Episode 5

2.4K 286 164
                                    


Si fueras un canario...

Sábado, 11:18 a.m.

Nunca se despertaba tan temprano. Xiao Zhan parpadeó y desde donde estaba acostado en la cama, bajó la vista al piso, rememorando los días en los que encontraba socialmente aceptable saltarse todo el fin de semana en favor de dormir. Se tambaleaba hasta su casa los viernes por la noche después de "estudiar" con sus amigos, con suerte evitaba a sus padres, caía en su cama y enseguida quedaba inconsciente.

Xiao Zhan cerró sus ojos. Eran buenos tiempos.

No como ahora... los cambios en su comportamiento habían sido casi inmediatos. Repentinamente, la promesa de llegar a dormir no hacía nada por consolarlo, y cada vez con más frecuencia, se encontraba pasando las largas y oscuras noches dando vueltas en la cama y sólo los recuerdos de Yibo y su toque le hacían compañía.

Con ese pensamiento, Xiao Zhan suspiró y se movió, haciendo una mueca; le dolía su espalda. Había estado acostado así sin moverse, tieso como una tabla y Yibo había estado presionándose contra él por detrás desde el último par de horas; su cuerpo estaba empezando a protestar.

Sin embargo, Yibo parecía negarse a eso, incluso estando dormido. Cada vez que Xiao Zhan cambiaba de posición, el agarre que tenía Yibo sobre él se apretaba. Xiao Zhan rodó los ojos cuando pasó por cuarta vez; estaba comenzando a resultar ridículo.

—Te odio —rezongó, dejando caer su cabeza en la almohada, con un gesto disgustado.

Entonces, con un sobresalto, se levantó de la cama al escuchar que su celular comenzó a sonar. Fue en ese momento en el que Xiao Zhan se odió a sí mismo, alguien lo estaba llamando, y lo más probable es que fueran sus padres, preguntándose en dónde demonios estaba. Jadeó mientras el brazo de Yibo lo aplastaba y le echó un vistazo al suelo, localizó sus pantalones y la pantalla brillaba a través de su bolsillo.

Xiao Zhan boqueó, agarrando el brazo de Yibo con sus dos manos en un intento por quitárselo de encima.

—Ay por dios, déjame ir, hijo de puta —lo dijo en un susurro, en ese momento no le pudo importar menos si el otro lo escuchaba.

—¿Qué? —Xiao Zhan saltó cuando escuchó a Yibo hablar atrás de él, estaba adormilado y su voz sonaba ronca.

—Nada —dijo Xiao Zhan rápidamente, sus ojos se movían nerviosamente. Maldición—. Vuelve a dormir.

Lamiéndose sus labios mientras observaba al otro desde su posición sentada. El rostro de Yibo estaba flojo y todavía no abría los ojos, pero eventualmente sus labios formaron una sonrisa.

—No puedo —dijo, riéndose—. Uno de nosotros es un madrugador.

Xiao Zhan se le quedó viendo con ojos confundidos, hasta que sintió que Yibo se movió y su pene dio un golpecito contra su muslo.

—¡Dios! —Xiao Zhan chilló al ser repentinamente presionado contra el colchón, con Yibo encima de él, mirándolo con un hambre que empezó a reconocer. Los ojos de Xiao Zhan se ampliaron al mirarlo, intentando recordar cómo respirar.

Xiao Zhan estudió el rostro de Yibo por unos cuantos segundos mientras una chispa de humor cruzaba por sus ojos, el aspecto en su cara debió hacerle gracia. Y luego observó cuando su cara cambió y Yibo empezó a reírse.

—Relájate —le dijo Yibo, al rodar sobre su espalda.

Xiao Zhan pestañeó, frunciendo el ceño. ¿Cómo podría? Se preguntó, mirando de reojo al hombre que estaba acostado junto a él. Y luego su atención se enfocó otra vez en su celular, que había dejado de sonar.

Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora