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Una risa burlona brillaba en la cara del rubio mirándose al espejo. A pesar de que al antes mencionado le había tomado algunos minutos deshacerse de su erección, el recuerdo de la reacción de su prometido había valido la pena. El hecho de ver a un hombre de treinta años comportarse como un adolescente descarado era lo que más Jimin disfrutaba de su relación con Namjoon.

El joven Park acomodó sus cabellos dorados sin mucho esfuerzo. Se deshizo del sudor en su cara con el polvo traslúcido. Contemplaba a su reflejo y por un momento se instaló en su cabeza la duda. —¿Qué tiene él que yo no? —Pero enseguida se deshizo de tales pensamientos innecesarios. Tenía bien claro que el corazón de Namjoon navegaba en un mar de confusiones y su barco terminaría anclado la orilla de la misma isla, Lee Dae Hwi.

No tenía sentido compararse con ese chico una y otra vez. Ni cundirse la cabeza con interrogantes capciosas. Jimin sacudió sus hombros como si se desempolvara de todo tomando rumbo devuelta a ese escenario que era su vida.

Trataba de mantener la sonrisa y atender a cada conversación en la que era nombrado. Mientras que en silencio  practicaba técnicas de respiración para atacar a esos celos envolventes y agridulces que lo tenían a punto de perder la razón. Las miradas que Namjoon le daba a Dae Hwi eran todo menos discretas . Siendo honestos, Jimin quería haber sido besado y tocado por su prometido cuando estuvieron en la casilla de baño. Si continuaba así iba a enloquecer de tanta calentura. Lo mejor era encontrar a alguien que le sacara a Namjoon de la cabeza y ese sería Jeong Jaehyun. 

No es el hecho de quitarse la huella de un hombre, es el hecho de que otro hombre también puede marcar de una manera diferente. Quizás más o menos intensa que el anterior. Se trataba de arriesgar o perder. O eso pensaba el joven Park. Como si un viento repentino lo hubiera azotado, Park Jimin pasó disimuladamente de cortés a coqueto con el ejecutivo Jeong. 

Sin embargo, sus planes de papel fueron incinerados en un abrir y cerrar de ojos. Namjoon no solo tomó asiento en medio de él y Jaehyun, también posó su mano sobre sus hombros subiendo la tensión que molestó tanto a Dae Hwi como a su seguidor. Los ojos de Namjoon fusilaron con discreción a Jeong Jaehyun quien ahora curvaba sus labios en una sonrisa artificiosa.

Ingenuo el joven Kim, ajeno a todo lo que había ocurrido a sus espaldas entre Jaehyun y Jimin. De todos ellos, era Lee Dae Hwi quien se sentía en el trono del mundo teniendo tanta información en sus manos.

El joven secretario podía causar un revuelo en aquel momento y perjudicar a más de uno. Sin embargo, guardó los pequeños trapos sucios del prometido de su pareja. Hipócritas que se miraban, conversaban y brindaban como monos de circo con la excepción de los amigos del mayor. Yoongi y Hoseok solo pedían en silencio que aquella farsa inútil llegara a convertirse en una realidad.

La química entre Namjoon y Jimin era fresca y diferente, traía de vuelta a un Namjoon que solo habían visto años atrás. El mismo que desapareció detrás de la sombra de Lee Dae Hwi y del trabajo. El que se escudaba detrás de una rutina organizada, aburrida y quizás, llena de amor o de costumbre.

Les dolía ser testigos de cómo Namjoon respiraba por los ojos de Lee Dae Hwi, ciego y atado. No, podían seguirlo permitiendo. Tanto Yoongi como Hoseok, disfrutaban el tira y encoge silencioso que tenían Namjoon y Jimin en aquel pequeño sofá.

...

Cuando un hombre te pone la piel de gallina con solo mirarte, entonces sabes que tiene el poder de hacerte estremecer en un instante. Los dedos de Namjoon daban pequeñas caricias sobre los hombros del rubio y este último ya había acomodado la cabeza en el brazo del peligris. Disfrutaba de la conversación bajo el toque de su prometido. Conteniendo las ganas de girarse y plantarle un beso.

Life in the SpotlightWhere stories live. Discover now