《Capítulo 15》

29 9 9
                                    

Sam

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sam

Después de que Riley descubriera mi paradero, Austin, Connor y Blair también lo hicieron. Mi mejor amigo se puso como mamá gallina al verme y le dijo a Blair que lo disculpara, pero debía llevarme a casa. Los mellizos Wayne se fueron por su lado, pero Riley insistió en acompañarnos. Connor ignoro mis quejas y accedió a qué la chica viniera con nosotros.

Ahora ella está en nuestro departamento analizando todo con la mirada.

Entiendo que le sorprende nuestro hogar porque la mitad de el es brillante y cálida, y la otra es oscura y fría. Tal como Connor y yo. Sin embargo, según la chica, lo que más le sorprende es que está pulcramente limpio. Esperaba ver un desastre. Lo que es imposible si vives con nosotros dos. Lo que Connor tiene de distraído se recompensa con su habilidad para ordenar. A ambos nos gusta mantener un órden para poder estar más relajados. Aunque los fines de semana suele haber un desastre, ya que a mí amigo se le acaban las pilas y yo no pienso limpiar su desorden.

—Si vieran el cuarto de Austin me entenderían —dijo ella riendo.

Miro al castaño quien parece querer matarme con la mirada. Me encojo de hombros y él me señala.

—Oye, tú, ven conmigo —Connor me arrastra hacia su habitación. Una vez que estamos solos, habla—. Sammy, dime qué demonios sucedió.

—Stefan —respondí—. Sabes cuánto odio que quiera meterse en mi vida, así que explote y terminamos peleando. Luego de eso me fui sin hacer lo que me pidió. Ahora mismo debe estar maldiciendome y planeando vengarse.

Él asiente analizando la situación, pero luego comienza a negar con la cabeza.

—No sé cómo puedes estar tan tranquilo
¿Qué pasara luego, Sam? ¿Aparecerás herido con gravedad? —cuestiono aún más molesto—. ¡Aléjate de esas personas! ¿¡No tuviste suficiente ya!?

—Baja la voz, Connor.

—¡Maldita sea, Sam! —vuelve a decir en voz alta—. No fuiste tú quien me encontró casi muerto, pero podríamos compartir el sentimiento si esto continúa.

No creí que tocaría ese tema, es algo que prometimos no volver a hablar por lo mucho que nos afecta. Pero entiendo que su enojo no lo deja pensar con claridad. Y no puedo culparlo, tiene razón en cada cosa que dice.

Él sale de la habitación y un rato después lo oigo despedirse de Riley. Cuando salgo confirmo que él se fue. La chica me ve con confusión, desconozco si escucho algo, pero sé que su curiosidad no le permitiría quedar con la duda.

Estoy muy molesto con la situación. Jamás he peleado con Connor de la manera en la que acaba de pasar. Todo esto es mi culpa. No lo merezco, no merezco su amistad ni cariño. Si tan solo esa noche, aquella persona no me hubiera salvado, ahora estaría en donde pertenezco. Todo sería mejor si yo no estuviera aquí.

—Sam, no estás respirando bien —susurra Riley caminado hacia mí.

Los latidos de mi corazón se hacen cada vez más rápidos y una presión crece en mi pecho. No entiendo qué está pasándome, pero no me gusta nada. Siento que me falta el aire. Y no puedo dejar de pensar en cosas negativas que no hacen más que incrementar ese dolor.

—Riley, no puedo… No puedo —me sale decir. Ella me toma la mano y me guía al sofá.

—Concéntrate en mi voz, Sam, no escuches esos pensamientos —dice sosteniendo mi rostro con delicadeza—. Inhala y exhala.

Intento hacer lo que ella dice, pero no puedo concentrarme. La sensación de ahogo me está mareando. Y no ayuda para nada que ella esté mirándome con tanta preocupación.

—¿Recuerdas cuando me encontraste en casa de Ellie con sus libros? —pregunto de la nada. Mí mente viaja a ese recuerdo y me hace sonreír.

—Sí —respondo en un susurro—. Estabas… Estaba tan asustada.

Aquel día fui a casa de Ellie para que podamos hablar. Ella no me lo permitía, así que me cole en su fiesta. Tuvimos una discusión, termine bebiendo de más y cuando me di cuenta encontré a Riley en la biblioteca. Quise irme apenas la vi, pero mis pies me lo impidieron. Además de que no podía no hacer un chiste con la situación.

—Lo estaba, me diste un gran susto. Mi cara fue algo así —dijo haciendo una mueca graciosa—. ¿Te divierte recordarlo?

—Fue gracioso —admití tratando de fijar mi atención en ella—. Te veías linda sonrojada.

—Siempre me veo linda, Bramson —se queja frunciendo la nariz.

—Así es —asiento—. Curiosita, ¿puedes...— Extiendo mis brazos esperando que capte la indirecta y así lo hace. Me abraza fuertemente.

Un abrazo es todo lo que necesito a veces, pero me cuesta tanto pedirlo. Quisiera que no fuera así, quisiera poder decir lo que siento y lo que pienso sin miedo a la reacción de los demás, pero no puedo.

En mi cabeza tengo la idea fija de que debo arreglar mis propios asuntos solo, sin ayuda. Porque creo que no merezco recibir nada bueno de nadie. No soy una persona bondadosa, ni mucho menos agradable. Puedo llegar a ser muy insensible y frío hasta con las personas que quiero y nunca me es fácil expresarles mi aprecio. Pero a pesar de todo eso, sigo conociendo gente buena que se preocupa por mí y me quiere siendo como soy.

Me preguntó si Riley me vería de la misma forma si supiera lo que hago en mi tiempo libre. Seguramente se horrorizaría con tanto caos que me rodea.

Pero nada importa en este momento.

Nuestro abrazo continúa por al menos cinco minutos más y al separarnos ella me pide el botiquín de primeros auxilios. Se lo traigo y sin decir nada, ella comienza intentar curar mis heridas. Puedo apreciar con exactitud el momento en que sus mejillas se tornan rojas solo por nuestra cercanía. Y sonrío, porque me sale tan natural estando cerca de ella.

Ya casi no me reconozco a mí mismo. La chica curiosa que juro no soportar, está comenzando a causar cosas en mí. Y entre más intento ignorar lo que está pasando, más insiste la vida en juntarnos.

Puedo controlar a mi mente, pero siento que estoy perdiendo los hilos de mi corazón.

Lo que me está pasando no es nada nuevo, pero presiento que las cosas saldrán igual de mal que la primera vez. Ya rompí el corazón de alguien en el pasado e incluso el mío, no puedo hacerle lo mismo a Riley. No es justo.

¿Pero como puedo detener las cosas ahora? Es demasiado tarde.

¿Pero como puedo detener las cosas ahora? Es demasiado tarde

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Lo que esconde su silencio #1 [✓]Where stories live. Discover now