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—¡Vaya como han cambiado las cosas! —Exclamó Nam admirando la calidez y sensación hogareña que ofrecía el apartamento de sus mejores amigos. Hacía meses que no visitaba a quienes consideraba sus hermanos, regañándose mentalmente por eso.

—Sí, desde que nos regalaste este piso por nuestro compromiso, le hemos puesto un toque de nosotros. —Sonrió Hoseok trayendo los últimos platillos que había cocinado, apretó el hombro de Namjoon dándole una sonrisa condescendiente. ­— Mira que fue difícil quitarle el toque de los Kim.

—Mejor dicho, el toque de Lee Dae Hwi—Bromeó Yoongi y los ojos de Hoseok lo devoraron. —¿Qué?

Namjoon rió apreciando en silencio la relación de sus amigos. Esa compenetración sutil y sublime, Hoseok y Yoongi no habían caminado por un prado de rosas durante los primeros años de relación, pero fueron lo suficientemente fuertes como para volverla estable y duradera. Para Namjoon, ellos eran el ejemplo de lo que una relación debía ser, no las tonterías que ofrecen en la televisión ni la basura fingida que veía en sus padres día a día, la misma que quizás, viviría con Jimin.

Hoseok y Yoongi sabían que el peligris no se encontraba en buen estado mental y a juzgar por todo el revuelo que vio en la tele, la situación no parecía algo simple. Pero ninguno se atrevió a preguntar, el día anterior él apareció repentinamente en el gimnasio de Hoseok repartiendo patadas y puñetazo, a tal punto que rompió uno de los sacos de entrenamiento. Ellos simplemente lo dejaban estar hasta que él mismo decidiera hablar, nunca preguntaban demás, por esa parte Namjoon era reservado, siempre mostrándoles su mejor lado y olvidando que ellos también querían ver las partes feas de su historia.

—¿Hasta cuándo vas a seguir callándote las cosas? —Añadió Yoongi siendo el primero en romper el silencio mientras degustaban la comida de Hoseok.

—¡Hyung! —Hoseok lo regañó.

—No Hobi, Yoongi tiene razón—El peligris hizo una pausa para soltar un suspiro y prosiguió—Estoy cansado de todo, no es necesario que les diga...

—Sí, tienes que decirnos, aprender a dejarlo salir porque no somos psíquicos que leen tu mente, aunque eres fácil de descifrar. Vamos Nam. —Ese fue Yoongi nuevamente.

—Esta locura del matrimonio repentino, mi relación con Dae Hwi ha empeorado. El peso de dirigir a Ventus y esa actitud caprichosa que tiene Park Jimin, me van a volver loco. Sobre todo, este último, es impredecible, sus cambios de humor y esa boca suelta que tiene... —Namjoon rió un momento imaginando al menor en su cabeza. —Está mal de la cabeza.

—No critiques, tampoco eres tan sensato que digamos —Alegó Yoongi captando la expresión en el rostro de su mejor amigo—Es cierto que con lo que hizo ayer, es de preocupar, pero entiendo también su parte.

—¿Quién rayos le dice a su futuro cónyuge que le envíe en un email todos los rasgos de su personalidad y su hoja de vida? —Intervino Hoseok—Eso suena más como contratar a un empleado que casarse.

—Literal—Respondió Yoongi y Hoseok levantó un dedo haciéndolo callar.

— Además que tienes esa mala costumbre de dejar a Lee Dae Hwi a cargo de todo—Levantó las manos al cielo como si pidiera paciencia—Toda decisión que tomas, pasa por el filtro de ese chiquillo y al final es él quien decide y no tú. Abre los ojos. —Alzó la voz emocionado, realmente ver a Namjoon salir de su rutinaria relación con Lee Dae Hwi, era algo que tanto Hoseok como su pareja querían ver hace tiempo.

—Dae Hwi es mi secretario y lo amo. — Aclaró Namjoon procesando cada palabra que su mejor amigo.

—Lo sabemos de sobra, pero ¿No crees que deberían darse más espacio de vez en cuando? Honestamente andan pegados como lapas de la oficina hasta la casa, y los fines de semana se la pasan juntos también.

Life in the SpotlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora