Capitulo 3: "Visitas de Cristal" (Pt 2)

298 24 0
                                    


¿En qué clase de negocios sucios está Caleb?

¿De ahí habrá obtenido todo ese dinero?

¿Estaremos en peligro ahora que vive aquí?

Dios santo, ¿En qué momento se volvió un criminal?

Aunque, más que atormentarme por todos los interrogantes anteriores me atormenta saber cómo encaja mamá en todo esto y porque Caleb dijo semejantes cosas.

Cuatro kilómetros y trescientas calorías después me encuentro sentada en la entrada de mi casa sobre el andén, recobrando un poco el aliento antes de entrar, y tratando de prepararme mentalmente para volver a estar en el mismo espacio tiempo que Caleb.

—¿Qué haces ahí sentada, Jules, perdiste tus llaves de nuevo? —Por un segundo pienso que es Caleb mofándose de mí, pero al levantar mi vista encuentro a Dustin parado frente a mí, ofreciéndome su mano para ponerme de pie.

—Si vienes a burlarte de mí, creo que no estoy de ánimo. —Resoplo mientras limpio el sudor de mi frente y tomo la mano que me ofreció para ayudar a levantarme. Sé que está aquí por Cristal, pero en este momento necesito su mano amiga.

—Ey, alguien amaneció tensa, ¿Soñaste de nuevo que estabas desnuda en clase de gimnasia? —No sé si está intentando subirme el animo o solo quiere terminar de molestarme.

—Dustin, en serio no estoy de ánimo, Caleb me pillo espiandolo hace unas horas y... —Me interrumpe.

—¿Vas a vender sus fotos por internet al fin? —Sus ojos brillan por la diversión evidente que esto le causa. —¿El hijo de puta, está ahí adentro? —Pregunta y mira por encima de mi hombro como si pudiera verlo a través de la pared.

—Si, estos días han sido un desastre total, he estado a punto de llamar a la policía unas quinientas veces, y hoy, tuve que salir a trotar porque no soportaba estar en casa.

—Jules, eso no tiene ningún sentido. No puedes tener miedo de estar en tu propia casa. —Su tono vuela a estar preocupado en dos segundos y me escanea con la mirada buscando algún daño.

—No es miedo, es solo que... Preferiría no compartir su mismo aire. —Digo al final.

—Venga ya, esto es ridículo, Jules, es tu casa, no puedes vivir afuera solo porque él es un imbécil. —Toma mi brazo y lo enreda con el suyo antes de empezar a caminar a casa.

—¿Qué haces? —Pregunto tratando de zafarme.

—¿Cómo que qué hago? Te estoy llevando a tu casa, bruta. —Me arrastra implacable y en menos de cinco segundos estamos cruzando por el umbral de la puerta.

El olor a tocino y huevos fritos invade mis fosas nasales y me invita a correr hacia la cocina. Me imagino a mamá preparando el desayuno pero en lugar de eso me encuentro con un Caleb envuelto en un delantal de besa al cocinero con su cabello sujetado en una coleta para evitar que caiga sobre la comida.

—Oh, ahí estás, primita. —Saluda Caleb agitando un cucharón en mi dirección. —Estuve pensando en ti y en lo que pasó desde que entré en esta casa y llegué a la conclusión de que sería mejor empezar de cer... —Se interrumpe a sí mismo cuando ve a Dustin parado tras de mí. —¿Quien es él?

—Oh, él es Dustin, es mi mej... —Ahora yo soy interrumpida por el chico castaño de ojos negros, parado tras de mi.

—Su novio. —Se presenta y pasa de mí extendiendo su mano para saludar a Caleb quien ahora nos observa con la mirada endurecida, todo gesto de gentileza se ha desvanecido.

Miro a Dustin con cara de: ¿Qué demonios? Pero me ignora deliberadamente.

—¿El que te llevó en su auto? —Lo mira de arriba a abajo y chasquea la lengua con desaprobación. —Creo que estás muy pequeña para tener novio. —Suelta de repente e ignora la mano extendida de Dustin.

Sé que debería aclarar este malentendido, decir que Dustin es solo mi amigo, que hemos Sido amigos por casi once años y que lo seguiremos siendo hasta que estemos juntos en el asilo de ancianos, pero en lugar de eso lo que sale de mi boca es:

—¿Tu quien te crees para decirme eso, mi padre? —Escupo iracunda tomando a Dustin de la mano. —Creí que esta mañana habíamos quedado en que me dejarías en paz.

—Jules yo... —Empieza a hablar elevando el tono de la voz pero lo callo antes de humillarme más.

—¡Joder, déjame en paz Caleb! ¿Porque no te largas de una maldita vez? —Aun con Dustin de la mano, empiezo a hacer mi camino escaleras arriba hacia mi cuarto arrastrándolo conmigo. Dejando a Caleb con el desayuno servido y la cólera desbordándose por sus ojos color avellana.

—¿Qué fue eso? —Pregunta Dustin cuando puede cerrar la puerta.

—¿Porque le dijiste que eras mi novio? Que pasa contigo Dustin. —Pregunto arrinconandolo contra la puerta. —¿Hay algo que me quieras confesar, tienes un crush por mí o algo? —Pregunto de nuevo elevando el tono de la voz mientras lo miro directo a sus ojos negros.

—La verdad, Jules... Hay algo que quiero decirte. —Confiesa con dramatismo y se pone la mano en el corazón. Ya se por donde va esto y no estoy de humor para sus bromas pesadas, así que le tiro una almohada en la cabeza.

—Callate bobazo, no es gracioso. —Le amonesto mientras pongo mi trasero sobre el colchón de la cama, tratando de seguir enojada por su imprudencia, pero no puedo enojarme con él, simplemente no puedo.

Todos alguna vez, incluso mi madre han creído alguna vez que somos más que amigos, pero nosotros siempre nos reímos de ellos, es como si estuviera enamorada de alguien de la familia. Aunque por alguna razón prefiero no llevar mis pensamientos tan lejos, supongo que porque enamorarse de alguien de tu familia sería casi un crimen.

—¡Claro que lo fue! ¿Viste su cara? Si no supiera que es tu primo diría que está celoso. —Se desparpaja de la risa lanzándose a mi lado en la cama, pero su risa ahora no es contagiosa. Sé que es un chiste pero, él porque no me parece gracioso sigue siendo un misterio. —Pero ya en serio Jules, no quiero que se meta contigo, no quiero que piense que estás sola.

—No lo estoy, tengo a mamá... —Espero encontrar consuelo en mis palabras, pero sé que es imposible que ella pueda protegerme. —Y te tengo a ti.

—Pero como tu amigo no puedo protegerte, ahora, si soy tu novio... la cosa cambia, podría incluso mudarme los fines de semana. Además agilizaremos su salida de esta casa. —Propone y no me parece del todo una mala idea.

—¿Estás seguro de que no estás enamorado de mi? —Vuelvo a preguntar en broma y le doy un codazo amistoso.

—Por favor Jules, no solo tendría que estar enamorado de ti, sino también de tu ego gigante. No eres el centro del universo, ¿sabías eso? —Pregunta y me recuerda de inmediato lo que le dije a Caleb hace un par de horas.

—Basta ya, ella te está escuchando. —Respondo poniendo las manos sobre mi pecho, indignada. —Sabes que es una chica sensible. —Digo refiriéndome a mi ego gigante.

Dustin bromea conmigo diciéndome que al ser hija única siempre fui la niña mimada y que al volverme su amiga lo fui aún más, fabricando un ego del tamaño de Rusia que es incapaz de romperse como la gran muralla china.

—¿Podrías recordarme a que venía hoy? —Pregunta luego de un rato en silencio incorporándose en la cama. —Ah sí, para hacer el ensayo de la revolución Francesa. Venga ya, enciende esa chatarra a la que llamas computadora y terminemos con esto.

—Sé que es por Cristal, pero fingiré demencia y aceptaré tu ayuda con intenciones secundarias.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now