Episode 24

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Lo único que Xiao Zhan podía reconocer al mirar a Xuan Lu, que estaba recostada rígidamente sobre la cama frente a él, era una vista nublada por las lágrimas y una mirada ausente. Estaba inmóvil, serena y lucía tranquila, a pesar de su piel amarillenta y sus ojeras de cansancio.

Tomó una de sus manos y se sorprendió por lo fría que estaba. Por unos segundos se quedó pensando en eso, sosteniendo su palma entre sus dos manos en un intento por calentarla con su afecto.

—Lo hiciste, mami —le dijo y sus propios labios se curvaron con una triste pero orgullosa sonrisa— Es Qi Yu... tuviste una bebita. Qi Yu es hermosa.

Contuvo un sollozo al decirlo, Qi Yu era la cosa más preciosa que Xiao Zhan hubiera visto. Se sentó a su lado en la cama y con cuidado le quitó un mechón de su rostro.

—Desearía que pudieras despertar para verla —comentó, echándole un vistazo al monitor de pulso que rastreaba perezosamente sus latidos—. Hiciste un buen trabajo, eres fuerte Xuan Lu.

Luego se rio.

—Estoy feliz de que haya sido una niña... porque ponerle mi nombre a un bebé es buscar problemas.

Sonrió y recordó el día en el que todos sus amigos se habían juntado para sugerir nombres de bebé. Habían hecho todo un evento, sentándose a tomar vino de copas refrenadas mientras escribían listas en sus laptops.

Por supuesto, Xuan Lu había enloquecido cuando Meng Zi Yi sugirió el nombre de Qi Yu, pero a pesar de los intentos persuasivos de Xiao Zhan, por alguna razón ella había insistido en llamar a su hijo como él, si fuera un niño.

Sin mencionar que el concepto era extraño o incómodo... nunca lo admitiría en voz alta, pero en realidad se sentía un poquito honrado por su insistencia.

—¿Xiao Zhan? —escuchó a alguien preguntar después de un momento de silencio.

Volteó su cabeza hacia la puerta y sus ojos se iluminaron instantáneamente al ver a Meng Zi Yi entrando para unírsele mientras ella miraba con cariño a su mejor amiga la cual estaba en estado de coma inducido.

—Creo que ya terminó el lío con Qi Yu. Ya podemos ir a verla. —le dijo, poniendo una mano afectuosa en su hombro. Sin pensarlo, Xiao Zhan asintió y cubrió la mano de Meng Zi Yi con la suya.

Encontraron al resto de sus amigos en el pasillo, quienes estaban sumisos, tomando café mientras intercambiaban miradas de orgullo, alivio o preocupación. Lo primero que Xiao Zhan divisó fue a su esposo, quien estaba inclinado contra la pared y lucía fuera de lugar. Yibo tenía sus brazos cruzados, la cabeza baja y su mandíbula se movía como siempre que estaba estresado. Al reconocer su lenguaje corporal, Xiao Zhan desvió la mirada inmediatamente hacia Yi Xuan y el hombre que estaba a su lado.

—Darren —saludó a su amigo, dándole un fuerte abrazo—. No te vi cuando llegué. Ha pasado tanto tiempo.

—Lo sé. —Darren se rio, quitándose su cabello liso del rostro cuando se separaron.

Darren también vivía en América, era el jefe de una importante corporación de directores de arte. Xiao Zhan estaba muy orgulloso.

Sin embargo, los ojos de Xiao Zhan parpadearon cuando notó cómo Yibo fulminaba con la mirada a Darren desde atrás. A su lado, Yi Xuan bajó la vista como si quisiera pretender no haberlo notado, pero Xiao Zhan pudo notar su pequeña y divertida sonrisa de burla, de todas formas.

Xiao Zhan asumió una expresión poco impresionada.

—Tranquilo, Wang —escuchó a Darren—. Estoy en una relación seria.

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