Capítulo 14

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Ga Yi había tenido que partir en un viaje que duraría algunos meses. A pesar de que Yi En hubiese preferido que no lo hiciera al final sabía que era para conseguir algo mejor y más grande para ambos. El alfa solo necesitaba pedir el apoyo de las cabezas de las demás manadas, solo necesitaba dos más para poder cambiar la ley y la perspectiva sobre los omega por completo.

Yi En estaba contento. No era un niño pequeño que se descontrolaría solo porque su persona favorita no estaba cerca, o eso creía, pero con el pasar de los meses había empezado a sentir las repercusiones de la pequeña separación.

El sentimiento de soledad y de inseguridad crecía cada vez más en él. También había empezado a sentirse un poco más somnoliento e irritado. Lo atribuyó al estrés y la poca alimentación que recibía debido a que Jun, al no estar Ga Yi era quien daba las órdenes y había exigido la reducción de sus comidas a solo una por día.

Yi En sin embargo había logrado ganarse el cariño de varias de las omega que trabajaban en la cocina y ellas cada vez que podían le llevaban desayuno o algo ligero para cenar. Pero lamentablemente eso no era siempre. Él pensaba que eso era lo que lo hacía sentir mareado por las mañanas.

Los vómitos y los malestares aumentaron exponencialmente luego de los cuatro meses desde que Ga Yi había partido en su búsqueda de aliados para lograr sus planes. En todos esos meses su celo no había sucedido. Lo agradecía silenciosamente. Quien podría saber que tipo de cosa extraña le hubiese hecho esa mujer si llegaba a verlo estando totalmente nublado por el calor del celo y sin su alfa. Que su celo no llegara era algo tremendamente inusual, lo que lo hizo empezar a sospechar de que posiblemente estaba embarazado.

Cuando por fin notó como todas las señales apuntaban a que si lo estaba se sintió nervioso y con miedo, pero también burbujeaba en él la felicidad de saber que llevaba en su vientre el fruto del amor entre él y Ga Yi.

Aunque como siempre, no todo era color de rosa. Su mayor preocupación era Jun y lo que sucedería si descubría que él llevaba dentro suyo al único heredero para la posición de alfa. No dudaba de que ella sería capaz de hacer hasta lo imposible para que lo perdiera. Todos los días rogaba para que no lo notara, para que no se diera cuenta de la pequeña vida que estaba creciendo en él.

Yi En estaba echado en su cama, mirando el techo de su habitación mientras acariciaba delicadamente su vientre. Había sido prohibido de salir de su dormitorio desde hacía ya dos meses. Lo único que lograba hacer además de vomitar, dormir y llorar, era pintar. Lo distraía, pero solo lo hacía en las noches pues tenía miedo que si la loba se enteraba de su pasatiempo se lo quitaría.

La puerta de su habitación se abrió dando un golpe seco contra la pared. Yi En se tensó cubriendo con sus manos su pequeña pero ya abultada pancita.

— Levantate, omega — Dijo Jun con una voz fría, él suspiró y se levanto despacio, parándose a un lado de su cama — ¿Qué no sabes mostrar respeto y saludar?

— B-buenos días — Susurró

— Voy a hacer que cambien tus cobertores

— ¿Mis cobertores? — Se apuró a decir el pelinegro — Pero... ¿Por qué?

— ¿Crees que no sé que lo único que quieres es mantener el olor de MI MARIDO aquí? — Yi En guardó silencio y miró al piso mientras la mujer despotricaba contra él. Estaba tan cansado — No eres más que una pequeña puta. Eres un patético omega que no puede vivir sin el olor de un alfa. ¿Te crees mejor que yo? — No era eso, él no tenía la culpa de que el aroma de Ga Yi que estaba impregnado en sus sábanas y almohadas fuera lo único en el mundo que había evitado que colapsara con un ataque de nervios durante todos esos meses — Responde

Déjame Protegerte [ Markson || Omegaverse ] Where stories live. Discover now