15.

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No podían distinguirse voces por el barullo.

La clase estaba hecha un caos, y es que el profesor de historia les había anunciado que podían salir temprano al terminar de hacer las copias y que él les indicara de qué iba el trabajo que debían entregar. Ahora todos estaban gritando la cantidad de hojas que querían mientras dinero salía volando de aquí para allá, agobiando al pobre representante del curso hasta el punto en que éste les soltó todo su estrés en un simple grito:

—¡Tranquilícense, bola de neandertales asquerosos! No puedo creer que sea compañero suyo, ¡parece que estoy en el puñetero jardín de infantes! ¡Incluso hay alguien que parece estar excavando su camino a su cerebro a través de su nariz! Sí, Sehun, hablo de ti —el rubio cabello de Baekhyun parecía tan alterado como él mismo, mostrándose esponjoso tras sacudir su cabeza de izquierda a derecha intentando ver quién le pedía qué. La clase se había sumido en un estupefacto silencio. Tomando una profunda inhalación y luego dejando salir el aire lentamente, preguntó con calma—: Bien, ¿quién más quiere la copia?

Y todo volvió a iniciar.

—¡¿Aceptas peso?!

—¡¿Quéee?!

—¡Chanyeol pregunta si agarras beso!

—Cerecita, hagamos el trabajo juntos —ni siquiera fue una pregunta, así que el pelinegro se limitó a arquearle una ceja a su amigo mientras copiaba lo que el profesor iba anotando en el pizarrón, a diferencia de sus compañeros que sacaban ya sus teléfonos, listos para tomarle una foto y marcharse campantes. Ante la falta de atención, JaeBum frunció el ceño—. Háblame —y no consiguió nada—. YoungJae —alargó, inflando ligeramente sus mejillas. El pelinegro escondía una sutil sonrisa por el infantil comportamiento—. ¿Te gusta la necrofilia? —sonrisa que se borró inmediatamente siendo reemplazada por una mirada espantada—. Porque estoy muerto por dentro.

—Eh... —borroneó una palabra mal escrita—. Me gusta la necrofilia pero no me gustas tú.

Algunos compañeros reían detrás.

  —Brutal.

Pero JaeBum no se sentía ni un poco desanimado.

—Por ahora. 

  🍒   

—¡Buenas tardes, mamá!

—¡JaeBum, hijo!

YoungJae observaba todo con la quijada casi llegando al piso, incluso su mochila se había deslizado de su hombro derecho y se encontraba ya a sus pies tras haber caído con un golpe sordo. Parecería una cómica escena si no estuviera lleno de asombro por cómo JaeBum se tomaba de las manos con su madre antes de empezar a saltar llenos de ánimo.

Ahora entendía porqué se había puesto guantes de látex a segundos de pisar el porche.

—¡¿Mamá?!

—Oh, Jae —se apartó un momento de su adorado futuro yerno para darle un abrazo de bienvenida a su pequeño, instándoles a entrar a la casa—. ¿Tienen tarea? Vayan arriba y en un rato les llevaré algo para que merienden, no quiero que se enfermen antes de tener su día especial —canturreó en su camino a tomar un tarro con chocolate en polvo, dispuesta a hacer merienda digna de críos. Ya había adoptado a JaeBum como un bebé más.

—¿Día especial? —inquirió el pelinegro, masticando una de las galletas que había cogido de la bandeja sobre la mesa del comedor mientras le tendía otra a JaeBum quien apartaba con su pulgar las migajas que quedaban en las comisuras de sus labios, sus guantes olvidados en el bolsillo de sus vaqueros porque el contacto con la piel de YoungJae era algo que no quería ni iba a evitar.

—¡Claro! Cuando dejes de hacerte el difícil y le des el sí —ahora JaeBum palmeaba suavemente la espalda del chico que se deshacía en una tos violenta, pedazos de galleta volando en todas direcciones—. Ah, pero saliste a mí —chasqueó la lengua, decepcionada—. Eso es malo.

—No se preocupe, mamá, nadie más que nosotros podrá tenerlo —afirmó JaeBum, guiando a su chico a su habitación como si él no hubiese estado viviendo ahí toda su vida. YoungJae no atinaba a decir nada en medio de su mortificación, por lo que el pelirrosa no vio problema en acercarse y susurrarle al oído—: Nadie más que yo.

  🍒   

—He estado pensando —murmuró JaeBum desde la cama, apartando por fin su nariz de las almohadas que tenían impregnadas el olor de YoungJae. Al apenas abrir la puerta se había lanzado directo a la que sería la mayor fuente de su felicidad, luego del mismo dueño de ella, enredándose en las sábanas como un cachorro después de su baño; envuelto en su propio capullo, era tan adorable que no pensarías que discutía por gusto y gritaba obscenidades sin reserva. El pelinegro levantó la cabeza desde donde intentaba hacer la investigación de tarea, deleitándose momentáneamente con el espectáculo que era el cabello rosa sobresaliendo entre montones de algodón blanco—. Y el estilo de los dementores podría ser el próximo grito de la moda —siguió. YoungJae sólo lo miró el silencio porque el pelirrosa empezaba a emocionarse, sus ojos viajando frenéticamente por toda la habitación como si ideas estuvieran flotando frente a él—. Podría incorporar en la sesión humo de fondo —y continuó murmurando para sí, por lo que el pelinegro volvió a girar para regresar a sus asuntos hasta que le escuchó decir—: El modelo perfecto sería JinYoung porque pisa un lugar y le quita toda el aura de felicidad.

—¿No crees que te sentaría un estilo mandrágora?

—¿Eh?

—Es que chillas como para enterrarte.

Lejos de ofenderse, el chico sonrió.

—Al revés. Si me entierras es que me harás chillar. 


   🍒  🍒 🍒 🍒 🍒 🍒 🍒 

Buenas tardes, estrellitas. Lamento mucho la tardanza, es que estoy pésima de salud, de inspiración, dE GANAS DE VIVIR. No sé qué me anda pasando que estoy jodiendo todo. asko tus fiks amika

¿Cómo estuvo su navidad? ¿La pasaron bien? Yo ni siquiera pude comer. ME QUEMA, ME LASTIMA, literal.

Bueno, espero que pasen buenas fiestas. Beban por mí y coman por mí. Recuerden que mi estómago vale por ocho.

ME ENCANTAN. HASTA LUEGO.

pink as my dickWo Geschichten leben. Entdecke jetzt