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Era mejor aparentar y no sentir, que sentir y no aparentar. Los últimos días de octubre se esfumaron tan rápido como el aroma de un perfume barato. El frío viento de noviembre mecía la ciudad en la que ya se podían presenciar los atuendos invernales. Los cafés en Gangnam-gu estaban llenos de parejas que saturaban sus redes sociales con fotos románticas, mientras Namjoon solo podía rodar los ojos y contener las ganas de tomarle la mano a Lee Dae Hwi.

Sí, había pasado esas dos semanas con su secretario, olvidándose por completo del rol que tenía que asumir. Dejando sobre la mesa de noche junto a su cama el anillo que lo ataba a su realidad, la misma de la que no podía escapar sin importar cuánto huyera de ella. Una realidad que no solo se basaba en el matrimonio fingido, sino también en las sensaciones que lo hacían removerse cada noche cuando no era Jimin quien se acostaba y despertaba en sus brazos.

Sus sentimientos por Lee Dae Hwi no habían decrecido o eso se decía. Solo estaban pasando por una fase como toda pareja, por eso le dedicó tiempo. Ignorando deliberadamente sus deberes, sobre todo, incumpliendo conscientemente las reglas del contrato que tenía con Jimin. Mientras Lee Dae Hwi fuera feliz, no importaba que Jimin ocupara sus pensamientos la mayor parte del día.

Como en ese mismo momento en el que disfrazaban una cita como en encuentro de trabajo. Dae Hwi hablaba sin parar mientras él estaba perdido en la idea de qué andaría haciendo su prometido. No habían vuelto a comunicarse después de aquella noche intensa que compartieron. Ambos guardaron las distancias y a pesar de que él intentó romper esa barrera de ley de hielo, su orgullo no se lo permitió. Si bien, Jimin solo era la persona con la que se iba a casar, un negocio, su entrada de dinero secundaria.

—Y entonces la secretaria Choi está teniendo un amorío con Yang Min Jae, el nuevo jefe de tapicería de los Ventus Lite Ray.

—¡Hmm, sí que se vendió bien ese vehículo!

—¡Nam no me estás prestando atención! —Demandó el pelirosa dándole una frágil patada por debajo de la mesa.

Kim Namjoon solo sonrió disculpándose. Tenía ganas de ver a Jimin, al menos para discutir. Ese chiquillo realmente era orgulloso, ni siquiera se había tomado el trabajo de maldecirlo por mensajes como hacía antes. Namjoon se perdió en la mirada de quien estaba sentado frente a él con las mejillas sonrosadas, era lindo incluso cuando bebía su café, pero no podía compararse con ese hombre con el que se iba a casar.

El sonido de su teléfono los sacó de su romántica distracción.

—¿Qué crees que estás haciendo Kim Namjoon? No pruebes mi paciencia —No entendía la ira en la voz de su padre.

—¿Qué demonios ocurre ahora padre? ¿Qué rayos he hecho? —Su mirada estaba fija en Lee Dae Hwi quien había emblanquecido repentinamente al mirar su móvil. —¿Qué pasa Dae Hwi? —Murmuró la pregunta mientras escuchaba a su padre maldecir y decirle que se chequeara su teléfono.

—Mira...—Lee Dae Hwi le extendió su celular abrumado por lo que acababa de ver. 

"Es cierto el romance entre Kim Namjoon y su secretario. Miren como se sonríen, estas fotos son de hoy y lo comprueban todo."

_No que él se iba a casar con el hijo del ministro de relaciones internacionales.

_Homo. Ewww.

_ ¡Omg entonces le está siendo infiel @ParkJimin!

_No salten a conclusiones, él se va a casar con @ParkJimin, seguro están buscando un regalo, hace días fue la transmisión de su fiesta de compromiso.

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