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~BELL ROUX

Dios.

Ese abdomen marcado, bronceado y brillante, no dejaba mucho a la imaginación. Sus orbes azules resaltaban como piedras preciosas, era tan perfecto que parecía creado por los mismísimos ángeles y, lo mejor de todo, era mi novio.

-Bell -Mi nombre con su voz sonaba tan melodioso, era como escuchar a...¿Mi mamá?

Abrí los ojos de golpe.

-¡Bell! despierta ¡Ya!

Estaba soñando.

So-ñan-do.

Se sentía tan real. Pero por supuesto, alguien así solo podía existir en mis sueños.

Salí de mi cama entre molesta y triste por volver a mi realidad, una realidad demasiado distante de mi sueño. Una realidad son un novio de ojos azules como el mar.

Llevaba una semana de vacaciones y lo más emocionante que había hecho era soñar con ese chico que ví en una revista.

Me encaminé al baño para seguir toda mi rutina matutina antes de ir a mi segundo lugar favorito en el mundo: la florería Roux. El primero era mi jardín. Las flores, impregnando el ambiente con su delicado aroma, algunas sencillas, otras extraordinarias, todas hermosas, aportando color a un fondo verde, demostrando que la belleza en el mundo se manifiesta de muchas formas. Eran mi obsesión.

Mi abuela decía que tenía antomanía en primer grado.

«Antomanía: Amor exacerbado por las flores».

Yo creía que tenía razón.

Luego de desayunar fui directamente tras el aparador de la florería, lista para enfrentar un nuevo día. Estuve atendiendo clientes durante horas. Pasó el medio día y la clientela empezó a ser más baja. Me relajé por un rato sentada en una pequeña banca y no sé cuanto tiempo transcurrió hasta que volví a escuchar el sonido de las campanillas de la puerta del local indicando la llegada de alguien.

Enseguida me puse de pie para atender a la persona que acababa de llegar.

Pero, cuando le ví, tuve algunas dudas.

Cabello castaño oscuro, una piel color crema que no le hacía justicia a todas las operaciones que se hacen algunas mujeres para tener la piel tersa. Sus facciones estaban en perfecta sintonía con su rostro perfilado.

¿Estaba delirando?

Estuve a punto de extender mi brazo para confirmar que fuese real en el preciso momento que se detuvo delante de mí. Solo pude enfocarme en él y en esos ojos que me parecieron el cielo aunque eran color café.

Era cien por ciento mi tipo físicamente.

El chico me observaba arrugando su entrecejo con pura confusión, sus ojos me escanearon con curiosidad y la mueca de incomodidad que tenía plasmada en su rostro evidenciaban que me había congelado como una completa tonta.

Que primera impresión tan gloriosa.

Aclaré mi garganta aunque no tenía nada molestando allí. Podría decirse que había perdido el habla, o quizás ya no recordaba como se hablaba. Pensándolo bien...¿Quién era yo?

El suelo tembló, descarté que fuese un sismo, pues no era la primera vez en mi vida que se daba esta situación .En realidad, era más común de lo que me gustaría admitir.

-Bell ¡Hay un cliente esperando! ¡Despierta cariño!

-Disculpa. Tendrá un 20% de descuento por el retraso de mi hija.

Un chico amante a las flores [✓]©Where stories live. Discover now