Detras de mí odio / KookGi / BTS.

EPÍLOGO

La distancia y el tiempo entre nosotros nunca cambiaran mi mente, porque cariño, moriría por ti.

Die For You - The Weeknd.

De qué sirve tener pájaros en la cabeza si ninguno sabe volar. – Lena Carrilero.

Si al antiguo Yoongi le hubiesen dicho que sería correspondido, ya se estaría riendo a carcajadas por lo tonto que sonaba aquello. Y es que él era tan inseguro y miedoso que ni de loco se lo hubiese creído, porque él sabia que jamás seria correspondido sabiendo que el menor ya tenía a alguien más ocupando sus pensamientos.

Pero ahora todo era diferente, ahora todo era más real y verdadero, porque él siempre tuvo sentimientos vivos por el menor, siempre lo amo en silencio, y así se sentía bien sin saber que aquello lo estaba dañando. Al principio pensó que seria normal, que no seria doloroso, que ver al menor y no decir lo que sentía seria llevadero, equivocado estaba.

Le dolió saber que no sería correspondido, haciéndose a la idea de que el pequeño maknae no lo amaría como él que con dolor lo hacía, amando en silencio al menor, admirándolo desde las penumbras. Era sumamente doloroso.

Se hizo a la tonta idea de que debía soportar, que podía hacerlo enterrando todos esos sentimientos en lo más profundo, en una jaula sin salida, con miles de cadenas rodeándola, que solo fuera una observador, una espectadora de como poco a poco se iba olvidando del menor. Lo intento, vaya que lo intento, pero al final el sentimiento fue más grande que su insistencia, rompiendo sus barreras, las gruesas cadenas.

Dolió como nunca, lloro, grito, se enojó consigo mismo, se decepcionó. Huyo lejos del menor creyendo que así dejaría de doler, que dejaría de sentir lo que sentía; no fue así y se odio por eso, por sentir lo que creyó haber dejado de sentir.

Su mejor forma de olvidar al menor fue alejarse, odiándolo, disfrazando el amor por odio, portándose distante, frio, áspero. Todo con el objetivo de cuidar su marchito corazón, de tratar de olvidar lo que sentía, el bombeo de su corazón cuando recibía una mirada del maknae. Al principio fue difícil, doloroso para ambos. Estaban acostumbrados a estar siempre juntos, compartiendo casi todo, los gustos; era su lindo maknae.

Pero al final terminaba volviendo a él como si de un imán se tratara, como si no pudiera escapar de él. Siempre se la paso huyendo, escapando del menor sin tomar en cuenta que al final terminaría volviendo.

Cuando sus labios rozaron por primera vez sintió aquel zoológico en su estómago, tratando de disfrutarlo sin poderlo hacer sabiendo que el menor ya estaba en una relación, que estaba a lado de su mejor amigo, no podía hacer eso.

Ambos pasaron por mucho, ambos sufrieron horrores, de eso estaba seguro. Él termino dañado de muchas formas, su corazón fue apachurrado, quebrado, roto en miles de pedazos, sin reparación alguna; pero, sus sentimientos seguían siendo los mismos, su amor seguía floreciendo sin importar cuanto ya había sufrido, cuanto ya había llorado, cuanto ya había gritado para que se detuviera.