Capitulo 5: ¡Luz! (Pt 2)

228 20 1
                                    

Él suspira derrotado, aún con esa mirada en los ojos pero me cede un poco de espacio en mi cama, al parecer finalmente va a abrir la boca.

—No sé qué sucede conmigo, Jules, desde que volví a verte yo… Tu cercanía, tu olor…

Ha empezado a hablar de lo que acaba de pasar y no sé si esté lista para oír esto, menos en este momento en dónde mi juicio está completamente nublado y mi sentido común ha hecho maletas y se ha ido a Marte.

—Caleb, me refiero a tu "empleo", a Baxter, a toda la mierda en la que estás metido.

—Oh. —Dice simplemente, mientras suelta un suspiro aliviado.

No sé qué es lo que estaba apunto de decirme, pero hablar de su actividad delincuencial evidentemente es más fácil. Y ahora me siento intrigada.

—Entonces, ¿Drogas? —Empiezo el interrogatorio.

—No.

—¿Prostitución?

—No.

—¿Contrabando?

—No, Jules.

—Vamos, Caleb. Me estoy quedando sin ideas. ¿Podrías ayudarme? —Palmeo mis piernas en señal de frustración y él suelta una risa triste.

—Secretos, Jules. —Declara solamente.

Al ver que no entiendo en absoluto lo que quiere decir, se acomoda mejor en la cama, de manera que sus piernas apuntan en mi dirección. Del bolsillo interno de su chaqueta saca el sobre de manila que Gian puso sobre la mesa mientras los espiaba, lo abre y empieza a sacar el contenido.

—No estoy segura de querer ver esto, Cal. —Me sorprendo a mí misma llamándolo así, después de tanta hostilidad. Él también parece sorprendido, lo adivino por la sonrisa tímida que se dibuja en sus labios, despertando uno de sus tiernos hoyuelos.

—Jules, tú lo pediste, hace solo cinco segundos. Tal vez después me arrepienta de mostrarte, pero no puedo tapar el sol con un dedo. ¿Está bien? —Inquiere, más que ser una pregunta, se está asegurando de que esté lista para lo que viene.

—Está bien. —Suspiro y le hago espacio en la cama para  que vacíe el contenido del arrugado sobre sobre mi cobertor.

Dos minutos después mi cama está llena de fotos de un personaje pintoresco; Un señor que ronda los cincuenta, bajo, con bigote y una calva cubierta de manera graciosa con cabello que ha dejado crecer de los lados. Podría ser el primo perdido de Danny De Vito, pero luce más como el Doctor malito.

—¿Y él quién es? —Pregunto mirando todas las fotos al tiempo, temerosa de tomar una en concreto. 

—Oliver Henry. Cincuenta y dos años, comerciante medio, dueño de una cadena de tiendas misceláneas en la zona este de la ciudad, esposo devoto, padre de tres y un perro. —Habla sorpresivamente confiado, para haberlo conocido al mismo tiempo que yo lo hice.

—Vaya, parece el amistoso vecino de junto que guarda algo de su cena navideña para los que no tienen hogar. —Observo sin dejar de mirar las fotos puestas frente a mí.

—Correcto, Jules, parece. —Hace énfasis en la última palabra. —Es un buen tipo, trabajador, le costó lo suyo llegar a donde está, pero tiene secretos. Y los secretos son lo más valioso que tenemos, sin ellos no tendríamos identidad.

—Tal vez no sean secretos, tal vez es solo su vida privada, Caleb, todos tenemos derecho a una.

—Tal vez, pero… Veras, los secretos son lo más valioso que tenemos, nosotros solo les ponemos un precio. Entre más valioso sea el secreto más grande será la remuneración. Es así de sencillo.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now