32.

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DEACON

Cuando estaba en coma era como oír susurros lejanos, muy lejanos. Quería despertar, quería ir hacia la voz que me hablaba, quería ir hacia Bonnie, hacia el amor de mi vida. Me contaba cómo iba su semana, me decía que me quería una y otra vez, pero su tono de voz era triste. Lo entiendo, si hubiera sido ella la que se hubiera quedado en coma, me hubiera vuelto totalmente loco. Sin saber cuándo despertaría, sin poder hacer absolutamente nada... yo no hubiera tenido la calma que ella ha tenido toda esta semana. Para mí en realidad ha sido nada de tiempo, como estar dormido pero consciente a la vez.

No sé, ha sido muy extraño, pero lo importante es que ya estoy despierto y todo vuelve a la normalidad poco a poco. He pasado unos días más en el hospital, haciéndome pruebas y con el médico encima de mí. La verdad es que entiendo las cosas tan buenas que ha hablado Bonnie de él, porque es un tío maravilloso. Me ha tratado como si me conociera de toda la vida. Me ha dado cita para hacer rehabilitación, y es él el que se va a encargar personalmente de ello.

Me duelen las costillas y el brazo, pero no es nada que no se vaya a curar en un tiempo.

-¿Necesitas ayuda? -me pregunta Mark abriendo la puerta del coche.

-No, puedo yo solo -le digo con una pequeña sonrisa y sacando las muletas antes de mí.

Estoy bien, pero de momento tengo que llevar muletas porque tengo la las piernas débiles.

Mark y yo hemos reforzado nuestra relación aún más. Se ha dejado las tonterías de los porros y las salidas a la playa y me ha jurado que mejorará. Yo le creo, ¿qué voy a hacer si no? Es mi hermano y siempre hemos sido uña y carne, y ahora es cuando más nos necesitamos el uno al otro.

-Dame la mochila -me dice.

-Que puedo llevarla yo, Mark. Además, tú también estás jodido de las costillas.

-Pero tú estás mucho más débil.

Pongo los ojos en blanco y caminamos hacia casa lentamente. Cuando entramos, Flor sale corriendo del salón y viene hacia mí, y me abraza las piernas.

-Hola canija, te he echado mucho de menos -digo cogiéndola en brazos con el único brazo que tengo bueno.

-Y yo a ti. ¿Qué tal el viaje? ¿Por qué has tardado en venir una semana?

Miro a Mark y él se encoge de hombros. Vuelvo a mirar a mi hermana y sonrío.

-Muy bien. He tardado tanto porque me lo estaba pasando muy bien, canija. ¿Y tú cómo has estado?

La dejo en el suelo y le agarra de la mano. Me lleva hacia el salón y me obliga a sentarme en el sofá. Se sienta en mi piernas y comienza a contarme todo lo que ha hecho durante esta semana que he estado fuera. Cuando llega mi madre me libera del monstruito y se la lleva a la cama, ya que es de noche, y mientras Mark y yo nos quedamos hablando.

-¿Por qué no ha venido Bonnie? ¿Dónde está? -me pregunta.

-Me ha dicho que tenía que hacer no sé qué. Nos veremos mañana supongo -suspiro.

Ahora que he salido de un coma lo que quiero es estar con ella y nada más. Algo de lo que me he dado cuenta es de que las cosas pasan de repente, y que las cosas pueden cambiar en un solo segundo. En un solo segundo puedo dar un volantazo y salir rodando con el amor de mi vida a mi lado. Y lo que más me asusta de todo esto es que le hubiera pasado algo a Bonnie. Afortunadamente no ha sido ella la que ha salido herida, y no puedo estar más agradecido de eso. Si le hubiera pasado algo nunca me lo hubiera perdonado. Prefiero mil veces antes haberme quedado yo en un estado de coma durante una semana a que se hubiera quedado ella. Prefiero eso mil veces antes de que se hubiera roto una sola costilla.

UNFAIR. (Terminada)Where stories live. Discover now