XXI

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Un joven de ojos azules y un joven de ojos verdes estaban pasando por una complicada situación, algo que debían arreglar pronto antes que las cosas empeoren para ellos. Los dos estaban pasando por el mismo "inconveniente" solo con diferentes puntos de vista; para uno representaba angustia, frustración y una carga, y para el otro representaba tristeza, sufriendo.

Louis había despertado esa mañana con una gran ilusión asentándose en su pecho. Rápidamente se llevó la mano a su clavícula para rozar con sus dedos la piel de esa zona.

Estiró la tela de la playera que llevaba puesta y pudo ver cómo aquella tortura seguía ahí.
La sangre se le congeló, su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse rápidamente.

Tenía miedo.

Mucho miedo.

Se levantó de la cama con velocidad mientras sus ojos empezaban a cristalizarse, llenándose de lágrimas de desesperación. Se las limpió de un manotazo cuando llegó a la puerta de su cuarto.
Pero algo más le estaba pasando debido a que su cuerpo no sentía ese agonizante frío y aquel sufrimiento. No, no sentía nada de aquello. Su mano con temblores giró la perilla pero apenas dió un paso fuera de su refugio unos fuertes brazos lo levantaron del suelo.

El menor ni siquiera le importó que fuera Harry quien estaba ahí. Aquel alfa que literalmente había pasado la noche en vela fuera de su habitación, el cual estaba agonizando al igual que Louis por la tormenta de emociones que estaba azotando a ambos.

Louis lloro con más intensidad cuando sintió aquellas gentiles manos acariciar su espalda con delicadeza.

Su cuerpo reaccionó enseguida a la cercanía de Harry, a su toque mágico, a ese aroma a bosque que lo envolvía, a su calidez.

A él.

Cerro sus ojos y recargo su cabeza en el pecho del mayor, aun llorando. Negaba con su cabeza y sollozaba por todo lo que estaba ocurriendo.

— Shh... tranquilo Lou — susurro Harry cuando el omega lo rodeo con sus pequeños brazos aumentando su llanto. — Tranquilo bonito.

El alfa se estaba muriendo por la desesperación de no poder consolarlo. Pero ahora lo tenía entre sus brazos, dónde nada ni nadie podía dañarlo.

Pasaron unos largos segundos en los que Louis lloraba y Harry también por no poder lograr calmarlo. Ambos afligidos por ese insoportable sentimiento, que generaba desesperación y un enorme vacío en el sus pechos.

— ¿Por qué aun sigue? ¿Por qué todavía la tengo? Se-se su-pone que hoy ya no estaría.— sollozo — Se supone que mi cuerpo la borraría por completo. Pero sigue aquí ¿Por qué?

El mayor sabía la respuesta, sabía porque esa marca seguía en la piel de su omega: Porque era suyo, porque ellos estaban destinados; eran almas gemelas, pares, iguales. Y el termino favorito de Harry: compañeros de vida.

Cuando Valentino le contó todo lo que en verdad estaba sucediendo entre ellos y porque él fue capaz de encontrarlo y sentir su dolor se quedó en estado de shock, procesando tal información.
Había sido difícil asimilar que la persona que ahora sostenía entre sus brazos era su alma gemela. Sin embargo, no le molestaba porque él estaba enamorado de Louis, mucho antes que todo eso pasará, pero el sentimiento no era mutuo.

Prefirió no responder a su pregunta, solo abrazarlo y transmitirle tranquilidad.

— Esto es mucho para mí... me duele — dijo el menor, ahogando un sollozo — Me siento inservible...

— Shh. No digas eso, cariño ¿Si? Tu no eres inservible, Lou y la marca tampoco lo hace — susurro contra su cabello sin dejar de acariciarlo. — Necesitas calmarte y que hablemos de esto. Se que es difícil... pero así no solucionaremos las cosas — lo alejo de su pecho para poder mirarlo. Puso ambas manos en cada lado de su frío rostro, sacando las lágrimas. Louis tenía sus preciosos ojos hinchados y rojizos, la barbilla le temblaba levemente al igual que su labio inferior que sobresalía apenas.

Cittá Divisa: 𝕭𝖊𝖑𝖎𝖆𝖑 |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora