Capitulo 8: "En las sombras" (Pt 1)

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Los días han sido terribles después de aquella noche.

He intentado no cruzarme con Caleb en la cocina, o en la sala, o en el camino hacia la ducha, incluso he tratado de permanecer en casa lo menos posible pero ha sido imposible no cruzarme con él, y aunque no le dirijo la palabra puedo sentir su mirada clavada en mí, como si tuviera pegamento..

Si los días han sido difíciles, no sé comparan con las noches de mierda que he tenido que pasar; escuchando a Caleb entrar a Cristal de manera clandestina a casa por la puerta de la cochera y los ruidos de su cuarto mientras hacen quien sabe que clase de poses del kamasutra. Siento que estoy a punto de volverme loca.

He mantenido la ley del hielo con Dustin por casi diez días por haberme abandonado, aunque tuviera una muy buena justificación: Farah se dió cuenta de todo y quería volver corriendo al motel, lo cual solo hubiera arruinado las cosas, pues habríamos expuesto todo el plan y tal vez ahora estaríamos muertos, así que bloqueó las puertas del Camaro con Farah dentro y la arrastró lejos de El Palacio por unas cuantas horas.

Aún así no volvió por mí, y no supe de él hasta el día siguiente cuando estuvimos en clase, así que se lo merecía. Pero es mi único amigo, la única distracción que tengo del infierno que vivo al estar tan cerca y tan lejos de él, así que, la mañana del miércoles de la semana siguiente a su abandono, lo alcanzo saliendo de nuestra última clase.

—¿Puedo ir a tu casa hoy? —Pregunto igualando su paso al llegar al pasillo.

—No lo sé, ¿Ya te cansaste de ignorarme? —Pregunta sin mirarme, evidentemente cabreado.

—¡Yo soy quien debería estar molesta, Dust! Tu fuiste quien me dejó allí sola. —Exclamo interponiéndome en su camino.

—Ya te pedí disculpas un trillón de veces pero ni siquiera respondes mis mensajes. —Me esquiva y llega a si taquilla girando el candado de clave.

—Mi teléfono está secuestrado. —Le recuerdo captando una mirada incrédula en mi dirección.

—¿En serio? ¿Caleb aún no te lo quiere devolver? —Niego con la cabeza, escuchar su nombre en voz alta me estruja el corazón. —Pideselo de nuevo, o denuncialo con la policía.

—No quiero hacer eso, no tengo evidencia y no quiero hablar con él, estoy haciendo una desintoxicación intensiva.

—¿Y por eso no quieres ir a casa? —Asiento sabiendo que esa no es ni una quinta parte de lo que está pasando y veo por las esquinas de los ojos que varias lágrimas imprudentes empiezan a acumularse allí.

—Oh, nena. —Susurra y llega a mí, dándome un abrazo. —Ya encontraremos la manera de recuperar tu teléfono de las manos de ese animal. —Le devuelvo el abrazo con todas mis fuerzas y sé que todo está perdonado.

—Lo sé, Dust. Gracias. —Sorbo los mocos y limpio mi nariz con el dorso de mi mano luego de soltar su abrazo y pregunto: —Entonces, ¿Podría ir a tu casa ahora?

—Claro que sí, Jules, siempre tengo espacio para ti. —Algo en mi corazón me dice que Dust sabe lo que pasa con Caleb pero agradezco que no lo pregunte y que no me juzgue por eso.

Llegamos a su casa unos veinte minutos después y agradezco por fin poder cambiar de ambiente, su casa es como mi segundo hogar y conozco todos los rincones como la palma de mi mano. Siento que han pasado siglos desde la última vez que vine, a pesar de que solo hayan sido un par de semanas.

Me invita del almuerzo que su madre ha preparado para él y pasamos la tarde en los deberes de literatura y matemáticas.

—¿No se supone que tienes que hacer esto con Cristal? —Pregunta chismoseando mi libreta en donde trato de escribir la solicitud de admisión de Cristal sin usar la palabra perra, o zorra.

C O U S I N S [TERMINADA]Where stories live. Discover now