Capitulo 2: "Escapando a verdad" (Pt 3)

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El resto del día pasa sin ningún otro inconveniente mientras escucho a Dustin parlotear sobre las ventajas que tiene tener a Cristal como compañera de trabajo, y de cómo puede usar eso como excusa para conquistarla.

—¿Podrías por favor dejar de parlotear por un momento? —Detengo el paso mientras caminamos hacia la salida porque en serio no lo soporto más. Es justo entonces cuando veo el auto de mamá estacionado junto a la acera y a un Caleb jovial recostado sobre la puerta lateral, tiene una camisa de los Rolling Stones de color gris arremangada hasta los hombros exponiendo sus brazos torneados y un par de anteojos negros, su cabello castaño se arremolina despreocupado sobre su cabeza.

—¿Quién es ese y porque tiene un auto igual al de tu mamá? Parece extra de video musical. —Se burla Dustin y me saca una sonrisa por primera vez en lo que parece mucho tiempo.

—Es Caleb, es mi primo, vino a vivir con nosotras unos meses. —Me observa incrédulo y suelta un silbido de admiración.

—Deberías tomar fotos suyas a escondidas y venderlas por internet. —Propone y le doy un codazo, aunque la imagen de Caleb semidesnudo queda palpitando en lo más profundo de mi inconsciente.

—Así que, ¿Él es pariente tuyo, Jules? —Pregunta una voz nasal detrás de nosotros. Dustin y yo nos giramos lentamente para descubrir a Cristal mirando a Caleb por encima de mi hombro, con una sonrisa lobuna y unos ojos escrutadores que están escaneando a mi primo de pies a cabeza.

—Ah, ¿Ahora si sabes mi nombre? —Pregunto encarnando una ceja.

—¡Pero claro tontita! Hemos estado juntas desde el kinder. —Pellizca mi mejilla con su mano de cien dólares y se relame los labios cuando vuelve a mirar sobre mi hombro en dirección a Caleb.

—Me emociona trabajar contigo, ¿Puede ser en tu casa? —Pregunta pero no me da tiempo de responder, es como si no estuviera allí.

—Pero hoy no, no puedo ir en estas fachas, tengo que ir al salón. ¿Tal vez mañana? —Intento replicar, pero de nuevo, es como si no estuviera allí. —Perfecto, linda, te veo mañana. Mua. —Me manda un beso por los aires y pasa por nuestro lado saliendo de la habitación como si tuviera un reflector encima.

—Este repentino interés no me gusta. —Concluyo para mi misma, luego de que se ha ido y me muerdo la cara interna de mi mejilla con impaciencia. Es obvio que dirigirá toda su artillería hacia Caleb y por alguna razón me siento mortificada al imaginarla mañana contoneando sus caderas frente a mi primo y sonriéndole mientras seguramente yo tendré que hacer el trabajo sola.

—¿Puedo ir a tu casa mañana? —Pregunta Dustin con los ojos brillando de emoción y le dirijo una mirada mordaz. Él levanta sus manos en señal de rendición.

—Ayudame a salir por la puerta del gimnasio, no quiero que Caleb me vea. —Le digo y empiezo a arrastrarlo pasillo abajo, en dirección contraria a Caleb y su aire de estrella de rock.

—Voy a pensar que le tienes miedo, Jules. —Intuye preocupado mientras llegamos al gimnasio.

—No es eso, Dust. Es solo que no lo soporto, siempre ha sido un hijo de puta conmigo y con mi madre, ni siquiera sé si lo puedo llamar familia. Ahora volvió no porque nos echara de menos sino porque la corte para menores lo obligó y quiero estar cerca de él el menor tiempo posible, quiero que se vaya.

—Así que, ¿Cuál es tu plan? ¿Exasperar al chico hasta que se vaya? —Pregunta y un brillo malicioso le invade los ojos.

—Suena como una buena idea. —Froto mi barbilla sopesando la idea y de hecho la encuentro bastante prometedora. —Necesito de tu ayuda. —Le ofrezco mi mano a Dustin para cerrar nuestro pacto imaginario y unir fuerzas para sacar a Caleb lo más pronto posible de mi vida.

—Cuenta con ello, preciosa. —Estrecha mi mano y salimos por la puerta del gimnasio subiendo a su Camaro color azul y dejando el aparcamiento.

Cuando doblamos por la esquina veo a Caleb buscándome entre los estudiantes que salen a borbotones por la puerta con algo de impaciencia.

—Desacelera Dust, quiero saludar a mi primito. —Le digo con malicia y Dustin me obedece con una sonrisa cómplice.

—¿Jules? —Pregunta Caleb al verme bajar la ventana del auto. —Baja ahora mismo yo te llevo a casa.

—¿Sabes que opino de tus órdenes primito? —Pregunto asomando medio cuerpo por la ventana y en un acto de valentía o inmadurez le muestro el dedo medio y le guiño un ojo. —¡Puedes meterte tus ordenes por donde no te da el sol!

Caleb me ofrece una sonrisa hostil y chasquea la lengua antes de acomodar su cabello impaciente, pero su mirada es una mezcla indescifrable entre, ¿Desafío e irritación, tal vez?

Me doy por bien servida con su reacción y vuelvo dentro del auto mientras que Dustin acelera y le sube el volumen a nuestra poderosisíma Rihanna.

—No le doy ni una semana. —Dice Dustin con aire suficiente y acelera el auto lejos de la secundaria.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora