Prólogo

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Ser alguien como Jeon JungKook estaba sobrevalorado, así se había sentido él desde los 16 hasta hacía un par de años. Ahora que tenía 23 había adoptado una forma de vida diferente y de la cual sí se sentía orgulloso.

Puede que no hiciera cosas correctas del todo, pero al menos él sí creía que valían la pena. Como en ese momento, en el cual elevó la bandera de colores al aire y la ondeó con fuerza mientras gritaba "Hoy no es el día". Un cántico un poco absurdo, uno muy profundo para ellos.

La gente a su alrededor le sonrió, ya conocían su cara por todas esa manifestaciones a las cuales había acudido. Un joven apuesto, enérgico y creyente de las marchas. Aún así sabía que no todos lo veían con buenos ojos, porque era extraño ver a un Alfa defendiendo a los Betas.

Las creencias que decían que solo los Alfas con Betas eran los enfermos que apoyaban su causa era inciertas y falsas; porque él era un Alfa soltero y muchos Omegas también marchaban junto a ellos.

Hacía escasos quince años que los Omegas habían aumentado su valor de derechos en su país, ahora ellos podían votar, su opinión era válida, eran más respetados y no había tanta negación a la hora de dejarlos trabajar. Sin embargo el Alfismo seguía presente arraigado a viajas costumbres y creencias, y ese Alfismo aumentó con la propuesta de los Betas de hacerse escuchar.

Los Betas, esa casta casi extinguida y negada de la sociedad, esos hombres o mujeres que prácticamente se desconocían y era insólito conocer a uno de ellos. Por eso, por eso los Omegas que habían sufrido tanto por su libertad querían dársela a los Betas.

JungKook solo quería dársela porque él odiaba las injusticias, odiaba que él pudiera tener una libertad, de hecho odiaba que si él quería podía hacer su propia libertad. Porque nadie le negaría nada simplemente por miedo.

Y ese Alfa que daba tanto miedo cuando conocían sus raíces, ahí estaba ayudando a una Omega de más de 70 años que iba en andador apoyando la marcha vestida con un pañuelo de colores. Sí, un Alfa demasiado intimidante, lo sé.

A unas calles de distancia, más adelante, una fila de policías uniformados hacían guardia tras las vallas que protegían el ayuntamiento de Seúl. A un costado de la gran fila de hombres vestidos de azul marino estaba Kim TaeHyung, el mayor ocultando verdades.

TaeHyung era Beta y su lobo siempre gritaba, gruñía y aullaba cuando estaba en esas concentraciones cuidando su ciudad y a sus ciudadanos. Las protestas que en su inicio eran pacíficas y de menos de cincuenta personas, a lo largo del último año, se habían convertido en caminatas y quejas de más de 200 personas entre las cuales habían radicales que que perdían su razón humana cuando la desesperación de hacerse escuchar les podía.

O al menos así lo creía él cuando veía a esas familias que solo querían casarse, a esos Betas que querían darle su apellido a sus hijos o a esos padres que querían que sus hijos tuvieran derechos. TaeHyung conocía muy bien por lo que luchaban, él también lo deseaba para su casta, pero era un cobarde que prefería estar callado en las sombras.

¿Por qué?

Porque era más fácil fingir ser un Alfa tranquilo y algo "débil" para lograr un buen piso con un buen alquiler, un buen trabajo con los buenos estudios correspondientes, buenos amigos y respeto. Eso que necesitaba para su vida soñada y que ahora tenía.

TaeHyung nunca podría dejar de agradecer a sus padres que se negaran a matarlo, así como sonaba, dejando de lado la opción que les ofrecía el estado de ahorrar gratis a su cachorro solo por ser Beta. Pero, siendo la decepción de sus mismos padres, él negaba su casta siempre y cuando no le preguntaran directamente por ella.

Una relación es trabajo de tres ~ VKookMin ⁓ JungKook, TaeHyung y JiminWhere stories live. Discover now