26.

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El silencio se sentía especialmente pesado ese día.

YoungJae jugaba con sus dedos, intentando encontrar algún tema de conversación para consolar a su amigo que observaba melancólicamente el gran ventanal a su derecha, las luces que embellecían Corea encendiéndose una a una en una bienvenida al anochecer y una despedida a ese día tan sorpresivo. Era el último en que se verían antes de su descanso de dos semanas y, para su sorpresa, se lo había tomado mejor de lo que esperaba, teniendo en cuenta que sus expectativas veían a JaeBum capaz de lanzar una campaña de protesta en contra de su propia salud con tal de asegurarse más tiempo a su lado. Cuando le susurró a JinYoung al respecto, éste se limitó a decir "no se preocupa por él, pero sí por ti" antes de marcharse con Jackson, sus manos enlazadas balanceándose y sus mejillas arreboladas siendo testigos de cuánto realmente extrañaría a su pareja. Tímido, había arrastrado a JaeBum hasta la cafetería a la que solía ir en sus ratos libres para disfrutar su compañía luego de tantos días sin noticias suyas, pero desde que habían descansado sus traseros lo único que los había acompañado había sido el silencio, obviando los ruidos de fondo del lugar.

El pelinegro carraspeó por tercera vez en un lapso de diez minutos, dispuesto a sacar a relucir sus nulos dotes sociales con algún chiste y arrepintiéndose al instante, llevando la taza de café a sus labios ya entreabiertos mientras mentalmente se regañaba por su inutilidad. ¿Desde cuándo era tan difícil iniciar una conversación con JaeBum?, ¿quizá era porque nunca había tenido que llamar su atención, ya que ésta siempre estaba puesta en él?

Se sumergió en sus pensamientos, evaluando críticamente lo último, el causante de su crisis de cinco segundos interrumpiéndolo al soltar sin miramientos:

—Tengo una cicatriz en el huevo.

Se atragantó con su café y se giró hacia él, por fin encontrándose de nuevo con los oscuros ojos en lo que llevaban del día, tomándose su tiempo para limpiarse el líquido que se le resbalaba de entre sus comisuras antes de recaer en su oración.

—¿Huevo...? —lo dejó pasar, centrándose en lo más importante tras el asentimiento del chico que secaba con su pulgar lo que se le había pasado por alto—. Dijiste cicatriz... ¿cómo pasó?

—Mhm... es una larga historia.

🍒

Años atrás.

La voz de Tita le entraba por un oído y le salía por el otro, acostumbrado a sus regaños al punto de haber desarrollado un piloto en automático donde, al estar parado frente a ella, sus palabras rebotaban de aquí para allá, ninguna siendo absorbida por el chico que, cansado por el largo día donde se había molido en una pelea con pomelos con su vecino, resultando en éste posiblemente tuerto, lanzó la única bomba que se le ocurrió entre lágrimas falsas y voz atascada: "quiero suicidarme".

No había contado con que su Tita sería capaz de quitarle la tranca al baño con el temor de que acabara quitándose la vida en su privacidad, las consecuencias de su mentira reluciendo más que nunca el día en que entró al sitio de golpe mientras el niño se duchaba, preguntando alterada "¿Te estás matando?" antes de vislumbrar a un asustado JaeBum rasurándose, su presión elevándose por los aires al igual que su voz al gritar "¡¿Estás suicidándote cortándote los testículos?!", para luego pillar que hacerle eso a alguien con una navaja no era buena idea, resultando en JaeBum con un testículo sangriento y en emergencias.

🍒

YoungJae se cubría el rostro, sacudiendo su asiento con su risa.

—¿Recuerdas cuando le dijiste a tu mamá "gracias por castrarme frente a mi novio"? —el pelirrosa asintió—. ¿Cómo podrías culparla de algo que hiciste tú mismo? —carcajeó con toda la fuerza que sus pulmones le permitían, el volumen acallando las protestas y, de hecho, aumentando aún más gracias a la expresión ofendida que le obsequiaba la pobre víctima que aguardó paciente a que se calmara, una sonrisa dibujándose poco a poco en su rostro—. ¿Qué significa huevo, de todos modos?

—Testículo —explicó, no ocultando el deleite de ver a su cariño recuperar un poco de su brillo ante su trágica historia—. Lo aprendí en mis clases de español, me lo dijo un compañero cuando me invitó a probar los suyos. Decliné su generosa oferta, sin embargo, ya que sólo estoy interesado en los tuyos.

—... ah, creo que sus huevos le servirían a tu Tita si necesita otro árbol en su jardín.

pink as my dickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora