/ Capítulo 15 /

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Sin malas intenciones, el peli-rojo se atrevió a preguntarle a la demonio —¿No es difícil para ti tratar las heridas de un humano?—

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Sin malas intenciones, el peli-rojo se atrevió a preguntarle a la demonio —¿No es difícil para ti tratar las heridas de un humano?—.

Yashiro se molestó y le dio un golpe de puño cerrado hacia su pecho —¿Crees que sanamos a los humanos babeando solo por ser demonios?—.

Tanjiro se disculpó al pensar que los había ofendido.

Tamayo —Basta. ¿Por qué recurres a la violencia?— le llamó la atención a Yushiro, el cual agachó su cabeza.

Levantándose de su asiento, mira al trio —aún no me presenté. Me llamo Tamayo, el es Yushiro. Espero que se hagan amigos—.

Ambos chicos pensaron lo mismo. Será algo imposible.

Siguiendo a la pregunta que le habían hecho anteriormente, la mujer con labial rojo respondió de manera amable —No es duro. Creo que lo soporto mejor que los demonios normales. Modifiqué mi cuerpo en mas de una ocasión, y me deshice de la maldición de Kibutsuji—.

Tanjiro se quedó perdido —¿Maldición? ¿Modificar el cuerpo?—.

Tu, por otro lado, era una cuestión distinta. Al ver las auras, podías saber qué sentimientos tenían, en donde habían estado e incluso, gracias a tu respiración, podías ver sus memorias al morir.

Una persona que calló bajo una maldición, tenia una marca en su ser. El alma de Tamayo parecía tener un leve rastro de la presencia de Muzan. Un ejemplo de esto podría ser que es cuando después de derramar agua de Jamaica a un mantel claro, y aun después de lavarlo quedó la impresión de la mancha. 

—(Tanjiro)— te inclinaste hacia el chico para hablarle, pero te arrepentiste en el momento y regresaste a tu lugar —(no debería decirle nada de lo que yo sé. Será aun mas difícil de explicar)—.

Tenias que estar al pendiente de los dos demonios que estaban por llegar. Al menos evitar que los presentes en la habitación sean lastimados seria un alivio para ti.

Siguieron a Tamayo después de que esta se quitara su bata de doctor y los dirigiera a otra parte de la casa.

Al llegar, Nezuko se acostó sobre el suelo. Estaba cansada de caminar y quedarse parada, pero no quería regresar a la caja. Tanjiro la regaño por hacerlo, diciendo que era una mala educación.

Tamayo sonrió —no pasa nada. Puedes descansar—.

—Nezuko-san, ven por favor— llamándola a tu lado, esta se recuesta sobre tus piernas usándolas de almohada. Te sentías avergonzada al ver que le parecías muy cómoda.

Tanjiro —L- Lo siento— se disculpó con ambas.

Tamayo prosiguió explicando el cómo se mantenían con vida comprando sangre a personas con problemas financieros, aclarando que solo les pedían una cantidad que no los lastimara, y que les decían que la sangre era usada para transfusiones.

//Una pendeja en KNY// (KNYxOc)Where stories live. Discover now