Capitulo 7: "Así es como debe ser" (Pt 1)

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El camino a casa es tranquilo y en silencio, aunque me mantengo sujeta a Cal en todo momento escuchando su corazón, como una garrapata. En gran parte es por el miedo a caerme de esa cosa, pero también porque su olor y el calor de su cuerpo es lo único que me mantiene cuerda después de todo lo que pasó.

—¿Julsie? —Llama suavemente por encima del hombro. Es entonces cuando me doy cuenta de que me he quedado dormida en algún punto del camino y que hemos llegado a casa.

Bajo con cuidado del aparato y camino a casa con las piernas agarrotadas y el alma en los pies.

Tengo miedo de encontrar a mamá en la sala y que se dé cuenta de mi estado, pero un alivio inmenso me recorre al encontrar una notita en el refrigerador que dice que está cerrando el negocio de una casa no-sé-donde y que se demora un par de horas.

—¿Un negocio un domingo? —Pregunto mostrándole la nota a Caleb.

—No lo sé. —Mira la nota con desdén y finge desinterés, pero noto como se le tensa la mandíbula.

—¿Cal? —Pregunto alcanzandolo, en su camino a la heladera.

—¿Mmm? —Murmura sin mirarme.

—¿Qué es lo que sucede entre tu y mi madre? —Trato de indagar pero se pone la caja de jugo de naranja en la boca y finge dar un sorbo larguísimo.

—Dios, estoy muerto de hambre, ¿Tu no? ¿Quieres pasta? Puedo preparar pasta o macarrones con queso. —Dice al cabo de un rato, dándome una sonrisa deslumbrante que me hace temblar las piernas. Me sorprende la habilidad tremenda que tiene para desviar el tema de conversación.

—Cal, sé que estás ocultándome algo, algo grande. Sé que sabes algo que yo ignoro y estás manteniendome deliberadamente en la oscuridad. —Hablo con dificultad.

—Escucha Julsie... —Empieza a hablar. —Hemos tenido un día muy largo, y si ha sido una verdadera mierda para mí, no me imagino lo que habrá sido para ti. Y no creo que hablar de esto lo vaya a mejorar.

—Pero... —Intento protestar, pero llega hasta mi con suavidad y acuna mi rostro en sus manos cálidas.

—Ya encontraremos el momento, ¿Vale? —Me mira con sus ojos avellana derritiendo todos mis escudos, y solo puedo asentir con la cabeza maldiciendo por lo bajo por siempre hacer que haga lo que dice.

—Esa es mi nena. —Sonríe y me da un besito en la frente. Mi estómago brinca con las mariposas que han nacido allí. Se separa de mí y camina hacia la alacena abriéndola de un solo extremo y pregunta: —Entonces, ¿Pasta?

Cuarenta minutos después los platos de pasta vacíos reposan frente a nosotros en la mesa del comedor y nosotros permanecemos en silencio el uno frente al otro.

Pienso en todo lo que pasó hoy, en cómo terminé involucrada en algo que nunca pensé, en cómo mi vida estuvo en peligro y en cómo esto puede representar el inicio de una persecución por parte de Oliver Henry o por parte de Baxter por haberme entrometido en sus planes.

—¿Jules? —Caleb me llama suavemente sacándome de mi ensoñación.

Levanto mi mirada del suelo y lo observo con atención, la luz tenue de la chimenea lo ilumina preciosamente haciendo que sus ojos color avellana se vean aún más grandes y luminosos, sus cabellos brillan en tonos rojizos como pequeñas partículas de fuego que salen disparadas de las brasas con el viento y sus labios rosados me llaman aún más de lo que debería admitir.

—¿Mmm? —Inquiero luego de unos segundos eternos en los que nos observamos fijamente.

—¿Por qué lo hiciste? —Su pregunta me deja fuera de base, no solo porque es de lo que menos me apetece hablar, sino porque no tengo idea de una respuesta concreta.

—No lo sé. —Respondo con franqueza. —Farah es solo una niña indefensa, ¿Qué edad tiene, catorce? —Asiente lentamente. —Ni siquiera veinte millones pueden comprar tranquilidad, o reparar el daño que Oliver Henry hubiera podido hacerle.

