Methamphetamine With Pain vol.2

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Un mes había pasado, y todo había sido tan distinto desde aquella vez donde Raúl se había quedado en casa. Empezando cuando fue a casa del señor Hunt a decirle que Raúl se había quedado porque se sentía cansado, recibiendo una alegre respuesta siendo "¡Puede quedarse contigo todas las veces que quieran!" Con el tono más alegre que alguna vez pudo escuchar.

Desde entonces, pareciera que Raúl vivía con él. Ocasionalmente iba al lado para traer más de sus cosas, aunque de cualquier forma terminaba vistiendo la ropa de Reborn. La noche era la cosa que más adoraba, ya que antes en vez de exclamar un buenas noches sin respuesta, ahora recibía una por parte de la voz que más adoraba, mientras estaba entre sus brazos. Cabía mencionar las incontables veces que terminaban en sudor, jadeantes y exhaustos por tantas veces que se entregaban en un vaivén y conexión.

Luego de unos días de aquella primera vez, fue cuando a Reborn se le ocurrió la grandiosa idea de preguntarle qué era lo que realmente eran, y luego del gran drama que armó Raúl, le pidió junto con unas flores de la señora Mónica y unos waffles, que fuesen una pareja oficial. Hacer cosas cursis jamás fue algo que alguna vez pudiese considerar algo que pudiera hacer, pero valía la pena hacerlo millones de veces por ver siempre el rostro de Raúl iluminarse y tornarse carmín, cubriendo su sonrojo con ambas manos y hacer relucir sus lágrimas. Por el rostro de aflicción que recibió estaba casi seguro que le diría que no después de haber dudado de la casi relación que tenían, pero en cuanto se le lanzó encima comiéndole la cara a besos y gritando afirmaciones contra sus mejillas, fue cuando sintió la mayores de sus felicidades acariciar su ser completo.

Ahora Raúl era su novio oficialmente, y no podía ser más feliz.

Anunciarle aquello al señor Hunt sin dudas fue su pesadilla que ni siquiera pudo calmar su lindo novio, quien acariciaba sus mejillas pálidas, regalándole besos en la nariz y diciéndole que no pasaría nada malo. Aparentemente era un adivino porque, efectivamente, nada malo pasó, inclusive el señor dijo que ahora podía ir con más libertad a casa de Reborn, quien estuvo nervioso todo el tiempo. Desde aquella confesión, Raúl no había salido de casa, ya que ahora todas sus cosas estaban en casa del mayor. Los días desayunaban, salían a fumar un rato, veían alguna película, después almorzaban, iban a ver los gatos de la señora Mónica, regresaban, dormían un rato, cenaban, follaban, se duchaban y dormían.

Esa podía ser su rutina de todos los días, sin embargo la abstinencia podía con los nervios de Reborn.

Debajo de la cama donde compartían tantos momentos cursis, era la misma donde habían unas cuantas bolsitas. Cocaína era el nombre del monstruo debajo de su cama.

Temblaba cuando veía hacia abajo, porque había decidido jamás darle la mirada, jamás mantener una nula vista con aquello y mucho menos ir hasta abajo de la cama para averiguar cualquier cosa inútil que fuese necesaria. Siempre que Raúl salía a comprar cosas se quedaba solo, mirando hacia abajo de la cama, temblando y sudando. En cuanto veía a su novio llegar, le daba un gran abrazo y sentía que así podría calmar sus deseos de mirar hacia abajo. Era difícil tener tu vicio a tan pocos metros de ti, esperando que notases su existencia ahí abajo. Desde unos días atrás, ya empiezan a mantenerle cortos cinco segundos de mirada, cuestionándose si aquello estaba bien.

Claro que aquello lo llevaría a su perdición.

Estaba en la cocina, preparando el desayuno rutinario que jamás desapareció de su alacena. El café en grano siempre había estado ahí para Reborn, acariciando su magullada mente atrofiada por el temor al monstruo debajo de la cama. Estaba despierto desde muy temprano, el sol siquiera había aparecido en el amanecer, no había más luz que la hermosa cabellera de Raúl aún teñida de rubio; ansiaba teñirlo, pero sus pensamientos terminaban siempre en bajar la mirada por debajo de la cama. Su rostro lleno de calma, sus pestañas tupidas acariciando sus mejillas, su escasa barba que había crecido en su barbilla y mandíbula, su respiración llena de calma, las veces que se acurrucaba más al tembloroso cuerpo de Reborn sin droga.

Talk Dirty To Me (REBORNPLAY)Where stories live. Discover now