CAPITULO 3. CAMBIO DE AIRES

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Un día como otro cualquiera me Levante a las 7 de la mañana  como todos los días, me pegué una ducha, me vestí y fui directamente al despacho.

Me pare a comprar un café y otro para mi padre como hacía cada mañana.
Me dirigí al despacho de mi padre para darle su café. Estaba al teléfono y ,me hizo una señal para que esperara un momento.

Cuando hubo terminado con la llamada dijo.:
- Hoy al medio día ¿ comemos juntos?
Yo le pregunté
- ¿Ha pasado algo? ¿ hay algún problema con la sede de Roma?
Y el me respondio:
- No, no te preocupes solo es que cosas de las que hablar y prefiero hacerlo comiendo con mi hija.

Me quedé un poco preocupada, pero le dije :
- No hay problema, le dire a mi secretaria que nos reserve en ese restaurante nuevo que querías provar. Y me contestó que no hacía falta que se ocupaba el.

- Quedamos a las 12 en el holl.
Pase toda la mañana inquieta por lo que mi padre quería contarme, pero como tenía mucho trabajo dejé de pensar y me puse manos a la obra.

La mañana pasó muy rápido y en el reloj que eran la 11.55, me levanté de la silla y me dirigi hacia el holl, mi padre ya estaba allí. Me hizo u  gesto y salimos juntos, nos montamos en un coche y nos dirigimos al restaurante.

Me llevo al restaurante donde yo le había propuesto, cuando llegamos a la mesa mi sorpresa fue que Rosalie estaba allí sentada. Tenia cara de felicidad, nos saludó  con la mano y nos acercamos hasta allí.

Nos sentamos mi padre llamó al camarero para pedir y que no  nos molestaran mientras hablamos.
¡Amelia tenemos algo de lo que hablarte !.
-Necesitamos que vayas a la sede de Roma las cosas allí no van todo lo bien que deberían.

- Es necesario que vayas allí y soluciones los problemas que hay.
Me quedé boquiabierta, no me podía creer lo que me estaba diciendo. Todas mis sospechas se hicieron realidad.
-¿ A quién vas a poner en mi lugar aquí?.
- No puedes mandarme allí, hay más gente que pueda ir.
Su contestación fue que yo era la mejor para solucionar los problemas y que en mi puesto se quedaría Rosalie. Que estaba muy preparada para ocupar mi lugar hasta que yo regresara.
No podía ser ¡ LO ODIABA!
-¿ Y cuando se supone que me tengo que ir?
Y me contestó
- El jet privado estará preparado mañana por la mañana.
¡MAÑANA!
-Es demasiado pronto, tengo que dejar preparado las  cosas de la oficina,mi casa.
No tengo la maleta preparada ni nada.
¿- Y cuanto tiempo se supone que me tengo que quedar?. 
- El tiempo que haga falta, por lo menos un par de meses.

Decidí que no tenía nada más que hablar, me levanté de la mesa y le dije a mi padre que mañana por la mañana estaría en el jet.
Me fui hacia mi casa y me puse hacer la maleta con un cabreo que hasta el perro me vio y no se acercó ni a saludarme.
Pase la noche en mi habitación, no tenía ganas de encontrarme con nadie y mucho menos con mi padre.

A media noche tocaron mi puerta, no dije nada pensando que era mi padre. No tenía ganas de discutir más, abrieron la puerta y no era mi padre si no Julian.
-¿Se puede?
Y yo le contesté
- No tengo ganas de hablar.

Me imagino hermanita, pero vengo a despedirme y a decirte que me parece muy injusto lo que te está haciendo.

- Pero tranquila lo harás muy bien y yo iré a visitarte y si necesitas algo llámame y allí estaré.
- Muchas gracias hermanito, lo tendré en cuenta.
Ya nos veremos.
Adiós.

A las 8 de la mañana me encontraba en el jet privado de la empresa, dispuesta a viajar a Roma.
Fue un trayecto tranquilo de dos horas y media de duración.
Cuando llegue al aeropuerto me estaba esperando en la puerta un coche de la empresa, ,e preguntó si quería ir al hotel primero y le co testeo que prefería ir directa a la oficina, que alguien se ocupara de mis maletas y de ir al hotel.

Amigos con derecho (+18 )Where stories live. Discover now