Capitulo 4: "Siguiendo la pista" (Pt 1)

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Soy excelente guardando secretos. Soy como una caja de Pandora que almacena y almacena información sin revelar nada, claro, pero soy pésima mintiendo; mis ojos vidriosos me delatan, mis manos empiezan a sudar frío y mi respiración agitada me obliga a hablar, a compartir información que no quiero, y las preguntas capciosas de Dustin son mi criptonita.

—¿Entonces no hay nada de raro en tu primo? —Pregunta como quien no quiere la cosa mientras desliza su pantalla de inicio de Instagram.

—Para nada. —Intento mentir estúpidamente mientras arreglo mi cabello frente al espejo, viendo a Dustin por el reflejo. Hoy es la dichosa fiesta de Coop e intento parecer presentable. —¿Que te hace pensarlo?

—Uhm... No lo sé. —Dice usando un tono de voz extremadamente agudo. —Tal vez solo me he dado cuenta del pavor que tienes que estar sola en casa ahora, de como te la pasas viéndolo cada que estamos en la sala, o como hablas en voz baja cada que está cerca.

—¿Que? —Resoplo rodando los ojos intentando darme credibilidad. —¡No! ¡Para nada! Ni hablar... —Mi tono se va apagando a medida que Dustin eleva su ceja cómo diciendo: ¿En serio vas a mentirme a mí?

—¿Entonces porque estás limpiando el sudor de tus palmas en tu vestido? —Inquiere. —¿Necesitas tu inhalador? —Bromea y ruedo los ojos al verme inevitablemente expuesta.

—Ya, está bien, si tiene algo raro. —Intento buscar algo para desviar atención, pero la mirada de Dustin me dice: Ni se te ocurra. Así que prosigo con la verdad.

Cuando he terminado de contarle, casi treinta minutos después, está con la boca abierta y erguido sobre la cama, sus ojos azules abiertos de par en par.

—¿Entonces usa bóxers? —Pregunta y le lanzó mi lápiz labial a la cara, por suerte lo esquiva.

—Concentrate Dustin, te estoy diciendo que vino huyendo de algo, y que viene por la cabeza de mi madre. Esto tiene la palabra peligro por todos lados. —Finalizo y espero mientras veo los engranajes de Dustin maquinado a través de sus ojos.

—La verdad si está turbio este asunto. Creo que debemos investigarlo. ¿Que tenemos de él? —Pregunta. Cuando éramos pequeños nos encantaba jugar Clue, descubrir quién había asesinado al dueño de la mansión, en qué habitación y con que arma, pero esto no era como Clue, ni por asomo.

—No quiero jugar a los detectives Dust, esto no es un juego. La verdad me acojona, prefiero dejar todo como está. Caleb me pone los pelos de punta. —Me doy cuenta, cuando las palabras salen de mi boca que las razones de Caleb para estar aquí no son la única razón para ello, algo en su esencia me atrae, es exquisitamente peligroso, pero a la vez impensable que él y yo... Somos primos por el amor de Dios.

—Y por eso mismo tenemos que saber lo que está pasando aquí, está viviendo bajo tu techo, nena, puede ser un asesino en serie.

—Eso me daría menos miedo, creeme.

—Como el mejor novio falso que ha fabricado la historia, tengo que proteger a mi novia falsa de su peligroso primo que puede ser algo así como la reencarnación de Ted Bundy. Así que tenemos que saber que es lo que está pasando aquí. —Declara impecable y toma el computador que reposa sobre mi viejo escritorio.

Empezamos por Facebook, encontrando el chat al que solía escribirle y que él solía ignorar por completo.

—Existe algo, una pequeña palabra con un poderoso significado, llamada dignidad, ¿Sabías eso? —Se mofa Dustin.

—Era una niña inmadura, y estaba tratando de ayudarlo, quería saber cómo estaba después de la muerte de su madre.

—¿En serio? Wao, el último mensaje fue de hace tres meses, cuando supiste el fallo de la corte, mira esto. —Empieza a recorrer los mensajes de forma ascendente del más reciente al más antiguo y de soslayo alcanzo a contar unos veinte mensajes.

—Bueno, basta ya, se supone que esto es una investigación no un juicio probatorio de mi extinta dignidad. —Suelto evidentemente molesta y le arrebató el computador de las manos.

Le doy clic a la foto de perfil de la esquina superior izquierda y segundos después estoy en la página de su Facebook. He de decir que me siento terriblemente descompuesta, espiar a Caleb de esta manera, con él a unos cuartos de distancia hace que se me revuelva el estomago y que me entren ganas de vomitar.

¿Y si entra en el cuarto?

¿Y si se da cuenta de que lo estamos espiando?

Ni hablar.

En su Facebook no hay nada, nada incriminatorio al menos. No encuentro publicaciones, ni fotos recientes, su lista de amigos está casi vacía, solo unas treinta personas, ni rastro del tal Gian, con quién lo escuché hablar la otra noche.

—A ver las fotos. —Dice Dustin y me hace a un lado para ponerse frente a la computadora.

La última foto fue de hace cuatro años, con tía Jocelyn en el hospital, se veía terriblemente enferma y Caleb, unos años más joven, tenía unos círculos negros bajo los ojos, pero ambos sonreían a la cámara, haciendo el momento menos doloroso para la posteridad.

Caleb se veía diferente, con una mirada distinta, llena de brillo y vida, a pesar de las dolorosas circunstancias, sus ojos avellana eran grandes, cristalinos, y sus pecas aún bailaban sobre sus mejillas.

—Casi podrías decir que era alguien normal. —Ataca Dustin y siento el poderoso instinto de defender a ese Caleb inocente e indefenso, así que cierro la pantalla en sus narices y digo:

—Basta Dustin, Caleb ha pasado por mucho estos años, déjalo en paz. Tal vez solo odia a mamá y a mí por dejar sola a tía Jocelyn antes de morir. Y no lo culpo.

Abrazo el computador contra mi pecho y lo miro mordazmente. Él levanta sus manos en señal de rendición.

—Bien, tal vez tengas razón, pero yo sigo pensando que ese tipo está loco. Tenemos que saber que es lo que quiere.

—Lo haremos, pero tenemos una fiesta en media hora, deberíamos irnos ya.

La verdad doy gracias por esta fiesta y la oportunidad de distracción que esto representa. Un poco de fiesta no ha matado a nadie, como diría Fergie, y poder bailar y distraerme un poco me haría bastante bien.

Nos sorprende que al salir Caleb no está por ningún lado, así que la coreografía de adolescentes calientes que teníamos preparada con Dustin se queda guardada.

—No es como que no la podamos usar en el futuro. —Dice el rubio de ojos azules cuando nos subimos a su auto.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora