Skirts

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Alrededor de la vida de Raúl, normalmente cosas extrañas le solían ocurrir. Algunas veces se acercaban drogatas completamente idos y se le insinuaban. Otras veces los chicos de los institutos solían verle de arriba a abajo cuando iba a comprar el pan. Inclusive varias chicas en las tiendas de ropa femenina se le acercaban insinuantes. Le sorprendería de no ser porque ya sabía la razón de ser tan llamativo en donde sea que estuviese.

Y sí, era llamativo por su forma de vestir.

No le molestaba en absoluto tener las miradas sobre él, ya que solía vestir así por dos razones.
Una: Gusto
Dos: Llamar la atención.

Desde su adolescencia empezaba a querer algo diferente para su vida y el resto de su nueva etapa. Una de sus amigas, Sara, le había invitado a su casa y probaron entre los dos, un nuevo estilo para Raúl, terminando escogiendo una bonita falda color azul, su camiseta de Misfits que ya llevaba puesta antes de venir, y unas adorables medias color negro que llegaban hasta sus lampiñas rodillas. Después de aquel día, solía salir con Sara a las tiendas femeninas, dejando su excusa de que a su amiga no le gustaba ir sola. Ocultaba sus faldas, shorts y crop tops dentro del armario justo en una caja que no podía ser en ningún sentido llamativa como para que quisieran ver que tenía ahí.

Su madre por otro lado, sabía de lo mucho que a su pequeño le gustaba sobresalir entre las personas, y le sorprendió que existiera una caja tan simple como aquella que se escondía en el armario de Raúl, porque normalmente habían caja con decoradas con muchos diseños y colores, así que era novedad encontrar una tan simple como aquella. La madre de Raúl le dio toda su comprensión del mundo, desde que su pequeño le contó que le gustaba un chico hasta ese momento, donde Raúl quería vestir de una forma diferente. Apenas teniendo catorce años, nuevos sentimientos y descubrimientos llegaban a su vida, y aquello podía abrumar a Raúl en todos los sentidos.
Su padre por otra parte estaba divorciado de su madre, con lo cual no tenía que lidiar con él. A excepción de la semana siguiente.

Su padre creía que era una simple etapa, y sí, quizás pudo pensar bien; pero su etapa duraría hasta los veinticuatro años, y quizás unos cuantos años más. Sin embargo también le dio comprensión a su hijo y le dio toda la razón en sus argumentos bien estructurados.

Mientras tanto, Raúl se sentía de lo más feliz por no tener a dos padres anticuados, y se sentía tan agradecido por tener su comprensión y apoyo. Después unas cuantas semanas, Raúl quería ir a comprar ropa nueva, e impresionantemente su madre lo ayudó, incluso le compró unos jeans. Más adelante, su padre por navidad le regaló tres pares de medias, unas color rojo con rayas negras, otras de color azul pastel y otras con estampados de gatitos.

Sin embargo, al cumplir sus dieciséis años de edad, se independizó y se mudó a Madrid. Por una parte, su mudanza significaría que dejaría a sus mejores amigos y a la popularidad, respeto y cariño que había ganado en su instituto. Por otra parte quería ver qué había del otro lado de su zona de confort. Decidido y listo, tomó sus maletas y se fue a Madrid.

Las cosas cambiaron de una buena forma, habían tantas cosas nuevas en su instituto y las miradas que le dirigían al verle con faldas o shorts no eran muchas con desagrado hacia su persona. Quizás asombro, o duda, quizás deseo, pero no le disgustaba en cómo lo veían.

Había hecho algunos amigos, como David, o como a él le gustaba decirle, Fargan; o tal vez Rubén. No tenía muchos amigos, pero era muy feliz con ellos.

Quizás su vida pudo continuar normal. O al menos siguió ese camino en toda su vida de instituto. Quizás su vida como universitario pudo seguir el mismo patrón, pero la vida tenía otros planes para él.

En una de las salidas casuales con sus dos grandes amigos, terminaron en un pequeño bar. Si bien podía verse serio desde afuera y serlo por dentro, las bebidas podían ser increíblemente coloridas y cargadas de un considerable nivel de alcohol. Los diseños y decoraciones rústicas le daban ese toque de "casa de madera" que a su amigo Rubén tanto le gustaba. Los ladrillos oscuros color marrón terminaban por darle el toque de seriedad. Apenas habían unas pocas macetas dentro del local. Sin embargo tenía toda la pinta de que ahí no se emborracharían lo suficiente como para que terminasen en el tejado. Como aquella vez.

Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)Where stories live. Discover now