19.

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Era día de exposición.

Varios alumnos yacían recostados en esquinas del salón de clases, en puntos estratégicos donde la profesora no pudiera verlos con sus suéteres en la boca para impedir que se escapasen sus ronquidos; otros tantos fingían prestar atención, sus párpados pesados por el aburrimiento o sus ojos viajando debajo de sus pupitres donde escondían sus teléfonos.

Luego estaba YoungJae, quien fruncía el ceño y anotaba de vez en cuando información, su pie golpeando ansiosamente el piso y su vista desviándose sin querer de la ventana a la puerta del salón una y otra vez.

No había señales de JaeBum.

Pese a su pereza, procuraba cada día esperar a YoungJae en la entrada para llegar juntos al salón pero, para consternación del último, ese día no hubo rastro alguno de él y eso le tenía un poco preocupado.

—Muchas gracias por su atención.

Parpadeó varias veces, volviendo a fijar sus ojos en los alumnos que se retiraban a sus asientos con aplausos desganados acompañándoles. Si estaba en lo correcto, el próximo en la lista era...

—Im JaeBum —la profesora llamó, su mirada viajando por todo el salón en busca de la característica cabellera rosa a la que estaba acostumbrada y su ceño frunciéndose cuando se encontró con YoungJae y la expresión confundida de éste. Abrió la boca para preguntar dónde se encontraba, pero el sonido de algo chocando bruscamente con la puerta le interrumpió un segundo antes de que alguien la atravesara. YoungJae alzó la cabeza esperanzado, esperando ver al chico entrando con su porte de superioridad como siempre, pero en su lugar estaba JinYoung, su rostro serio mientras le explicaba algo a la profesora y una de sus manos desviándose un momento para apuntarle a él antes de regresar a la conversación.

Bien, definitivamente estaba muy preocupado ahora.

—Choi YoungJae, recoja sus cosas; puede retirarse.

Que JaeBum esté bien, por favor.

🍒

—¡Los testículos son las tetas de los penes!

Definitivamente se oía bien.

JinYoung se había encargado de llevarlo hasta el hospital donde JaeBum estaba siendo atendido. Al parecer se había involucrado en otro accidente y ésta vez había acabado más herido que la última, pero afortunadamente no se había llevado otro puñetazo, seguramente porque se desvaneció en el momento mismo.

Su madre, sentada en uno de los asientos ya que había venido como "apoyo moral" mientras la madre de JaeBum estaba en camino, conversaba con la madre del chico que había chocado con el pelirrosa. YoungJae sospechaba que sólo quería conocer a mamá Im e iniciar una conspiración a favor de una relación que no era, pero prefería guardarse sus opiniones hasta que estuviera todo confirmado.

Lo que definitivamente no entendía era cómo esa conversación sobre el accidente se había transformado en una sobre homosexualidad. Pero bueno, de alguna manera su madre siempre terminaba llevando todo a ese punto.

—Hay que aceptar sus gustos —replicaba Choi Youra con firmeza—, yo, por ejemplo, con los brazos abiertos acepté a mi hijo gay.

YoungJae, pausando sus asentimientos a cada cosa que soltaba, le miró de repente.

—Pero no soy gay, mamá.

—Tranquilo —sacudió una mano, una expresión solemne plasmada en su rostro—, siempre has sido maravilloso y ser gay no tiene absolutamente nada de malo.

—¡Que no soy gay, mamá!

—¡Cállate, hijo gay, te amo como eres!

—¿Familiares de Im JaeBum? —el doctor, divertido, se asomó apenas y sin esperar respuesta les indicó para ir a una de las habitaciones. Al parecer, los gritos de su madre habían sido suficiente confirmación para emparentarlos con el pelirrosa que en ese momento se deshacía en chillidos incoherentes.

pink as my dickWhere stories live. Discover now