28.

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BONNIE

El amor es mucho más que un sentimiento. Se puede decir "te amo" y pensar totalmente algo diferente, por eso es imprescindible saber qué hay detrás de esas dos palabras tan fáciles de decir, y tan difíciles de sentir. Podemos sentir amor por los padres, por los hermanos, por los amigos... pero hay alguien diferente. Hay un amor diferente al de la familia, un amor que te mata y te revive por dentro a la vez. Irónico, ¿verdad? Te hace sentir vivo, pero te puede partir el alma de un solo golpe, o de una sola palabra. Es complicado. Todo esto es muy complicado, pero me siento como un pájaro libre cuando estoy con Deacon, y digo yo que eso no puede ser malo, ¿no?

Si me preguntaran cuál es el lugar donde quisiera huir sin mirar atrás, lo tendría claro. A la playa. Con Deacon. O a cualquier otro lado. Pero con él. Siempre con él. Si me preguntaran si me quedaría parada para siempre en este preciso momento... diría que sí sin dudarlo.

-¿En qué piensas pequeña? -me pregunta Deacon poniéndome la mano encima de la rodilla.

Observo su perfil. Rubén me ha prestado su todoterreno y Deacon y yo estamos yendo fuera de la ciudad para pasar el fin de semana. Estaba yo anoche leyendo en mi habitación leyendo cuando de repente vino y me empezó a hacer la maleta sin explicaciones. Cuando terminó de hacerla se giró y me dijo:

-Nos vamos tú y yo solitos de finde, pequeña.

Y pues aquí estamos, camino a no sé dónde y con unos nervios y felicidad gigantescos.

-En dónde iremos. ¿No vas a decírmelo? -pregunto con una sonrisa.

-No -sonríe divertido. Me mira por un segundo y vuelve a mirar a la carretera-. Ya verás como te encanta.

Suspiro y miro por la ventanilla. Solo hay carretera y desierto, pero a mí me parece lo más bello del mundo porque ver esto significa que Deacon y yo nos vamos de viaje. Juntos. Solos. Él se ha traído mil cosas de dibujo: pintura, lienzos, lápices, su libreta favorita... son solo dos días, pero él no puede vivir sin dibujar. Se ha traído una mochila especifica para eso además de la maleta de su ropa.

Irme a pasar dos días de fin de semana con él es una especie de sueño que nunca pensé que se cumpliría porque no se daría la oportunidad. Solo pensar que vamos a estar dos noches juntos, durmiendo en la misma cama, totalmente solos... se me llena la barriga de mariposas solo de pensarlo. Le vuelvo a mirar y no puedo evitar sonreír. Estoy en una burbuja de color rosa y purpurina de la que no quiero salir nunca, y él está a mi lado metafórica y literalmente. Sé que él está igual de feliz y emocionado que yo con todo esto.

Cuando me dijo te quiero el otro día... me lo dijo de otra forma, de una forma totalmente diferente a la que siempre me lo ha dicho. Me lo dijo con ese amor diferente al de amigo, con un amor de... ¿pareja? Podría ser, aunque aún no lo somos ni hemos hablado nada de eso.

Todavía son las nueve de la mañana de un sábado, y tengo un sueño que me muero. Esta noche apenas dormí porque me tenía en vilo saber dónde iríamos, y ahora eso me está pasando factura.

-Duérmete si quieres, aún queda un rato largo de viaje -dice Deacon cogiéndome la mano y entrelazando nuestros dedos.

Asiento y me apoyo contra la ventanilla. Cierro los ojos y en menos de lo que canta un gallo me duermo.

Me despierto porque siento que alguien me sopla en la mejilla. Abro los ojos algo aturdida y enfoco a Deacon a milímetros de mí. Tiene una sonrisa y sus ojos azules brillan porque le da el sol directamente.

-Hola dormilona -susurra antes de besarme la comisura de los labios.

Gruño y me desperezo. Miro a mi alrededor y tardo unos segundos en comprender dónde estamos. La ciudad de San Francisco se muestra ante mis ojos.

UNFAIR. (Terminada)Where stories live. Discover now