/ Capitulo 01 /

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Saliendo de un OXXO, tu amiga y tú van comiendo papitas mientras ensucian sus uniformes de la escuela

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Saliendo de un OXXO, tu amiga y tú van comiendo papitas mientras ensucian sus uniformes de la escuela.

—Oyes, sería la mamada que estuviéramos en Kimetsu No Yaiba, ¿No crees?— te comes tres papitas —Digo, si es que no morimos antes—.

Se quedan en silencio por unos momentos hasta que se empiezan a reír como focas retrasadas.

—Nah~— hablan al unísono con una gran sonrisa en sus rostros.

Apenas si pueden correr en Educación física y ahora piensan en que pueden huir de los demonios.

—Pero imagínate que creamos nuestro propio aliento, uno bien vergas aquí para sacarle la shusha a los demonios— tu amiga hace una pose exagerada, imaginando que lleva una espada.

En sus tiempos libres, cuando se reúnen en sus casas, ambas adoran inventar diferentes alientos por puro mame.

—Si, si, si, ¡E imagínate el pedo que les saquemos a los pilares!—.

—¡Me pido a Giyu!—.

—¡Y yo a Tanjiro!—.

—Pero... el no es un pilar— se detiene mirándote.

—Si, pero está guapo— pones tu mano en la barbilla recordando al frentudo.

—Concuerdo— imita la cara de radio rebel.

En eso, por descuido te tropiezas y caes de cara, regando parte de tu botana. Y como buena amiga que tienes, se ríe de tu desgracia.

—¡Aaah! ¡Mis papas!—.

Tu amiga mira la comida en el piso para luego verte. —Ni creas que te voy a dar de las mías—.

—¡Eh, no mames!— intentas mostrarte enojada con ella, pero empiezas a reírte a más no poder, luego te calmas y se miran entre sí.

—Ya párate, pareces perro— sonriente, te da la mano y tú la sujetas. Te jala y vuelves a estar de pie.

De la nada, se acerca un perro de verdad y te arrebata la bolsa de papas.

—¡Ah! ¡Pinche perro culero! ¡Vuelve!—.

Y así, tu amiga y tú corretearon al perro por varias calles hasta que se les escapó en un cruce.

—Wey... corrimos un maratón o qué chingados, ya me duele el costado...— tu amiga estaba que parecía a punto de desmayarse.

—Si...— tragas saliva con dificultad —nos dio mal del caballo, ¡Ugh!— dijiste, recargándote en una pared.

Te imaginaste a ustedes dos corriendo como señoras gordas solo por unas papitas. De todas formas, el uniforme no les ayuda para nada en la figura.

—Bueno, creo que es hora de irme, ¿Nos vemos mañana?— dices al mirar tu reloj de mano, después de recuperar el aliento.

//Una pendeja en KNY// (KNYxOc)Where stories live. Discover now