4.

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DEACON

La fiesta está montada que da gusto, la verdad. Hace algunas semanas que no voy a ninguna fiesta y ya las echaba de menos. Hay un montón de gente en una casa gigante al lado de la playa, y la música está altísima, justo como me gusta a mí. Bonnie tiembla a mi lado, y mira a todos lados con la respiración agitada. Me giro hacia ella y le agarro la cara con mis dos manos. Le obligo a que me mire y acerco mi cara a la suya.

-No estés nerviosa, pequeña -le digo con suavidad.

Le estrujo los mofletes y hago que ponga los labios como un pez, y me río por verle así de achuchable. Le doy un besito en la punta de la nariz y le sonrío con tranquilidad.

-Creo que me voy a desmayar -susurra cuando le suelto.

-Venga, vamos.

Le paso el brazo por la cintura y caminamos juntos hacia el salón gigante de la casa. Saludo a algunas personas del instituto y vamos hacia la cocina para coger algo de bebida. Le sirvo una cerveza y tuerce la boca al olerla. Niega con la cabeza y me la devuelve, y pongo los ojos en blanco. La cojo y le doy un trago, mientras preparo otra cosa para ella. Me decido por un cubata que sabe a fresa y se lo doy. Cuando lo huele asiente con la cabeza y me río.

Comenzó a beber cuando yo le dije que lo hiciera, porque no es nada malo y sabía que no sería la típica que bebe día sí y día también. Aún así le gustan pocas cosas, como el Larios y poco más. Como me he terminado la cerveza en lo que le preparaba la bebida, me cojo otra y la abro en un segundo para después llevármela a los labios. Me apoyo en la encimera y miro cómo Bonnie pone cara de asco con el cubata. Suelto una carcajada y le observo sin que se de cuenta. Aún así sigue bebiendo y mirando hacia el salón, con miedo en los ojos.

Sé que le preocupa mucho que haya tanta gente y que se quede sola, pero claramente yo no le dejaría sola nunca. Me acerco a ella y me pongo delante suya.

-¿Todo bien? -le pregunto con suavidad.

Agacha la cabeza y asiente. Me jode verla con el ánimo bajo y tan diferente. Está así desde hace unos meses, y no quiero que esté mal. Supongo que es por lo de su hermano, o eso es lo que me dijo, pero me asusta que sea algo más y no quiera decírmelo.

La agarro de la barbilla y la obligo a que me mire a los ojos. La miro fijamente, queriendo descubrir todos sus secretos. Me mira con tanta intensidad que casi me echo hacia atrás, pero no lo hago.

-A mí no me puedes mentir, pequeña -susurro.

Soy consciente de que estamos a escasos centímetros, pero no me molesta, y nunca me ha molestado.

-No te estoy mintiendo, Deacon -me dice en un hilo de voz.

Me confunde y me estresa que ahora esté tan callada y tímida conmigo. No me gusta que me esconda cosas y menos todavía que se comporte como si yo fuera uno más de esos que hay ahí afuera. Yo soy su mejor amigo, joder, conmigo tiene que ser ella misma.

-¡Bonnie! ¡Has venido! -exclama una voz que hace que nos separemos.

Laila va hacia mi mejor amiga y la estrecha en sus brazos con euforia. La miro con una sonrisa cómplice, y ella me sonríe por encima del hombro de Bonnie. Me guiña un ojo y asiento con la cabeza. Sé lo que eso significa.

-Te la quito un momento, ¿vale? -dice Laila cogiendo de la mano a Bonnie para llevársela.

Ella me mira con miedo, pero le sonrío con tranquilidad para que sepa que todo irá bien. Cuando desaparecen de mi vista me cojo otra cerveza y me voy hacia el salón para buscar a los de mi equipo de baloncesto. Están casi todos sentados en un sofá gigante con chicas del equipo de animadora sobre ellos, así que me acerco y les saludo a todos. Me siento al lado de Paul y le choco el puño, solo a él. Es lo más cercano a un mejor amigo chico que tengo, y es con el que mejor me llevo de todos.

-¿Qué pasa tío? ¿Dónde anda Bonnie? -pregunta con una sonrisa.

-Se ha ido con Laila un rato -le contesto acomodándome.

-¿A buscar novio? -me pregunta con una ceja alzada-. Yo me presento como voluntario.

Le doy un puñetazo en el hombro y me río con él.

-Ni se te ocurra tocarla, cabrón -le amenazo sin ningún tipo de maldad u odio.

Solemos bromear mucho entre nosotros, así que estamos acostumbrados.

-A ver, tú la verás como una hermana pero yo... está muy buena, las cosas como son -dice rodando los ojos con una sonrisa-. Si alguna vez busca a alguien para tirarse, dile que me llame que yo estoy dispuesto.

Le doy un codazo y frunzo el ceño.

-Para ya.

Se ríe conmigo y me ofrece un trago de su bebida. Cuando le pego un trago pongo la misma cara que puso Bonnie con su bebida, ya que el líquido me abrasa la garganta.

-¡Joder! ¿Qué cojones lleva esto? -le digo soltando una carcajada.

Se empieza a reír y me quita el vaso para beber él. Nos quedamos hablando entre todos un rato hasta que alguien me tapa los ojos por detrás y se acerca a mi oído.

-Tenía ganas de verte -susurra contra mi oído.

Sonrío y le agarro de las manos para quitarlas de mis ojos y girarme para mirarla.

-¿Has encontrado una habitación vacía? -le pregunto levantándome del sofá.

Laila sonríe y asiente. Me coge de la mano y me guía por entre la gente hasta que subimos al piso de arriba y nos metemos en una habitación vacía. Cerramos la puerta y le empujo hasta la cama para tirarla encima de ella.

-¿Dónde has dejado a Bonnie? -le pregunto besándole el cuello.

Me agarra del pelo y tira de él con fuerza.

-Se ha quedado con unas amigas mías, la cuidarán bien -dice entre jadeos.

Asiento y sigo besándole hasta que le meto las manos dentro de la camiseta.

UNFAIR. (Terminada)Where stories live. Discover now