Capitulo 1: "Esto apenas comienza" (Pt 2)

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—¿Y bien, cómo fue el viaje? —Pregunta mamá tratando de aligerar el ambiente mientras Cal rebusca la carne entre el estofado y yo trato de no atorarme con las habichuelas.

Caleb deja de comer y levanta la mirada, observando a mi madre con una expresión mordaz y una sonrisa que no le toca el rostro.

—Fue un viaje en autobús, Nora, no crucé el atlántico. Pero gracias por el fingido interés. —Sin más, vuelve a su plato y mi madre trata de recomponerse de su ataque sorpresa.

—¿Cuál es tu problema? —Pregunta mamá poniendo ambos brazos a cada lado de su plato. Cómo si estuviera lista para levantarse y lanzarle un plato en la cabeza.

—Tú sabes cuál es mi maldito problema, Nora. —Escupe Caleb y se levanta de la mesa. —Se me quito el hambre. —Dice en un tono mordaz y sale por la puerta principal.

Yo no puedo hacer más que observar la escena, sin atreverme a despegar los ojos de los dos, pero rebuscando con mi mente el último lugar donde estuvo el teléfono inalámbrico, por si tengo que llamar a la policía.

—¿Qué demonios acaba de pasar, mamá? —Pregunto cuando se cierra la puerta.

—No lo sé, cariño, pero prepárate. —Me advierte. —Esto apenas comienza. —Dice observando la puerta a su derecha, como si aún estuviera viendo el fantasma de Caleb azotando la puerta.

—Y por favor cuida tu lenguaje, sabes que odio que maldigas. —Me reprende, fijándome como el nuevo blanco de sus regaños, reemplazando al que se le acaba de escapar.

La cena se ha arruinado, así que, levantando los trastes y llevándolos a la cocina me dispongo a lavarlos para volver a mi ensayo de la revolución Francesa, pero mis planes son nuevamente interrumpidos.

—Necesito que lleves las cosas de Caleb a su habitación. —Ordena mi madre y ruedo los ojos.

—Yo no soy su sirvienta, mamá, deja que lo haga él. —Protesto. Tal como el resto de adolescentes promedio, soy vilmente ignorada, así que dejando los trastes medio lavados me dirijo a la sala, tomo las cosas de Caleb y me dirijo escaleras arriba a lo que será su habitación.

Le hemos adoptado un cuarto en el altillo de la casa que ha pasado por varias etapas: ha sido cuarto de cajas y chécheres viejos, cuarto de juegos con todo mi arsenal de Barbies, peluches, carritos y juegos de mesa, tapizado de goma para protegernos de los golpes y caídas, ahí pasé unos de los mejores momentos de mi infancia temprana con Caleb, jugando a la casita y que éramos parte del elenco de High School Musical. Yo era Sharpei, por supuesto.

Ahora esa será su habitación.

Arrojo las maletas sobre el colchón nuevo con un poco de fuerza excesiva, sin darme cuenta de que están mal cerradas, así que, cuando impactan sobre la superficie blanda, rebotan y casi la mitad de su contenido queda expuesto ante mi vista atónita.

Es dinero, dinero en efectivo, fajos de dinero amarrados con caucho y mezclados de mala gana con su ropa interior.

¿De dónde sacó todo ese dinero?

¿Qué clase de niño de 17 años tiene tanto dinero?

¿En serio usa boxers?

No tengo tiempo para seguir formándome preguntas estúpidas, porque una voz, de tono grave y nada amistosa me saca de mis cavilaciones.

—¿Qué estás buscando entre mis cosas, Julsie? —El tono de Caleb es peligrosamente bajo y me toma por sorpresa así que doy un brinco quedando frente a él, pero lejos de darle gusto, exteriorizo toda mi molestia y la lanzo contra él.

—Mamá me ordenó traer tus cosas aquí. Si tienes alguna objeción puedes quejarte con la administración. —Dijo refiriéndome a mi madre.

Para darle énfasis a mi implacable discurso tomo algo de lo que salió volando de sus maletas entre mis manos, pensando que es una camisa y continúo hablando. —Y solo para que quede claro, no soy tu maldita sirviente, así que tendrás que ordenar todo este lío solo, ¿Entendiste?

Caleb abre los ojos como platos y contiene una carcajada al ver lo que sostengo en las manos, así que sigo el curso de su mirada solo para darme cuenta de que lo que sostengo en realidad se trata de un par de sus boxers negros. La cólera mezclada con la humillación y la vergüenza se trepan por mis mejillas en forma de un tono carmesí vibrante y no tengo manera de esconderlo, así que gruño humillada y lanzo la fina e íntima pieza de vestir directo a su cara, pero él la atrapa en el camino y la sostiene contra su pecho.

—¿Siempre tienes que ser un completo asno, Caleb? —Pregunto exasperada e intento pasar de él, pero me doy cuenta que está bloqueándome la entrada.

Mi peyorativa lo toma por sorpresa y aunque intenta mantenerse serio, puedo ver cómo oculta una sonrisa burlona detrás de sus labios rojos.

—No sería del todo malo, primita. No me molesta su anatomía especialmente si fuera de la cintura para abajo. —Me guiña un ojo llevando mi exasperación al siguiente nivel, pero no puedo escapar, y él no parece querer dejarme salir. —Pensé que el venir aquí sería una completa mierda, pero ahora creo que será divertido, sobretodo si puedo hacerte poner así. —Señala mis mejillas rojas y yo quiero esconderme bajo una roca.

—Tienes razón, Cal. —Digo, sacando valor desde mi reciente destruida dignidad. —El que hayas venido es una completa mierda, el hecho de que tu padre sea una maldito alcohólico no significa que nosotras tengamos que hacernos cargo de ti, así que, ¿Podrías por favor no estorbar mientras cumples los dieciocho? Después podrás hacer lo que te plazca con tu vida.

Esta vez su mirada es de disgusto y algo de decepción. Es evidente que lo he dejado sin argumentos, inmóvil y con sus pies pegados al piso, así que está vez cuando intento pasar de él hacia la puerta no me detiene.

Una vez en mi cuarto azoto la puerta y me aseguro de poner el pestillo antes de recargarme contra ella y soltar un sonoro suspiro.

Sintiéndome acalorada y algo confundida recuerdo las palabras de mi madre más temprano en la noche: Esto recién comienza. Solo espero sobrevivir a Caleb. Espero que el tiempo pase lo más rápido posible para no tener que verlo otra vez, a decir verdad me pone nerviosa de una manera extraña, no soporto su mirada avellanada y no sé porque, tal vez solo sea mi instinto diciéndome que es un mal rollo, que es una patada en el trasero y que debo procurar estar a millas de tipos como él.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now