/ Capitulo 02 /

1K 67 4
                                    

Poco a poco, tus párpados se fueron abriendo y tus pupilas se fueron dilatando

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

Poco a poco, tus párpados se fueron abriendo y tus pupilas se fueron dilatando.

Frente a ti, estaba el pilar de agua de los cazadores de demonios, Tomioka Giyu.

-A- Ah...- quisiste hablar y decirle muchas cosas, como darle un saludo o pedir un autógrafo, pero no sabías por dónde empezar.

El chico con mirada vacía guardó su katana en la funda de su costado, para girarse y acercarse unos pasos hacia ti.

-¿Estás bien?- tenía que asegurarse de que no te haya lastimado, o en el peor de los casos, te hubiera convertido en demonio.

-Yo...- te tomaste unos segundos para respirar profundo. Antes de hacer cualquier cosa, ibas a responder su pregunta -si, estoy bien-.

Alzando la frente, con una sonrisa te levantas y secas tus lágrimas -muchas gracias por ayudarme-.

El contrario se sorprendió un poco, pero no dejó que se notara.

Eran pocas las personas que se mostraban tranquilas ante una escena de ese estilo, mucho menos que pudieran sonreír a alguien que técnicamente, acababa de exterminar a alguien frente a ellos.

-Regresa al pueblo de inmediato, debes saber que es peligroso andar sola en la noche-.

-¡S- Sí!- asentiste felizmente al escuchar que había un pueblo cercano, pero tu sonrisa se torció un poco con vergüenza -disculpa, ¿Hacia donde estaba el pueblo...?-.

Sonreiste con nerviosismo he intentas sonar lo más natural posible, mantener la calma era esencial para descubrir cómo salir de ahí.

El chico resoplo por lo bajo y se dió la vuelta -sígueme, te guiaré hasta allá-.

-¡Gracias!- aunque tú voz se haya hecho un chillido agudo, sentiste que el miedo se estaba dispersando, siendo intercambiado por la adrenalina del momento.

Caminando detrás de él, llegaron a una de las entradas al pequeño lugar habitado. En cuanto lograste ver gente, volteaste para agradecerle de nuevo, pero Tomioka ya se había ido.

-¡¿Eh?! (¿Tan rápido?)- quisiste lamentarte por haber perdido una valiosa oportunidad, cuando alguien te llamó la atención.

-¡Hey, niña!- a unas casas más adelante, una pareja de ancianos se asomó por la puerta. El hombre estaba agitando su mano para que te acercaras.

Con algo de dudas, caminas a paso lento hacia ellos -H- Hola, buenas noches-.

-Si, buenas noches, ¿Qué haces a estas horas sola? Una niña como tú no debe estar afuera con este clima- se escuchaba molesto, pero por su preocupación lo percibiste como alguien gentil.

-¡L- Lo siento!- intentando crear una excusa, una idea se atraviesa por tu mente -estaba dando un paseo antes de irme a dormir-.

-¿De nuevo? Ah, los niños de ahora no respetan las reglas de seguridad...- soltó con un bufido. Entendías en cierta medida lo que estaba diciendo, pero algo te sacó de casillas.

//Una pendeja en KNY// (KNYxOc)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu