II

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30/ 1/2005. Dos años desde la muerte de Alonzo.

El joven omega se encontraba encerrado en su cuarto. Tenía su daga en la mano y la hacía rodar en sus dedos, sentado en la orilla de la cama.

Hizo tronar su cuello.

La puerta fue golpeada dos veces.

— Adelante.

— Señor, ya están aquí. — dijo una de las mucamas cuando abrió la puerta.

— Enseguida bajo, Melissa. Gracias por informarme.

La joven omega inclinó su cabeza y volvió a cerrar la puerta.

Louis se levantó de su lugar. Acomodo la chaqueta del traje color azul que llevaba puesto esa noche.
Dejo a su fiel compañera sobre la cama y camino hasta la mesa de noche donde estaban sus plateados anillos con diamantes rojos incrustados. Se los colocó en los dedos anular y corazón, de su mano izquierda donde tenía tatuado el número 28 en honor a su difunto hermano.

El joven volvió hasta su daga, para acomodarla en la parte trasera del cinturón y esconderla bajo el traje.

Nunca salía sin ella.

Camino hasta la puerta, dónde dos de sus hombres lo esperaban. Los betas vestidos de etiqueta empezaron a caminar detrás de Louis cuando salió del cuarto. El omega avanzaba por el pasillo con su mentón en alto, su rostro de finos rasgos se mantenía serio. Su cuerpo recto, mostrando su firmeza.

Llegó hasta el comienzo de las grandes escaleras blancas, con la alfombra color carmesí y sus barandillas doradas con diseños y al final de cada una de estás había una pequeña estatua hecha en mármol de dos leones

Todos sus invitados esperaban abajo; gente de la alta sociedad de Belial y del mundo. Todos alfas hijos de puta y corruptos, que esperaban por Louis para cerrar contratos.
Vestidos con trajes lujosos y caros. Con pobres omegas que exponían como si se tratase de un objeto, de almas podridas y negras por sus pecados. Hombres que Louis prefería tener de aliados aunque los quisiera a todos ardiendo en el infierno.

Los músicos dejaron de tocar cuando el omega empezó a bajar las escaleras. Todos cortaron con sus charlas para mirar a Louis, quien siquiera le prestaba atención.
Sus dos fieles hombres miraban a todos lados en busca de peligro. El omega llegó al final, quedando parado en el último peldaño. Hizo una corta reverencia en señal a sus invitados, siendo recibo por aplausos.

Su amigo salió entre la multitud. Para colocarse justo frente a Louis.

Liam le ofreció su brazo.

El alfa llevaba un traje completamente blanco, con una corbata en tono azúl marino. Como todos los que pertenecían a la mafia Tomlinson. Su larga y sedosa cabellera estaba perfectamente peinada hacía atrás.

Louis coloco su mano en el bíceps del brazo derecho de Liam, quien lo ayudo a bajar el último escalón.

— Mis queridos invitado. Tengo el honor de pasar esta hermosa velada con ustedes, dónde espero que se sientan como en casa. — recibió otros aplausos — Espero que todos se diviertan en la fiesta de Zaffiro [zafiro] In onore del mio bisnonno [en honor a mi bisabuelo] quien fue el primero en llegar a Belial.

La orquesta comenzó a tocar nuevamente cuando Louis termino el discurso.

La fiesta de Zafiro o mejor conocida como Gala di zaffiro [la gala de Zafiro] era una celebración anual que se hacía desde que Los primeros Tomlinson llegaron a la ciudad. Un evento que ayudo a la familia a crecer notablemente. Dónde todos bebían y comían, escuchado a los mejores músicos.
Aunque todo era una capa que cubría las verdaderas intenciones del evento anual.
En realidad todo era organizado con la intención de saber en quienes podían confiar y quienes no. Firmaban contratos o hacían alianzas con personas más poderosas para que la mafia siguiera creciendo. Algunos de los invitados eran traficantes de diamantes, dueños de bancos o empresas. Todo para que pareciera un simple evento de personas poderosas, sin estar relacionadas a la corrupción.
La forma más correcta que existían para engañar a la ley.

Cittá Divisa: 𝕭𝖊𝖑𝖎𝖆𝖑 |Larry|Where stories live. Discover now