Capitulo 5: ¡Luz! (Pt 3)

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Por primera vez en muchos años me cuesta levantarme de la cama, y no precisamente por lo acogedor de las sábanas; La noche que he pasado ha sido de perros y a pesar de que sé que es inutil seguir en la cama porque ya es muy tarde, o temprano, para conciliar el sueño, me revuelvo tratando de aprovechar los últimos segundos antes de que suene el despertador.

—Maldita sea. —Gruño cuando el Ring empieza a retumbar en mi mesita de noche.

Arrojo las cobijas lejos de la cama y pongo mis pies en las pantuflas antes de ponerme de pie, tratando de prolongar mi tiempo en cama, como si tuviera cinco años.

—Buenos días. —Saludo cuando llego a la cocina y huelo el tocino cocinandose en la sartén.

—Buenos días, linda. —Saluda mamá del otro lado de la barra, camino hasta ella y le doy un besito en la frente, tratando de no sentirme decepcionada de haberla encontrado a ella en lugar de a Cal. —¿Dormiste bien? 

Asiento recordando momentáneamente a Caleb anoche, en mi cuarto.

—¿Sabes dónde está Cal? —Pregunto antes de que mi lengua pueda frenar mis pensamientos.

—Ni idea, princesa, esta mañana lo he visto salir en esa maquina del infierno que se ha comprado, quien sabe a dónde. —Saca el tocino de la sartén, escurre el aceite antes de ponerlo sobre el plato con huevos revueltos de un lado y lo pone frente a mí.

—¿Por qué lo odias tanto mamá? —Pregunto de nuevo con el filtro de mi cerebro que me evita decir estupideces, completamente apagado.

Ella se ve asaltada por mi pregunta, como si la hubiera tomado con la guardia baja, pero se las arregla para responder:

—No lo odio, linda. Pero, ¿Has visto su facha? ¡Dios, parece un ratero! Me da miedo despertar un día y encontrar la casa vacía. Hubiera preferido que se fuera al centro de menores.

—Pero, tú lo invitaste a venir, ¿No es así? —De repente se me ha quitado el hambre.

—Lo hice por tu tía, ella hubiera querido que él estuviera con su familia.  —Aunque parece una respuesta ensayada y parece que la hubiera leído de un libro, no la cuestiono.

—Ajá. —Digo solamente y me pongo de pie caminando hacia la nevera. De repente recuerdo las palabras que le dijo a Cal hace un par de días; eres patético, igual que tu madre. Y cada vez me convenzo más de que no fue un sueño.

—¿No piensas desayunar? —Pregunta mi madre cuando me ve abrir la nevera y tomar una caja de jugo de naranja para beber directamente de la abertura.

—Tengo tarea. Voy a casa de Dust, vuelvo en la noche.

—Por favor, texteame cuando vuelvas. —Está evidentemente molesta por no haber tomado mi desayuno, pero no puedo comer después de lo que ha dicho de mi Cal.

—Perdí mi celular. Te aviso por la línea directa. Bye. Te amo. —Me limpio el exceso de jugo con el dorso de la mano y me dirijo de vuelta al segundo piso, tomo una ducha rápida y después de ponerme lo primero que encuentro me lanzó a la calle, trotando a la casa de Dustin.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora