Life in the Spotlight

26

La palabras brotaron de la boca de Namjoon por puro instinto, mismo que había sido producto de la intensidad del momento que acababan de vivir. Sus respiraciones se atenuaron hasta volverse lentas y profundas mientras ellos seguían en los brazos del otro. No perdieron el contacto visual al tiempo que recorrían con los dedos el cuerpo del contrario. E incluso cuando ambos permanecían callados, sus expresiones le daban voz a lo que realmente sentían.

Por un lado Jimin asumía que Namjoon había dicho aquella frase por impulso, quizás era una mentira de papel que el viento se llevaría una vez que regresaran a la realidad. Por el otro, en la mente del rubio había espacio para el beneficio de la duda, y antes de perderse en su niebla de pensamientos, decidió darle cabida a un poco de veracidad a las palabras de su esposo. Siendo sincero consigo mismo, ya había perdido la cuenta de todas las veces en las que deseó que Namjoon reciprocara sus sentimientos. Entonces se dijo mentalmente que era hora de permitirse vivir el sueño de su matrimonio falso.

El rubio fue el primero en desconectar su mirada cuando descaradamente enterró su rostro en el pecho de quien lo sostenía. Su corazón se aceleró al sentir los labios del contrario posarse en su coronilla. El alma de Jimin sonrió agradecida, y una ilusión vaporosa afloró nuevamente en su interior. Anhelaba convertirse en el sol del universo de Namjoon, pero por ahora se conformaría con ser solo una estrella en el cielo del antes mencionado. Se dejaría llevar por sus sentimientos, incluso si el precio a pagar fuera terminar con su corazón hecho añicos. Ya no quería seguir luchando contra sí mismo.

La mano de Namjoon buscó la barbilla de su pareja y la alzó con sutileza. Sus miradas se volvieron a encontrar un segundo antes de que sus labios se fundieran en un beso sentido. En cambio, la culpa comenzaba a establecerse en la mente del peligris, su viejo amor aún ocupaba un gran espacio en su mente y corazón. Namjoon detuvo el beso con discreción para no lastimar más el orgullo de quien lentamente caía dormido en su pecho.

El peligris era consciente de cada parte de Jimin bajo su agarre, recorría su tersa piel con suavidad como si el rubio estuviera hecho de la porcelana más fina. Admiraba su dulce rostro al dormir y lo atrajo hacia sí con fervor, Jimin era suyo y a pesar de que sus palabras habían sido precipitadas, no eran una mentira del todo.

—Solo necesito tiempo Chim-Chim. —Admitió en un susurro para luego dejarse atrapar por el sueño.

...

El cielo azul era bendecido por el sol, cuyos rayos iluminaban el frío pavimento de la capital sur coreana. El bullicio de los carros, las voces ajenas y algún que otro cantar de pájaros se escuchaban tan vívidos como la risa de Lee Dae Hwi quien iba de su mano radiando alegría. El menor alzaba su dedo anular luciendo un precioso anillo de diamantes, mientras él sostenía la correa que amarraba a un robusto labrador negro. Una sensación cálida quemaba en su pecho y se encontró sonriendo con gratitud, tenía todo lo que deseaba. Caminaron hasta un sendero lleno de rosas azules y su piel se erizó al ver la espalda del rubio quien los miró por un momento y luego corrió hacia los brazos de otro hombre con una sonrisa que iluminaba toda su cara.

—¡Jimin! Espera. —Gritó, pero este último se alejaba, de la mano de otro hombre. Sonreía la felicidad de mil soles y esa solo imagen instaló en Namjoon una anxiedad sobrenatural.

Rayos y centellas comenzaron a estremecer la tierra en, de la nada el cielo se tiñó de oscuro y las nubes reventaron a llorar un aguacero que lo inundó todo. De lo que era un hermoso día de primavera no quedaba nada, ni los rastros de Dae Hwi. En un visto y no visto Jimin era arrastrado por la corriente del diluvio gritando por ayuda, Namjoon se lanzó el miedo consumiendo sus fuerzas, mientras más luchaba contra la corriente esta más lejos se llevaba a Jimin, nadó, sin fin hasta que su respiración desistió.