/ Capitulo 04 /

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_Dia #5_

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_Dia #5_

Último movimiento. Partirías al día siguiente.

Levantándote temprano, te pones la nueva ropa, la capa y sales hacia la casa de empeño mencionada anteriormente por la señora, junto con el dinero en una pequeña bolsa bajo tu brazo.

Llegando, tuviste la suerte que estuvieran abriendo en ese momento, por lo que entras de inmediato.

—¿Eh?— escuchando el sonido de la puerta, el dueño se voltea encontrandote de frente —(¿Un cliente? No, parece ser sólo un niño)—.

Dejándose llevar por tu vestimenta, se refiere a ti con un pronombre masculino. No era lo que esperabas, pero podías usarlo a tu favor.

—Sal de aquí, mocoso, este no es lugar para jugar—.

—No vengo a jugar— dijiste con un tono algo bajo, agradeciste que tu tamaño te dejara actuar como un niño antes de su pubertad.

—¿A sí…?— esbozó una sonrisa confiada mientras se recargaba sobre el mostrador de un lado —vete con tu mamá, debe de estarte buscando—.

—Quiero comprar algo— dijiste alzando tu tono de voz. Cuando hacías eso, tu amiga siempre te decía que parecías cholo de barrio.

—Bien— con poca paciencia, te mira atentamente —¿Se puede saber, qué quieres comprar?—.

Mirando entre tu flequillo despeinado, buscas al rededor hasta encontrar lo que necesitas —deme esa mochila, por favor—.

Agradeciste de que la civilización de japón fuera más avanzada como para crear prototipos de mochilas.

Por el contrario, el hombre volteó a ver dónde mirabas y comenzó a reírse estruendosamente —¡Mocoso, no me hagas reír! ¡Esa mochila viene de los suburbios en la ciudad, su precio es más de lo que podrías tener en toda tu vida!—.

Molesta por su reacción, golpeas el mostrador con el puño y muestras la encía, imitando a los niños —muestramela y te pagaré el precio—.

El hombre se rió de tu arrogancia, pues le parecías divertido, pero tú hablabas en total seriedad.

—Bien— dijo, pasando junto a ti para cerrar la puerta.

Tu dejaste caer algo y lo pateas.

—No me juzges, esto lo hago para evitar robos y pérdidas— dijo hechando llave al picaporte.

—Lo entiendo—. Asentiste sin quitarle la mirada.

El hombre regresó al lugar y bajó la mochila, la puso en el mostrador y te dejó revisarla.

—Es de un buen material, los repartidores siempre dicen que es lo más adquirido en estas temporadas— comenzó a hablar, subiendo su orgullo. —Ya que esta tienda es un lugar de calidad, naturalmente, sólo se podrán encontrar estás cosas aquí en todo el pueblo—.

//Una pendeja en KNY// (KNYxOc)Where stories live. Discover now