CAPITULO 7. INDIGNACION

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Después del día de la gincana todo siguió como siempre, del trabajo a casa y de casa al trabajo alguna noche quedaba con  Bella y sus amigos, pero nada especial.

Una noche quedé con Gianmarco para ir al cine y nos pasamos toda la película metiéndonos mano y besándonos. Nos calentamos de tal manera que pasamos de ir a cenar y nos fuimos a mi casa directamente.

No habíamos entrado por la puerta cuando ya me estaba quitando el vestidito que llevaba puesto. Me azotó en el culo y me dijo que me fuera para mi cuarto.
Yo con una risilla picarona subí hacia arriba, quitándome por el camino un zapato, luego otro y por acabar las braguitas.
Gianmarco fue a la cocina no se a que, supongo que tendría sed. No tardo mucho en subir, yo ya estaba encima a de la cama esperándolo.
Vi que llevaba un bote de chocolate en la mano, eso me estaba gustando y un cubito en un vaso.
Me dijo que me iba a comer entera y eso provocó que me mojara al instante.
El ya estaba solo con los boxers y un bulto bastante prominente. Yo bromeando le pregunte que si llevaba el móvil ahí y me contestó que si que lo cogiera que me estaban llamando.

Eso me provocó mucha gracia y no paraba de reír, el se acercó y me dijo te hace gracia verdad, pues ahora nos reiremos los dos.
Cogio el cubito y se lo puso en la boca, me tumbó hacia arriba y paso su boca por mis pechos, estaba frío pero era agradable y muy excitante. Fue bajando por mi ombligo y el hielo se fue fundiendo. Saco su lengua y recogió todo el agua que iba cayendo.

Saco el bote de chocolate y me embadurno por puntos estratégicos, en un pezon, en el cuello, en el muslo y en mi monte de venus.
Lamió cada uno y de cada vez estaba más mojada y caliente, creía que iba a explotar. Dejó para el último el de mi monte de venus, cuando empezó a chupar no pude evitar gemir de placer.

- Creo que voy a estallar Gianmarco.
- Eso es preciosa córrete para mí.
Dicho y hecho, en ese preciso momento me corrí en su boca. Como me sentí satisfecha de lo que había pasado le dije que ahorabera mi turno. Que le haría lo mismo que el me había hecho a mí.

Dijo que no hacía falta, que estaba deseando follarme.
No puse mucha resistencia, me pareció raro que un hombre no quisiese que le hiciera sexo oral. Pero aquel no era el momento de averiguar el porqué.

Se sacó un preservativo del pantalón que estaba tirado en el suelo y se lo puso.
Me giro y me puso a cuatro patas, metió un dedo para ver si estaba lo suficiente mojada y me metió la polla con tal fuerza que me di con el cabecero de la cama. Le dije que estaba bien que no parara, y no lo hizo.cada vez iba más rápido y más duro. Me apretaba de las caderas con tanta fuerza que me hacía un poco de daño.

Se lo hice saber pero estaba tan excitado que ni siquiera me escuchaba, le grité un poco más fuerte de que aflojara  porque me hacia daño y me haría moratones, entonces el empezó a tocarme en el clitorix. Yo me volví a calentar ya que el agarre bajo de intensidad y volví a disfrutar de lo que estábamos haciendo.
Volví a correrme y poco después lo hizo el. Cayo encima de mi y me pregunto si me habia gustado.

Le dije que si, pero que me había agarrado demasiado fuerte. El se disculpó, dijo que había sido el calentón del momento y dijo que no volvería a pasar. Me besó y nos dormimos.

A la mañana siguiente fuimos a la oficina como cada mañana y fui directa a mi oficina, salude a Bella y me metí directa con unos papeles que tenía muy atrasados.

A las 9 de la mañana sonó la puerta me imaginé que era el chico con el café, le dije que pasara y cuando entro Vi que era el. Alexandro había vuelto.
Mi cara era puro asombro. Me dijo si podía pasar y le dije que si.
Le pregunté por su familia  y si iba todo bien y me contestó que ahora mejor

El me pregunto que tal yo y también le dije que bien.

Quedamos en que nos veríamos en la comida y se fue. Las piernas me temblaban, pensaba que se me había pasado el tema Alexandro. Pero a la vista está que no.

Amigos con derecho (+18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora