34.

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DEACON

Vuelvo a mi casa con una sonrisa tan grande que me duele. Me he vuelto loco definitivamente. Le he pedido a Bonnie matrimonio, sin siquiera ser pareja. Soy consciente de que somos muy jóvenes y de que tenemos una vida entera por delante, pero también soy consciente de que ella es el amor de mi vida y no hay más que esperar. Cuando nos graduemos nos casaremos, y no habrá nada que nos lo impida.

-Estás muy sonriente, Deacon -dice mi hermano limpiándose las manos con la toca-. ¿Qué tramas?

Le sonrío aún más y me apoyo en la encimera tras cerrar la puerta de la cocina para que no me escuche nadie.

-Si te lo cuento me tienes que prometer que no se lo contarás a los papás. Ni de broma. Ni que se te escape. Nada de nada.

-Que sí pesado, dime.

Suspiro y pongo una sonrisa bobalicona.

-Me he prometido con Bonnie.

Se queda de la misma forma que estaba. Creo que no lo ha entendido.

-¿Que has prometido qué?

Suelto una carcajada y le tiro una manzana que él coge al vuelo. Me pongo algo más serio y carraspeo.

-Le he pedido a Bonnie que se case conmigo, Mark.

-¿Qué?

Su cara es un cuadro. Ojalá poder hacerle una foto y torturarle con ella toda la vida. Le paso la mano delante de la cara cuando veo que no reacciona ni dice nada, y él me agarra la muñeca con fuerza. Quito la sonrisa de golpe.

-Que voy a casarme con...

-¿Con tu mejor amiga?

Asiento poco a poco. Por dios, espero que no se enfade. Quien menos me esperaba que fuera a quejarse o a enfadarse era él, porque es el más joven y... no sé, tiene otra mentalidad supongo. Me suelto de su agarre y retrocedo, incómodo y asustado por si no reacciona bien.

-Eres un inconsciente, ¡pero cómo vas a comprometerte con una cría! ¡Tú eres otro crío! Por dios, que decepción...

Se lleva las manos a la cabeza y me mira como si estuviera loco. Toda la emoción se me esfuma de golpe. Que mi hermano no me apoye es lo peor que puede pasar.

-Yo... -logro decir entre tanta incomodidad.

-¡Que es broma idiota! -exclama riéndose.

Suelto todo el aire que tengo retenido y me abalanzo hacia él para pegarle, pero me retiene y no deja de reírse.

-Eres un payaso -le espeto riéndome.

-Es una noticia genial, hermano. ¿Pero no sois demasiado jóvenes para casaros? -pregunta volviendo a su sitio.

-Nunca es demasiado pronto para el amor -digo encogiéndome de hombros-. Además, si en siete años no he dejado de quererle, más bien al contrario, no creo que vaya a dejar de amarle en toda mi vida. ¿No crees?

-Tiene sentido -asiente-. Me alegro muchísimo por vosotros, de verdad. Pero no sé cómo se lo van a tomar los papás, y los padres de Bonnie.

-Tendremos que verlo, y no faltará mucho para eso.

Me despido de él con una palmada en el hombro y me subo a mi habitación. Me tiro a la cama y sonrío sin poder evitarlo. No puedo creérmelo, de verdad, todo esto es un sueño hecho realidad. Cuando voy a estar a punto de dormirme del cansancio, el teléfono suena. Lo descuelgo y respondo algo somnoliento.

-¿Sí?

-Deacon... -dice la voz de Bonnie, rota y entrecortada. Me enderezo de golpe.

-¿Bonnie? ¿Qué pasa?

-Laila... -tose-. Laila me ha apuñalado.

Y todo mi mundo se cae a mis pies. Me levanto de golpe y pierdo el equilibrio. Putas piernas de mierda.

-¿Dónde estás? -pregunto con la respiración entrecortada.

-En casa, en la puerta...

-No te muevas, voy para allá.

Suelto el móvil al suelo y me levanto apoyándome en las manos.

-¡¡Mark!! -grito todo lo fuerte que puedo.

Segundos después mi hermano aparece en mi habitación y me mira con sorpresa. Me ayuda a levantarme del todo y me agarro a él. Le miro sin calma, con el corazón a tres mil por hora y con los nervios creciendo en mi interior.

-Han apuñalado a Bonnie -le digo, en shock por completo por lo que acaba de decirme.

Me lo creo, porque Laila está putamente pirada. Mark nos indica nada, pero su mirada me demuestra el miedo que tiene, el dolor, y yo siento eso multiplicado por mil. Me ayuda a bajar, nos montamos en el coche y salimos pitando hacia su casa. En nada estamos ya allí, y nos bajamos corriendo. Las piernas me fallan muchas veces, pero eso no me importa una mierda ahora mismo. Veo a Bonnie tirada en el suelo, con las manos en su barriga, y con el suelo encharcado de sangre.

-Mark, ¡¡cógela!! -grito alteradísimo.

Sin dudarlo lo hace. Yo no tengo la suficientes fuerzas como para hacerlo. Bonnie me mira, y el mundo se me paraliza. La entra al coche y no tardamos ni dos segundos más en salir pitando hacia el hospital. La bajamos en cuanto llegamos, y la atienden de inmediato. William sale y ve el panorama, y abre mucho los ojos sorprendido, pero sin dudarlo va hacia ella y la atiende. Se la llevan, y es aquí cuando comienzan las horas más lentas y miserables de toda mi vida.

UNFAIR. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora