3.

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—¿De qué me perdí? —preguntó YuGyeom, dejando su charola en la mesa y tomando asiento con una mirada cautelosa posada en el pelirrosa... el cual comía de un pote con gelatina, sus ojos fijos en YoungJae como si no quisiera perderse un solo detalle del chico que intentaba con todas sus fuerzas no derramar su jugo por los nervios.

YuGyeom se preguntó por qué siempre se rodeaba de gente tan extraña. Entonces recordó que él era igual de rarito.

—Bueno, pasa que Pinkie Pie se ha unido a nuestro grupo en busca de las joyas mágicas de YoungJae —comentó JinYoung, chasqueando la lengua. Jackson, a su lado, soltó una risita.

—¿Dónde están los demás?

—Ah, Bam está comprando algo con Mark hyung y...

—Hola —saludó animadamente el peliblanco, interrumpiendo la explicación para sentarse junto a JinYoung como si el hecho de que el popular modelo asocial estuviese en su mesa no le perturbase en lo absoluto. Tan tranquilo como cualquier otro día, comió su sándwich en silencio, revisando las notificaciones de su móvil y riendo brevemente de vez en cuando.

Pero cuando Mark llegó, la reacción fue bastante diferente.

—Cariño —saludó a YoungJae porque era al único al que no había visto antes de entrar a clases, dejando una botella con leche de fresa frente al pelinegro junto con una caricia en su mejilla—. Espero que tu primer día esté yendo bien.

—Uhm —el chico borró la sonrisa que había esbozado por el lindo gesto, reemplazándola por un puchero nervioso—. Bueno, surgió algo...

—¿Qué cosa?

—Hola —una voz irritada le respondió. Giró un poco la cabeza para percatarse de la presencia de la persona más interesante del instituto. Decir que estaba sorprendido era poco.

—¿Estás socializando? —soltó antes de poder detenerse, llevándose una mano a la boca para cubrirla por la estupidez que acababa de soltar. JaeBum ladeó la cabeza.

—No realmente, estoy cortejando a tu amigo.

—¿Oh? —BamBam levantó la cabeza, dejando su celular a un lado, completamente interesado ante la información—. Vaya, sunshine, tu primer día aquí y ya estás ligando.

—Puedo jurarte que no busqué nada de esto —se defendió él—, ¡ni siquiera sé por qué me quiere! ¡¿Por qué me quieres?! —esto último soltó con exasperación hacia el pelirrosa, el cual se limitó a pasar un dedo por la comisura de los labios ajenos, limpiando las gotitas de jugo que se le habían escapado.

—¿Por qué no quererte?

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No sabía cómo había sobrevivido al receso y al resto de las clases junto a ese chico que le miraba como si fuese un tesoro y le hablaba como si lo creyera capaz de entender algo de lo que decía. YoungJae no era tonto, pero ciertamente no podía mantener una conversación sobre la teoría de cuerdas cuando las únicas teorías que conocía eran las del área 51; y por si esto no fuera suficiente para dejarle con los nervios de punta, cuando JaeBum se quitó el suéter y quedó en una camisa rosa de seda que tenía el cuello bastante ancho y dejaba ver sus finas clavículas, no pudo enterrar más su cabeza en su libro en un inútil intento de ignorar su presencia porque, por más extraño que fuera Im JaeBum, nadie podía negar que poseía una belleza arrolladora.

Para el final de su primer día, sus amigos lo esperaban en la entrada con intención de invitarlo a algún lugar para festejar su bienvenida al instituto. Pudo tranquilizarse de a poco; con ellos ahí luciendo tan ansiosos por averiguar más sobre el chico que incluso lo acompañó hasta ese momento, supuso que podría tomarse un pequeño descanso.

Y tuvo razón, porque apenas se detuvieron frente a ellos, Mark soltó la pregunta prohibida:

—¿Por qué vistes tan ridículo?

Lo extraño de él es que nunca se oía ofensivo por más que te tirara un insulto. Siempre parecía un tono pacífico de genuina curiosidad.

Ciertamente, JaeBum no opinaba igual.

—¿Ridículo? ¿Disculpa? —colocó la mano en su cadera y apoyó su peso en un pie, una rodilla estaba ligeramente flexionada y su camisa caía con la gravedad marcando la curva de su cintura. Su cuerpo era una total delicia enfundada en harapos—. Yo estoy metido profundamente en la moda y soy consciente de que todo lo que uso es más aceptable que lo que estás llevando tú.

—¿En qué mundo sería eso posible? —BamBam arqueó una ceja.

—En un mundo donde puedo ponerme un tanga de chicle y será el próximo grito. En el mío.

—¿De dónde es que saliste? —Jackson estaba riendo con fuerza por el rostro deformado en indignación que JaeBum les dedicaba.

—Yo salí de un orfanato —respondió, tomándose la pregunta en serio—. Me eligieron porque era el más bonito. Nací brillando para ser una estrella.

—¿Entonces por qué tardaron diez años en adoptarte?

—Cállate, JinYoung. 


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Mañana tengo examen de programación y mi alarma está para las cuatro de la mañana, junto a una cuerda para colgarme desde algún árbol de la universidad.

Esta capítulo va con la intención de que conozcan un poquito sobre JaeBum. ¡Muchas gracias por leer!

pink as my dickWhere stories live. Discover now