/ Capitulo 07 /

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En el último día, parecía que nada te estaba llendo bien

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En el último día, parecía que nada te estaba llendo bien.

Tenías un corte profundo en el brazo izquierdo, lo que provocó que no pudieras moverlo; unos rasguños en la pierna derecha te estaban haciendo cojear y, por si fuera poco, estabas huyendo de un demonio que te rebasaba en poder y altura.

—¡CHINGAS A TU PUTA MADRE, ME CAGO EN LOS MUERTOS!— huyendo de él, saltas entre las copas de los árboles intentando alejarte.

Estabas así porque hace unos minutos te enfrentaste a varios demonios a la vez. Cómo éstos no se juntaban, comenzaron a pelear entre sí mientras tú te defendías paralelamente.

Hubo un punto, en el que cuerpos y extremidades salían volando como sombreros de graduación. No se podían diferenciar entre tu trabajo y el de los demonios.

Al final, después de varias heridas, lograste tener un respiro y utilizaste otra postura.

Librandote de 3 demonios al mismo tiempo, saltas lo más alto que puedes y llamas la atención de todos.

—¡Hey, come-pijas!—.

Así, todos voltearon. Tu solo sonreiste por eso y los apuntaste con la katana.

—(Respiración del alma, 4ta postura: Purga de negatividad)—.

Batiendo la espada en el aire, pequeñas luces doradas en forma de puntos se desprenden y se adieren a la hoja. Cortandoles la cabeza, dejas un rastro de luz que iluminó la oscuridad. Parecía como si las luciérnagas hicieran un camino.

Esta era una postura especialmente para multitudes reunidas en un solo lugar.

Regresando al suelo, sientes el pinchazo en tu pierna y caes de frente —¡Agh!—. Volteas a verla y notas que la sangre estaba traspasando la bota.

—Carajo…— esa mancha sería difícil de quitar. Ojalá tuvieras cloro y jabón Roma en esta era.

También sentías un dolor punzante en el brazo izquierdo, pero no era tan grave. O no por ahora, que no podías sentirlo completamente debido a la emoción.

—Tch—.

Levantándote como puedes, miras a tu alrededor y encuentras una camisa vieja en el suelo. Parecía que la traía uno de los demonios, pero no era suya, ya que la ropa de éstos a veces se desvanecía junto con el cuerpo.

Cortándola en una gran tira con las manos, la divides en dos y las usas para envolver tus heridas. Guardas la espada y la usas de apoyo para levantarte.

—Uff, esto es peor que andar en muletas jaja…— suspiraste al creer que ya se había terminado.

Apenas das un paso, escuchas un sonido proveniente de unos metros detrás de ti. Sin pensarlo, comienzas a correr lo más rápido que puedes, maldiciendo a más no poder.

//Una pendeja en KNY// (KNYxOc)Where stories live. Discover now