《Capítulo 18》

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Riley

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Riley

Esta mañana, cuando desperté me encontré con una escena poco agradable. Mi abuela materna estaba de visita. Lo que es muy malo, ya que con ella siempre vienen los problemas. Es una mujer difícil, criada a la vieja escuela y siempre ha creído que tiene poder en la vida de mi madre. Por ella mis padres casi se separan cuando eran jóvenes e incluso quiso detener la boda solo porque papá no contaba con mucho dinero en esa época y la abuela Jen decía que no merecía a mamá.
En fin, es una persona complicada.

Cuando salí a saludarla fingí estar feliz de verla, pero por dentro estaba muriendo de ganas de decirle un par cosas, luego de escucharla decir a mamá que no debe seguir perdiendo el tiempo y que necesita encontrar un nuevo esposo. Lo cual es muy cruel, porque sabe qué mamá y yo continuamos sufriendo por la ausencia de papá.

—Querida, te ves más decente que la última vez —dice mirándome de pies a cabeza.

Necesito a alguien que esté dispuesto a matar personas. Urgentemente.

—Abuela, tú sigues igual. El tiempo no pasa contigo —comento entre dientes. Ella ríe pensando que es un halago.

Intento huir, pero mamá me suplica que me quedé con solo una mirada. Sabe que conmigo presente, al menos Jen no hablara de mi padre. Por lo menos no cosas malas.

Es así como estuve las últimas tres horas escuchando a la señora hablar de cómo se hacían las cosas cuando era joven y lo mucho que trabajo. Varias veces menciono que los jóvenes no sabemos lo que es sufrir y que solo inventamos cosas como el estrés, cosa que para ella no existe.

Me dio tanto cansancio oírla que hasta creo que me absorbió toda la buena energía. Luego, para hacer mi vida aún más horrible, empezó a comentar cosas sobre mí.

—Te ves muy amargada, niña. Deberías salir más y tal vez encuentres a alguien que pueda mantenerte —menciono.

Ahí está el asunto, ella se queja de que trabajo toda su vida e hizo las cosas por si sola, pero su consejo para mí es que busque a un hombre adinerado que me mantenga. Para Jen las mujeres solo deberían ser amas de casa y cuidar de sus esposos. Ridículo.

—Eso no es lo importante en una relación, abuela —murmuré.

—¿Y qué lo es? —cuestiono—. ¿El amor? No existe tal cosa, querida. Un muchacho no podría amarte por más que tú a él sí. Solo somos el entretenimiento de los hombres —escupe con frialdad—. Y tú, cariño, muy agraciada, no eres. Dudo que alguien pueda amarte algún día.

Sus palabras se clavan como cuchillos en mí pecho. No es la primera vez que la escucho decir cosas así. Incluso a veces pienso en sus comentarios y me pregunto si tiene razón.

Lo peor es que no puedo decirle nada. Tengo que ser mucho mejor que ella y no perder el control para no darle la razón.

—No voy a permitir este trato a mi hija, madre —mi mamá interfirió—. Quiero que te vayas de mi casa ahora mismo.

Lo que esconde su silencio #1 [✓]Onde histórias criam vida. Descubra agora