Dad's New Boyfriend

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¿Qué era aquello que su padre hacía al salir? Jamás supo explicarlo bien. Era todo un misterio para la preadolescente de cabellos castaños teñidos de rubio, conseguidos gracias a las dos horas que pasó limpiando la oficina de su padre, el desayuno que hizo y las buenas notas que recibió en el instituto.

Cabía mencionar, antes que nada, lo ocupado que era su padre. Un hombre de 33 años, tan ocupado de su paternidad y del trabajo en la guardería, era claro que podía ser padre, podía lidiar con siete niños, los cinco días de la semana durante seis horas. Era complicado no sentirse un poco sola cuando su padre no estaba, pero la dulce Abril reconocía el esfuerzo de su padre, ya que después de todo, ser padre soltero podía ser sumamente difícil, y más si tienes que pagar cada gusto que tu caprichosa hija pedía. Pero era su hija, y al final de cuentas la quería.

Aunque aquella tarde, fue algo distinta para la pequeña Abril, quien llegaba alegre del instituto, ya que, finalmente, habían llegado las esperadas vacaciones de invierno. Así que, feliz, se dirigió a su casa, esperando ver a su padre preparando algo para comer y después salir un rato a hacer unas compras, como empezó a hacer desde hace tiempo. Caminaba entre el asfalto grisáceo, haciendo brincar a su mochila color morado con figuras de lo que parecía ser, una curiosa figura de varias flores en color rosa. Pensaba en la grata sorpresa de sus buenas notas, y se imaginaba la expresión de orgullo y felicidad de su padre Renato. Sonriéndole vestido en ese mantel que le regaló por su cumpleaños -gracias a sus ahorros- con el diseño de lo que parecía ser, una estrella invertida con una figura satánica de un hombre con toga negra y cabeza de chivo.

Sin embargo, cuando llegó, fue a abrir la puerta alegre, corriendo a la cocina en busca de su padre cocinando. En la habitación sólo estaba el mantel colgado en la perilla de la puerta para el jardín, mientras no había absolutamente nada preparado para el almuerzo. Era curioso, jamás había llegado y jamás había pasado por ese tipo de situación.

Y estaba tan ensimismada que no escuchó el golpeteo contra alguna pared de la vivienda, o eso hasta que escuchó algo parecido a un grito, uno muy extraño a su parecer.

La pequeña Abril, decidió investigar, quizás su padre estaba haciendo alguna renovación en casa y se había golpeado. O quizás se trataba de alguna de sus películas raras que algunas veces veía, aunque no le aterraban, le parecía intrigante escuchar a las personas gritar al ser torturadas.
Dejó su mochila en la cocina, al igual que dejaba el suéter escolar en alguno de los sillones donde dormía el inquieto Fénix, uno de los gatos de su padre. Era un gato gris, que aunque llevara poco en casa, ya había crecido con notoriedad. El pequeño se asustó, pero luego volvió a su siesta al ver que era la linda Abril. La niña le dio unas caricias y fue a encaminarse al segundo piso.

Entre más se aproximaba a la habitación de su padre, escuchaba con más precisión que era un golpeteo constante, acompañado de extraños sonidos; una combinación de jadeos, quejidos y hasta gritos. Quizás podría tratarse de la privacidad de su padre y no tenía que indagar ahí, pero quería saber si estaba bien. La pequeña de doce años no podía con la curiosidad de saber qué hacía su padre, o siquiera de saber que estaba bien, así que tocó la puerta con notoria insistencia. Y en cuanto dio el segundo toque, todo ruido cesó.

—¿Papá? ¿Estás bien?—Preguntó la pequeña en voz alta para ser escuchada.

Sí, Ari... estoy bien—Habló su padre con su característico tono de voz grave, aunque esta vez sonara cansado.

Se escucharon algún intercambio de palabras, después algunas cosas moverse y acomodarse hasta que los pasos apresurados de su padre pudieron calmar su mente preocupada y curiosa. Abrió la puerta, escuchando cómo el pestillo era retirado conjunto al movimiento. Su padre salió apresuradamente, sin dejarle ver qué hacía dentro de la habitación. Tenía una camisa formal blanca y estaba usando lo que parecían ser, pantalones lino color negro. "Está formal. Demasiado para ser verdad" pensó la pequeña, mientras fruncía el ceño, recordando que su padre jamás estaba en casa usando ese estilo para vestir.

Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)Where stories live. Discover now