Ya han pasado varios meses, y las cosas volvieron la normalidad, si es que alguna vez fueron normales.
Ahora Alfred es el responsable de velar por el equilibrio entre todas las diferentes facciones: Brujas, Vampiros y Hombres Lobo.
Sin saber que en...
N/A: Por si no recuerdan a Sarah, les pongo una foto para que mas o menos se den una idea de ella.
★★★
El estridente sonido de su celular logró despertarla de su profundo sueño, al mirar la pantalla pudo darse cuenta que era Isabela quien llamaba, y no sólo eso, pudo notar las docenas de mensajes de varios de sus amigos y compañeros en su bandeja de WhatsApp.
La habitación estaba casi en penumbras, algo que le daba entender que llevaba más de ocho horas dormida, cuando se fijó más detenidamente a su celular pudo ver que eran las cinco y media se la tarde.
Suspiró con fastidio al darse cuenta que seguramente Alexander y su hermano le darían un sermón.
De pronto algunos recuerdos llegaron a su mente: luces, música, alcohol y un chico lindo. Sonrió por u segundo al recordar como la besaba, sus cálidas manos recorriendo su cuerpo mientras bailaban...
Aun así, no se arrepentía de haber seguido a ese chico hasta ese lugar...
Y hablando del chico... ¿Dónde estaba?
Estaba segura que en medio de su borrachera, ambos llegaron al departamento del susodicho, por lo que no se explicaba por qué estaba sola, y en ropa interior.
"Genial Sarah, ahora tendrás que explicar por qué tardaste tanto en llegar..." pensó en voz alta mientras buscaba su ropa y sus tacones para salir de esa habitación.
Al intentar abrir la puerta se dio cuenta que el sello de camuflaje que Helena le había puesto se había desvanecido casi en su totalidad, lo cual no hizo más que inquietarla aún más. Se sorprendió cuando vio a su cita de una noche en la cocina, preparando lo que parecía ser la cena.
Él le sonreía mientras se limpiaba las manos con una servilleta.
- Vaya, no pensé que despertarías tan rápido, - dijo él con una voz seductora - pensaba hacer la cena y tal vez tener un rato para conocernos antes de que te fueras para siempre...
La rubia lo miró de arriba abajo y levanto las cejas con sorpresa, ella solía tener buen gusto con los chicos, en realidad siempre lograba tener grandes noches, pero él era increíblemente guapo. No sabía si eran sus azules ojos, su sonrisa coqueta, su gran altura o el tono de u voz lo que hacia que ella estuviera tan nerviosa.
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- Yo, emm... no sé si...- balbuceaba mientras intentaba buscar la puerta de salida - en realidad yo tengo que...