—Te sacrificaste por ella. —Afirma luego de un rato. No sé si con lastima o admiración. —Ni siquiera la conocías.

—Sabía que tú estabas cerca, y que no dejarías que nada me pasara. ¿Pudiste tomar las fotos?

Asiente asqueado.

—Intente llegar a ti apenas entraste al cuarto, pero... Baxter y sus hombres me detuvieron. —Sonrie con pesadez y entiendo que no lo detuvieron con palabras amables. Es entonces que los golpes de su rostro adquieren sentido: Se ha llevado una paliza por mi culpa.

—Lo siento. —Trato de llegar a él estirando mis manos a través de la mesa. Pero se aparta lentamente.

—Cuando ví a ese imbécil encima tuyo yo... Lo perdí. —Mira al suelo y su mandíbula se aprieta dolorosamente con el recuerdo.

—No pensé que fuera a llegar tan lejos. ¿Baxter me vio? —Pregunto ahora, horrorizada.

—Tus senos y tú culo, si, como todos. Pero no tu cara. Y por alguna razón piensa que eres Cristal. —Sigue sin mirarme y rígido como una tabla.

—Le dije a Farah que ese era mi nombre. Ella debió haber hablado con él. —Acoto imaginando la escena. —¿Crees que podría hacerme algo?

—No por ahora, pero se dará cuenta tarde o temprano, y vendrá por ti. No podría resistir algo así. Eres lo único que me queda. —Me mira brevemente antes de volver la vista a la nada y puedo ver sus ojos cristalinos, con lágrimas agolpandose desde los extremos.

Sus palabras me atenazan el corazón. Solo entonces me doy cuenta de lo importante que soy para él, aún no sé bien de que manera, pero puedo sentir algo ahí.

—Nada va a pasarme Cal. —Trato de calmarlo.

—Si, tal vez metí un poco la pata hoy. La idea era detenerte, solamente. —De repente levanta la mirada del suelo ante mis declaraciones, observandome con atención. —No quiero que te metas en líos, y menos con esa gente. Hay otras maneras de salir de este basurero. ¿Sabes?

El efecto que tienen mis palabras es el contrario a lo que esperaba; se pone de pie de la mesa y camina lejos de mí, con los puños apretados y las pupilas dilatadas.

—No necesito niñera, Jules. —Escupe al encararme de nuevo.

Ah, ¿Volvemos al "Jules" ahora?

—Lo único que tenías que hacer era mantener tu trasero en tus asuntos. ¿Tienes un novio? Bien, ve y cogetelo y hazle drama a él, síguelo a él y déjame la puta vida en paz. Ya tengo suficiente mierda con la que lidiar como para sumarle una niñata que cree que tiene que salvarme de algo.

—Bien. —Respondo solamente. En mi fuero interno he procesado algunas mejores respuestas, pero su frialdad y falta de sentimientos me ha dejado herida y fuera de combate.

Puede ver mi expresión rota por un par de segundos e intenta acercarse de nuevo, ablandando los puños de sus manos y suspirando buscando paciencia.

—No sé si lo que hiciste hoy fue muy estúpido, o muy valiente Jules. Por favor no vuelvas a hacer algo así y por favor... Alejate de todo esto. —Ordena suavemente, pero es más una súplica. Y tiene razón. Debo mantenerme en mis asuntos de lo contrario todo podría acabar peor. Pero, alejarme de todo esto, significa que también tendría que alejarme de él y ya no sé si quiera eso.

—Alejarme de todo esto, ¿También te incluye a ti? —La sola pregunta abre una grieta en mi corazón y me estoy tambaleando en el borde de ese precipicio.

Él no responde nada.

—¿Quieres que me aleje de ti? —Pregunto al cabo de un rato.

—Si.

Y entonces caigo en el precipicio. Mi piso se tambalea bajo mis pies y me zumban las orejas.

¿Cómo es posible que pueda decirme algo así? Yo pensé, yo pensé que...

Joder.

Con la puta dignidad en el piso me pongo de pie y camino escaleras arriba, al baño. Necesito limpiar toda la suciedad y mierda de hoy, incluyendo a Caleb y la forma tan asquerosa en la que acaba de mandarme a la mierda.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now