un momento aliviado; al menos él seguía aquí.

-¿En dónde están los chicos? -fui directo a lo que quería saber.

-En una camioneta de camino a la Casa de Campo de la joven April -respondió con total naturalidad, como si hubiera sido una noticia común y corriente... ¡A la mierda! 

-¿¡Qué!? -exclamé con notable molestia - ¿¡Cómo que van allá!? ¿¡Por qué justamente ahora!? ¿¡Cómo es que no me enteré de nada!?

-La joven April llegó aquí con su padre a despedirse justo en el momento en que tus hermanos regresaron. Por sus semblantes y obvias palabras, pude adivinar que tuvieron problemas con "alguien que debía dejar de ser un payaso y usar la cabeza" -me lanzó aquella indirecta, alzando un ceño. 

Maldito Leo... ¡sé que fue él quien dijo eso! ¡Se va a enterar!

-Les dije que te esperaran -prosiguió sensei - pero no me hicieron caso... Aún así, les di permiso, ya que parecían necesitar algo de aire libre.

-Y... -carraspeé un poco, tratando de "disimular" - ¿No te contaron nada... más?

-¿Cómo qué? -sonrió astuto y cómplice. Estaba de más decir que sí sabía... 

-Argh... -gruñí, frotándome la cabeza - Olvídalo, sensei... 

-¿Se puede olvidar algo que te da vueltas en la cabeza? -preguntó de pronto - Hay cosas que no se pueden olvidar, aunque tú no quieras recordarlo.

Arqueé el ceño confundido. ¿A qué venía esas frases raras ahora?... 

-No puedes esperar a que tus hermanos simplemente ignoren lo que sucedió, y sabemos que tú tampoco lo harás -continuó hablando - Debes arreglar las cosas y convertir ese mal recuerdo en una experiencia que pudo ser solucionada gracias a que se decidió hacer lo correcto. 

-... -esta vez le quedé viendo, comprendiendo lo que me quería decir - ¿Insinúas entonces... que debería ir tras ellos?

¿No podía sólo esperar a que regresaran?

-A ustedes les hace falta un cambio de aires para poder despejar sus pensamientos -colocó una mano sobre mi hombro, sonriendo dulcemente - Además, ¿por qué no aprovechar estar fuera de casa por una semana?

Lo que siento de verdadWhere stories live. Discover now