Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)

Dreams

Lunes. Odiaba los Lunes.

Cuando decía que odiaba los Lunes y rebuscaba el significado de su odio hacia un simple día de la semana, encontraba una explicación: Su maestro favorito ya no estaba.

El señor Borja Luzuriaga sin dudas era el maestro favorito de Raúl, porque era muy bueno explicando las cosas, se daba a entender de la forma mejor posible y también porque era increíblemente sexy. Sus compañeras siempre que se daba la vuelta solían murmurar cosas y una que otra vez solían fotografiar el culo de su maestro, el cual estaba completamente ejercitado, aunque a decir verdad todo en su maestro de inglés estaba ejercitado, quizás la polla también. Raúl recuerda vagamente el primer día de clases con ese profesor, quien vestía una camisa de manga corta color negro y una corbata roja, y dándole su inusual toque solía añadir un chándal negro. Su cabello parecía castaño naturalmente al igual que sus ojos color Ámbar. Cada vez que el maestro volteaba a otro lado que no fuera Raúl, éste aprovechaba y lo miraba a él.

Desde entonces, cuando salía del salón con Inglés II escrito en la puerta, sentía la mirada insistente del maestro con chándal. Cuando iba a almorzar con sus amigos veía desde lejos como su profesor pareciera acosarlo. Cuando terminaba cada clase y era descanso del maestro, ahí lo veía desde una considerable distancia. Todo concluyó cuando el maestro le pidió que se quedase con él a "charlar" acerca de la impuntualidad que empezó a tener Raúl, algo que era una sucia mentira.
En ese salón había sido empotrado contra el escritorio, gimiendo y llorando por el placer, era su primera vez después de todo. Sin embargo durante su rato de experiencia sexual experimentó lo que era el sadomasoquismo, empezando con lo más "inocente" que fueron diez nalgadas que con suerte y pudo aguantar, donde le pedía que se disculpara por llegar tarde, cosa que lo obedeció, aún sin haber hecho nada.

Desde entonces, Raúl solía faltar muchas veces a sus ensayos de música por pasar más rato "estudiando" con el maestro de Inglés, cuando en realidad se la pasaban teniendo encuentros sexuales. Los compañeros de Raúl y Borja se dieron cuenta que el menor había descendido su rendimiento en trabajos y participación, pero tenía un perfecto diez anotado en cada boleta que era entregada cada mes, algo estaba pasando, todos y a la vez nadie se estaba percatando de aquello.

Sus encuentros, las buenas calificaciones y el sexo rudo terminaron el día en que el profesor anunció que dejaría la escuela para cuidar de su bella esposa embarazada. Oh desgracia, cuánto se había ilusionado con el profesor. ¿Cómo es que jamás lo pensó? Borja era un hombre atractivo, un adulto con trabajo y era muy bueno a la hora de tener relaciones sexuales, ¿por qué no habría de tener una pareja? ¿Por qué no podría empezar a formar una familia?

Decepcionado. Así se sentía.

Ahora estaba a la mitad de su último año en el bachillerato, estaba por concluirlo, y el amor o las parejas quedaban descartadas en todo aquel año importante, no tenía tiempo para gastarlo en otra persona, quizás con sus pocos amigos que tenía, pero no podía dejar que el nuevo maestro mostrara que sus calificaciones perfectas en la asignatura Inglés se debían a que follaba cada tarde, habiendo o no juguetes sexuales.
Mientras tanto, quedaba el nuevo maestro, quien sólo se quedaría en esa mitad de año en bachillerato. Se rumoreaba que el nuevo maestro era extranjero, aunque no especificaban de donde provenía con exactitud, así que Raúl optó por imaginarse que era de Estados Unidos, al igual que imaginarse que sería o un viejo panzón y calvo, o un tipo con gafas, delgado y bajito, un blanco fácil para los más caóticos de su grupo.

En el instituto de Raúl podían permitirse muchas cosas, una de ellas era contratar a gente del extranjero con una carrera de maestría perfecta dejándoles una asignatura por llevar. Asistir a un instituto de pijos sin dudas tenía sus ventajas y desventajas, por ejemplo: una ventaja era que tendría más facilidades de entrar en una buena universidad, y aunque tenía pocos amigos cuando asistía a las fiestas solían haber cosas increíbles, incluso cuando no iba a una fiesta podía admirar las grandes casas (que parecían mansiones) y poder alardearle a sus hermanos mayores, los cuales estudiaban en Barcelona, a diferencia de Raúl, quien tuvo el privilegio y la fortuna de ser aceptado en el instituto privado.