Lo que esconde su silencio #1 [✓]

《Capítulo 2》

Sam

Dicen que las palabras valen más que cualquier cosa. Creo que es así, pero también pueden ser dañinas y engañosas.

Una sola palabra puede hacerte sentir la persona más afortunada, especial, la más bonita del mundo, mientras que otras pueden hacerte sentir el ser más miserable. Algunas te rompen el corazón, otras lo arreglan y otras esconden verdades o secretos.

¿Cómo puedes saber si esas palabras son reales? ¿Cómo saber si ese "Te amo'' es cierto o si ese "Te odio" es falso? No lo sabes y debes arriesgarte a quedar con la duda.

En cambio, el silencio, ese al que algunos le temen, a veces es la mejor respuesta  porque no dice nada, pero te hace entenderlo todo.

Cuando hablas, evades el silencio, lo oprimes, y de pronto escuchas muchas voces, gritos y algo en tu cabeza te dice "ya cállate", pero sigues hablando y escapando de tus problemas. En cambio, cuando callas y no hay más que silencio tienes tiempo de pensar, de entender y de alguna forma, te escuchas a ti mismo.

En el silencio he encontrado el refugio que ni miles de palabras me han dado. En él encontré la forma de esconder las cosas sin mentir. En él soy libre y no debo aparentar nada. Solo el silencio sabe mis más oscuros secretos y más anhelados sueños.

Cierro mi cuaderno cuando veo a mi mejor amigo asomándose por detrás de mí.

—¿Qué escribes, Sammy? —pregunta con curiosidad. Pestañea varias veces tratando de verse inocente, pero se ve ridículo.

—No seas chismoso, Connor —respondo evadiendo su pregunta—. Deberíamos irnos ya.

—Bien, pero no te sorprendas si tu cuaderno desaparece más tarde —contesta yendo a buscar su mochila. Aparece segundos después con una sonrisa divertida—. Creo que lo descubrí... ¿Escribes una confesión de amor?

—No. Sabes que no —respondo serio. Él sabe que no debe tocar ese tema.

—¿La has visto? —pregunta en un susurro. Me quedo callado unos segundos sin saber qué decir—. Supongo que ese es un no.

Le dices a tu mejor amigo que no te recuerde tus problemas y él decide fingir demencia. Genial.

—Ha pasado tiempo, pero es mejor así. No hay mucho que pueda hacer para arreglar las cosas  —contesto en un murmullo—. Ya deja de preguntar sobre eso.

Connor no pregunta nada más. Ambos caminamos a la puerta y salimos de casa para luego subir al auto del pelinegro.

Ya en cuanto Connor comenzó a conducir, me puse mis auriculares y dejé que la música me transportara a un mundo lejano.

Pude ver como mi amigo comenzaba a hacer muecas exageradas, seguramente estaba hablándome.  Asentí a todo lo que dijo sin darle importancia. Él suele ser muy hablador, no me quejo, es solo que a veces me resulta un poco fastidioso y me dan ganas de ponerle cinta en la boca y encerrarlo en un sótano.