Episode 25

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Era extraño lo solitaria que podía parecer una casa cuando su única compañía para iluminar la noche era su propia presencia. Yibo ascendió las escaleras hacia su habitación de un humor oscuro, con pasos que pesaban como una piedra en el agua. Esa noche iba a estar solo... igual que las últimas noches. Hubiera podido sentirse irritado, de no ser por la pesada carcasa de su fatiga.

Caminó como si un cadáver dirigiera su cuerpo; sus extremidades colgaban de su pecho oprimido y su espalda dolorida. Sus pasos se suavizaron al pasar frente a la habitación de su hijo Si Zhui, como ya se le había hecho costumbre y casi se tomó el tiempo para asomarse antes de recordar de que su hijo seguía en la casa de los vecinos. De alguna forma, eso hizo que su corazón se apretara... incluso aunque la bebé de Xuan Lu había estado bien después de todo, el estrés de lo que hubiera podido pasar algo, sólo le hacía querer tener a Si Zhui tan cerca como fuera posible.

Sin embargo, era demasiado tarde y no tenía deseos de despertar a sus vecinos, quienes habían sido lo suficientemente amables como para hacerle el favor de cuidar a su hijo.

Cayó en la cama con un suspiro de cansancio, casi demasiado metido en sus pensamientos como para dejar que sus ojos se cerraran. Ni siquiera le importó la ropa que todavía cubría su cuerpo, ni la cama tendida debajo de él.

Había algo inapropiadamente provocativo murmurando dentro de su cabeza... sentía como si lo hubiera doblado en un ángulo incorrecto y ahora ya no tenía la habilidad de ver con claridad. Era una sensación inusual... era como enojo, pero también un poco parecido a la confusión o la tristeza. Era un sentimiento enfermizo que se había colado en su pecho y que revoloteaba ahí dentro con descuido incluso mientras él intentaba ignorarlo.

Aparentemente había perdido el control. Era desconcertante y poco grato, pero había dejado que su voz interior tomara el control. Era algo que normalmente le gustaba dejar encerrado en una caja dentro de su mente, pero esa noche, igual que hace unas horas, se había sentido amenazado y eso lo había llevado a abrir la cerradura.

Yibo liberó un suspiro de frustración por su nariz. En verdad deseaba que Xiao Zhan estuviera ahí, con él. Había tenido que dormir solo por casi una semana ya y extrañaba poder recostarse a su lado. A veces sólo para tener la oportunidad de verlo respirar... o ver cómo sus párpados se movían cuando soñaba.

Luego se preguntó cuándo se había vuelto así de dependiente de alguien. Dependiente de cualquier cosa, al parecer. Pero su dependencia debería dejarse de lado una noche más, ya que Xiao Zhan parecía decidido a quedarse en el hospital y Yibo tenía trabajo al día siguiente.

Dio vueltas en la cama mientras su mente se dejaba llevar por un sueño intranquilo. No tenía idea de lo que le esperaba en sus sueños.


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Yibo se sacudió en su sueño cuando un grito de terror sonó en sus oídos e involuntariamente se recostó sobre su espada. La oscuridad fue lo primero que su mente pudo registrar. Una aplastante masa negra, manchada de tinta y adherente, se pegó a su piel como una sanguijuela, jalando las capas y los vellos de ésta y doblando su cuerpo en formas aleatorias al alejarse.

Luego vino el olor. Había algo familiar adentrándose en su nariz, como un viejo perfume que solía usar. La nostalgia, cortante y detonante, lo llevaba hacia la reminiscencia de sus años de adolescente. Se mezclaba con el olor a sexo y el almizcle de las sábanas previamente lavadas mientras sus sentidos eran invadidos por una fuerte oleada que casi no supo cómo asimilar.

Asimismo un sabor extraño había comenzado a entrar por sus labios e intentó concentrarse en él... era un sabor rancio, aunque picante, como el escurridizo sabor que tenía la saliva cuando se marinaba con alcohol. Lamió sus labios, disgustado, al darse cuenta de que estaba intoxicado. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para concentrarse en ello y se sintió girar, buscando por la luz instintivamente incluso al parpadear en el abismo.

Dark SideWhere stories live. Discover now