12.

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Era día de conferencia.

Un sábado.

Querían morir.

Tras haber estado sentados desde las siete de la mañana en incómodas sillas de plástico que no hacían más que causarles un dolor de espalda que tenía a JinYoung quejándose constantemente y a YuGyeom diciéndole lo viejo que estaba -obteniendo así un fuerte apretón en una oreja, la cual quedó rojísima por otras dos horas-, pudieron por fin tomarse el descanso de mediodía para buscar qué comer.

Mientras todos conversaban sobre qué podían comprar -y otros cuantos sobre lo tacaños que eran los maestros al no poner para el almuerzo porque, demonios, llevaban ahí horas por un puñetero título que quizá no les serviría para nada-, JaeBum se mantenía bastante entretenido en su móvil, esquivando sorprendentemente todos los obstáculos que se le interponían en su camino como si tuviera un tercer ojo. YoungJae se preguntó qué es lo que le tenía tan atrapado para no prestarle atención cuando constantemente aprovechaba cada momento para montársele encima.

Mark, YuGyeom y BamBam se ofrecieron para comprar todo, dejando así solos al grupito de siempre que se había arrastrado hasta el gran gimnasio del sitio entre gritos animados de Jackson por la comida gratis, regaños de JinYoung que no se tomó la molestia de corregirle ante su errónea idea y un YoungJae perezoso que apenas al ver una silla en medio del gimnasio, se lanzó en ella para tomarse una siesta de cinco minutos.

En la otra punta del sitio, una banca de madera teñida en los colores que representaban el instituto le llamó enormemente la atención a Jackson quien prácticamente obligó a JinYoung a cargarla con él hasta el lugar donde se había instalado YoungJae. Jamás se le pasó por la cabeza pedirle a su amigo a irse él a sentarse con ellos, pero bueno, años de amistad habían dejado en claro que Jackson no solía pensarse demasiado las cosas.

JaeBum se había sentado en el piso, a los pies de YoungJae, todavía centrado en su móvil pero al menos ahora con su diestra acariciando distraídamente el tobillo del pelinegro.

—¿Qué es eso? —preguntó éste, apuntando un escrito escondido parcialmente bajo las nalgas de Jackson. Él se arrastró y leyó en voz alta:

—"El que se siente en esta banca quiere pene".

JaeBum, casi como si estuviera programado, se lanzó a la banca con las piernas abiertas de par en par antes de jalar a YoungJae en un movimiento fluido y dejarlo caer en el espacio entre sus muslos. Como si no hubiera pasado nada, apoyó su mentón en el hombro del chico y continuó viendo en su móvil lo que ahora YoungJae por fin podía identificar como un escrito. JinYoung sacudía su cabeza.

—Y creí que Jackson me ponía en vergüenza.

—Tú me amas como soy.

—Te dije que no me gustan las mentiras.

—¡Pero...!

—Hey, encontré galletas en mi mochila —anunció YoungJae, deteniendo la discusión matrimonial para ofrecerles de la bolsita. Él ni siquiera había reaccionado ante lo que había hecho JaeBum. De alguna manera, el que no hiciera algo como eso es lo que le hubiese parecido extraño a estas alturas.

Vagamente cruzó por su mente que ese hecho debería de asustarlo.

—JaeBum —llamó Jackson, curioso por lo callado que estaba el usualmente parlanchín personaje—, ¿qué es lo que estás leyendo?

—Un estudio sobre los heterosexuales.

—¿Existen aún de esos? —picó cómicamente.

—Pues las chicas que pasaron por ti, no —respondió JinYoung. Jackson abrió la boca, ofendido.

—El estudio dice que el 30% de los hombres heterosexuales no se lavan el culo —comentó JaeBum, masticando su galleta.

—O sea, tres de cada diez heterosexuales —afirmó su amigo apartando el rostro de Jackson que se había ido acercando cada vez más en medio de su teatro.

—Aquí estamos... —empezó éste con la voz distorsionada por lo aplastada que tenía la mejilla.

—De los heterosexuales —repitió YoungJae con simpatía. JaeBum arqueó las cejas y sentenció:

—Aquí no estamos.

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La pausa para comer había terminado y ya estaban entrando de nuevo al gran salón. Los profesores no volvían y JaeBum, ya habiendo leído todo lo que necesitaba, no cerraba la boca con respecto al tema. Tenía hartos a sus amigos, y que no pudiera conversar sobre lo aprendido lo ponía más ansioso así que, aprovechando que había un montón de personas dispuestas a escuchar, se subió a la tarima sin siquiera vacilar y tomó uno de los micrófonos.

—Buenas tardes, damas, caballeros e indefinidos. Hoy vine aquí con la intención de confirmar algo de suma importancia, así que les haré varias preguntas y espero que las respondan con el fin de ayudar a la causa. Recuerden que es por la ciencia.

La manera en que hablaba era tan confiada que todos afirmaron casi tan apasionados como él se mostraba. Con pasos elegantes, se acercó hasta un chico y le preguntó formalmente:

—¿Pasas los dedos entre tus nalgas con ellos girando en círculos encima de tu ano para higienizártelo con jabón?

A lo lejos se podía escuchar cómo JinYoung escupía su jugo y un pedazo de estima por su amigo.

—No —murmuró el chico, parpadeando varias veces.

—Entonces no eres gay.

—¿Si te lavas el culo eres gay? —inquirió otro muchacho con la mano alzada en el aire esperando por su respuesta.

—Pues yo lo veo bastante realista considerando que te lavas el culo y ¡tienes novio! —le gritó con gracia su compañero.

—¡Cállate, Hoseok!

—¡¿Entonces es cierto?! —otro muchacho chilló.

—Genial, JaeBum —masculló YoungJae, ya colocado a su lado para dedicarle su típica mirada de desaprobación—, acabas de ensuciarle permanentemente el trasero a todos los hombres heterosexuales.

—¡El estudio decía que el 30% de los hombres heterosexuales no se lavan el culo!



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SE ACERCAN LAS FINALES, ¡¿QUIÉN ME OFRECE UN SUICIDIO DOBLE?! 

Yo no sé qué hacer cuando entro acá y miro cómo crece el número de votos y lecturas. Me vuelvo loca y quiero llorar. Parece que sí tenía corazón.

Espero que la estén pasando mejor que yo que tengo ojeras nadando entre más ojeras y bolsas bajo los ojos capaces de cargar toda la homosexualidad que leo. 

MUCHAS GRACIAS POR TODO Y QUE TENGAN UNA BUENÍSIMA SEMANA. 

pink as my dickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora