Capitulo 14: "Cóctel de escopolamina" (Pt 2)

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Los siguientes acontecimientos de la noche llegan a mi por medio de flashes inquietantes: Gian sacándome a rastras por la puerta de atrás de la caja. Gian poniéndome dentro de un vehículo viejo y oxidado. Gian poniendo un costal de tela sobre mi cara, como si estuviera lo suficientemente consciente como para saber a dónde me lleva.

Cuando mi estado de consciencia es finalmente aceptable y vuelvo en mí lo suficiente como para abrir los ojos, siento unas ganas horrendas de vomitar, como si tuviera la peor resaca de mi vida, siento puntillas clavadas en mi cabeza y unas náuseas espantosas formándose desde el fondo de mi estómago.

Me esfuerzo por mantener mis jugos gástricos dentro de mí respirando profundamente y me obligó a absolver cada detalle del lugar. Estoy completamente a oscuras y sé que aún llevo el costal de fieltro puesto sobre la cabeza pues el olor a patatas rancias no me deja respirar, pero a través de los diminutos huecos de la tela logro percibir un fantasmagórico halo de luz azul entrando por una ventana, lo que me indica que sigue siendo de noche.

El interior de la habitación está completamente vacío salvó por un pequeño montón de tela arrugada en la esquina contraria a mí que se mueve rítmicamente hacía arriba y hacía abajo, como si respirara. Tardo solamente dos segundos en darme cuenta de que no es la colada atrasada por lavar, es una persona.

Reconozco sus jeans desgastados y su camisa negra de los Rolling Stones. Es Caleb. Ahogó un grito, pero las lágrimas se deslizan por mis mejillas como si fueran manantiales.

—¿Cal? —Susurro apenas. Me doy cuenta de que mi boca está reseca y aún me siento algo grogui por la escopolamina, como si tuviera telarañas en la lengua. Así que me aclaro la garganta y lamo mis labios con mi lengua para tratar de humedecerlos un poco antes de volver a hablar. —¿Cal?

Al ver que no responde, trato de zafarme de mi agarre y llegar a él, solo entonces soy consciente de mi posición corporal; tengo la manos atadas sobre mi cabeza, a una viga enorme justo a mis espaldas, mis pies unidos por algo que parece cinta adhesiva justo sobre los tacones.

Mis manos son un caso perdido, toda la sangre ha seguido el curso de la gravedad, drenándose completamente de mis extremidades, de manera que ahora son un par de masas inútiles que no puedo sentir ni mover.

Pataleo para tratar de romper la cinta que rodea mis zapatos pero también es inútil, supongo que estamos perdidos.

Un momento, ¡Mi teléfono!

Me remuevo en mi posición tratando de hacerlo caer de entre mi brassier, pero no logro sentir el frío del vidrio táctil, así que supongo que Gian lo ha descubierto y se ha deshecho de él.

La esperanza se va tan pronto como llega.

No sé cuánto tiempo ha pasado, he empezado a contar los segundos, pero he perdido la cuenta después de llegar a tres mil. Tengo hambre, pis, sueño, ganas de un baño y una cama decente, pero poco a poco descubro que eso no puede estar más lejos de la realidad.

Me he cansado de gritar y pedir ayuda, casi hasta desgarrarme la garganta, lo que demuestra que estamos en un lugar tan remoto que ni los cuervos van a poder alcanzarnos al morir.

También he decidido dejar de llorar, pues mi creciente estado de deshidratación no es nada provechoso, para poder llorar necesito tener agua en el cuerpo, y mis opciones se reducen a mi propia orina, lo cual se descarta por derecha.

Así que lo único que puedo hacer es rezar, rezar a quien sea que controla los designios de la vida, para que me dé fuerzas, para que no se lleve a Caleb de mi lado y nos de la oportunidad de vivir después de esto, así no tengamos un futuro juntos, que no lo tenemos.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now