Psychologist

515 37 5
                                    

El auto de Raúl había ido a gran velocidad, mientras por la radio se reproducía por quinta vez el mismo álbum de Reborn. Más bien el álbum que compuso.

Su éxito mundial. Su adorada creación. La combinación de la pintura de Iván the Terrible con el video de un pequeño bebé en el inicio del video de Guns N' Roses, en "Don't Cry". Las bellas notas de un piano, una guitarra acústica y eléctrica, un bajo, una batería y una suave voz; las horas de sueño puestas en quince canciones que volvían a dar la vuelta por el disco, el amor que le puso a aquella pieza que tantos días le costó terminar. Era aquel su boleto a tantas nuevas cosas; drogas, alcohol, prostitutas, relaciones cortas, fiestas interminables y más drogas.

Aunque gracias a tal desdicha, en una de las enormes fiestas volvió a reencontrarse con la musa de tal discografía. Raúl Álvarez Genes.

Ahora, ese mismo chico que ha sido interprete y también un actor en el cine, está en el asiento del conductor, encima de Reborn. Ambos están completamente sudados, exhaustos y ebrios; sumando que también están algo drogados, claro.

Hacía 48 horas que nadie se enteraba dónde podían estar. Apenas se habían reencontrado en aquella fiesta, fueron corriendo a los baños a volver a hacer el amor, porque eso hacían. y eso hicieron. Eso habían hecho en el auto de Raúl. Existían tantas veces, tantas oportunidades que tuvieron y ambos no lograban dar ese paso tan importante para su relación a medias. Siquiera lograban decirse lo que realmente sentían, porque pareciera que las drogas y el alcohol era su única ayuda para expresarse.

—Me alegro habernos ido...—Suspiró Reborn mientras acariciaba con ternura la cabeza de Raúl con un poco de gomina.

—También me alegra...—Murmuró contra su pecho desnudo. —Reb...—Susurró.

—Dime—

—A veces me gustaría haber estudiado psicología para saber cómo ayudarte...—Respondió.

Eran aquellas pequeñas conversaciones las que hacían laborar su mente, pensando en esas palabras que solía decirle. Realmente no se veía bien, ninguno en realidad; el éxito de aquel álbum iba decayendo, al igual que los integrantes de su banda, quienes empezaron a tener las famosas diferencias musicales. Para Reborn era difícil ser algo tan insignificante en algo tan grande, ser aclamado por tanto y sentirse nada, escuchar los halagos de sus seguidores y fans, pero saber la verdad al mirarse al espejo. Una insignificante pieza de una idea, algo que no era fijo, algo torpe e indeciso. Pero ahí estaba, ese error adicto a la cocaína y a la mariguana, adicto a caerse al suelo en aquellas canciones que eran utilizados los solos de guitarra. Caerse de rodillas y saber cuál era su lugar realmente, saber que el suelo era el lugar donde pertenecía, verse al espejo y conocerse, mirar sus brazos y encontrar cada mínima imperfección.

Porque en el fondo sabía lo poco que era.

Porque sabía el daño que le hacía a Raul. Tenerle cerca nuevamente implicaba hacerle daño con sus adicciones. La necesidad de desayunar una jeringuilla con heroína y ron como jugo. Lo mucho que deseaba terminar en un décimo quinto piso, perdiendo un minuto en recordar a cámara veloz lo feliz que fue su vida cuando era ignorante de una vida conocedora a la fría realidad.

Le haría daño si decidiera saltar y jamás volver.

Sus enormes ojos llenos de dolor lo miraban, porque ambos sabían lo poco que le interesó la rehabilitación de Raúl, porque ahora estaban dentro de ese auto; amándose con ese dolor que cargaba Reborn en sus hombros.

—Quiero ir al planetario—Dijo firme Raúl, quitando esa expresión que hacía estragos en Reborn.

—¿Por qué?—Dio una risa ronca. Reconocía ese poder que tenía Raúl de hacerle sentir mejor con tan poco.

Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)Where stories live. Discover now